
©Riccardo Tosetto
Riccardo Tosetto, patrón italiano inscrito en el Global Solo Challenge 2023-2024, ha optado por completar su clasificación de 2000 millas navegando a bordo de su Class 40 Obportus durante el traslado desde Trieste hasta A Coruña.
Riccardo, aún activo profesionalmente como patrón de barco de alquiler, necesitó optimizar su agenda para concordar esta ruta de clasificación con los organizadores. Inició su viaje el 17 de mayo y llegó a A Coruña el 5 de junio. Allí, su pareja Valeria se unió a él para disfrutar de una semana romántica… de trabajo en el barco. A pesar de las condiciones climáticas desafiantes y la tensión asociada con la restricciones de tiempo, la travesía transcurrió sin contratiempos.
«Estoy muy satisfecho desde el punto de vista técnico porque el barco navega muy bien, por lo que pude comprobar todas las modificaciones efectuadas durante el refit llevado a cabo este invierno. Aunque el clima no siempre jugó a mi favor, me permitió conocer mejor el barco antes de la circunnavegación. En total, navegué 2820 millas, haciendo una parada en Estepona antes de llegar a A Coruña. Fue un entrenamiento magnífico para la GSC.»
Tosetto salió de Trieste con una Bora moderada, bordeando rápidamente Istria bajo condiciones climáticas serenas. Cuando llegó al Quarnaro, la Bora se intensificó, alcanzando ráfagas de entre 30 y 35 nudos, lo que le obligó a reducir las velas. Durante esta fase de la travesía, Obportus alcanzó altas velocidades, especialmente cerca de las Islas Coronadas en Croacia.

«La primera noche en el Quarnaro, con vientos de 30/35 nudos, fue un comienzo desafiante, ya que acababa de salir y el barco acababa de ser botado. Todo era nuevo y estaba ansioso por comprobar que todo funcionara correctamente. No siempre resulta sencillo inspeccionar el equipo por la noche.»
Más tarde, el viento se mantuvo constante, alrededor de los 15/20 nudos del noreste, hasta que alcancé las islas Tremiti. Mientras navegaba en dirección a Santa Maria di Leuca, el viento empezó a amainar. En el sur de la costa apuliana, Riccardo y Obportus quedaron varados en un área de calma que duró todo un día.
«Después de pasar la punta de Apulia, en el sur de Italia, nos topamos con un sistema de baja presión. Fue una situación dificil, ya que el viento inicialmente venía del sureste, pero luego roló e intensificó desde el noreste. Así, me encontré lidiando con mares cruzados, con olas que aún venían del sur y el viento soplando en dirección contraria. A pesar de dar golpes, el barco consegúia navegar y surfear a una buena velocidad. Estas condiciones me permitieron llegar rápidamente al Estrecho de Messina.»
Riccardo navegó con vientos muy ligeros a lo largo de la costa siciliana y recuerda este momento como «una agonía». Una vez pasada Sicilia, Obportus fue impulsado por un agradable viento del este-sureste, que luego se estabilizó desde el este.
«Icé el gran spinnaker alrededor de las Islas Egadi, en el oeste de Sicilia, y lo arrié cerca de las Islas Baleares. Cubrimos 230 millas en 24 horas, con un promedio de casi 10 nudos, ¡una gran velocidad!», relata Riccardo, entusiasmado con esa agradable navegación.
En su ruta cerca de la costa siciliana, Riccardo también se cruzó con el Ocean Sentinel, una embarcación de la Unión Europea encargada de misiones de monitoreo, control y vigilancia pesquera. El Ocean Sentinel asegura una pesca responsable y regular en las costas y además brinda apoyo a los pescadores malteses y gozitanos para mejorar el acceso a pescado fresco a precios más sostenibles.
Al acercarse a Cartagena, en el sur de España, el Mar de Alborán «recibió» a Riccardo y a Obportus con vientos de proa todo el camino hasta Estepona. Tuvieron que realizar muchas viradas para navegar cerca de la costa y así evitar lo peor del estado agitado del mar. Superados estos desafíos, Riccardo y Obportus finalmente llegaron a Estepona, completando así las 2000 millas necesarias para clasificarse en el Global Solo Challenge.
Estepona fue una parada estratégica, pero no para descansar. «Contacté con la organización para verificar si mi calificación era válida y me confirmaron que podía detenerme, si lo quería. No necesitaba tomar un descanso, pero sentía mucha inquietud por los recientes ataques de orcas cerca de Gibraltar. Apenas cuatro días antes, un barco había sufrido un ataque, su timón había sido destruido por completo por las orcas, y casi se hunde. Me habían dicho que, en caso de un ataque de orcas, podría arrojar arena para ahuyentarlas. Aunque dudaba de la eficacia de este método, opté por detenerme y recoger un cubo de arena, en caso de que necesitara usarlo».
Como todos los barcos de la clase 40, Obportus está equipado con dos timones alojados en un compartimento estanco independiente. En caso de que las orcas dañaran uno de los timones, el agua no inundaría la embarcación. A diferencia de los barcos tradicionales, donde el daño al timón podría casuar el hundimiento, este tipo de montaje ofrece una mayor seguridad y estabilidad en posibles situaciones de colisión con animales marinos u objetos flotantes.
«Despues de dejar Estepona, en el sur de España, proseguimos la navegación con viento del este. Al principio, cubrimos unas 25 millas con vientos de través y pasamos Gibraltar. Posteriormente, durante el cruce del estrecho, el viento incrementó a alrededor de 20/25 nudos. Fue un tramo un poco largo, de unas 15 millas, en el que tuve que hacer muchas maniobras y en el que experimenté un alto nivel de estrés debido al intenso tráfico marítimo.»
Posteriormente, Riccardo pasó las legendarias Columnas de Hércules y se adentró en el Océano Atlántico. El viento disminuyó pero siguió siendo desfavorable. En constante alerta ante la posible aparición de orcas, el patrón se alarmó mucho al avistar unas aletas a lo lejos: «Resultaron ser delfines, lo que me proporcionó un gran alivio. Pero yo estaba ahí, con mi cubo de arena preparado… Me pregunto si realmente funciona?»
Tosetto siguió navegando de ceñida, virando en dirección al Algarve, en el sur de Portugal. En esta zona, la probabilidad de encuentros con orcas se reduce y la navegación se torna más tranquila.
A lo largo de su recorrido por la costa de Portugal, Obportus se enfrentó a un viento del norte estable de 10/15 nudos, así navegando de ceñida toda la travesía hasta Cabo Finisterre.
«A lo largo de la calificación y el traslado, realmente pude experimentar toda una gama de condiciones meteorológicas. La última noche antes de llegar a A Coruña, estuve sumergido en la niebla. Una niebla espesa y densa que me mantuvo en vela toda la noche, revisando constantemente el radar. Creo que es una de las condiciones más complejas. Al amanecer, la niebla se disipó y al mediodía, Obportus estaba amarrado en Marina Coruña. Obportus, cuyo nombre remonta a los primeros armadores y significa regresar a puerto seguro, hizo honor a su nombre», explicó el capitán.

Gracias a lo observado durante la calificación, Riccardo tiene en mente implementar ciertas mejoras a bordo del Obportus. Entre las modificaciones contempladas, se encuentra una nueva vela mayor que reemplazará a la actual, mostrando ya signos de desgaste; se buscará optimizar el confort del patrón, sobre todo en la zona donde planea descansar; y se reorganizará el equipo y las velas para simplificar las maniobras. Estos ajustes contribuirán a incrementar la eficiencia y comodidad del Obportus para futuras aventuras.
«Durante la calificación no tuve que enfrentarme a problemas graves ni a averías. El cavo de dyneema que une la botavara con la escota de la mayor se cortó por haber quedado atrapada en el gratil de la vela; el punto de unión del alargador de la barra del timón que tenía que haber cambiado se rompió y un tapón de lastre necesita ser sellado de nuevo. Son detalles menores: lo crucial es aprender de los errores y llevar a cabo el correcto mantenimiento de todo el equipo, sobre todo ante la desafiante travesía que se avecina.»
En líneas generales, Tosetto observó que cambiar y manjear las velas resulta facil y seguro, excepto por la vela mayor, que requiere alguna mejorar ya que resulta algo dificil de izar.
Para Riccardo la calificación fue «un momento de gran emoción y adrenalina. Sentí una gran ‘euforia’ al regresar al mar, aunque también me sentía tenso y preocupado porque, por mis compromisos laborales, no podía permitirme ningún retraso ni fallo.»
«Recorrí unas 3000 millas, lo que resultó un buen entrenamiento para la gestión del sueño. En términos generales, gestioné bien el sueño, a excepción de algunos tramos clave, como el Estrecho de Gibraltar y la última noche envuelta en niebla antes de llegar a A Coruña, que fueron particularmente difíciles.»
«Conseguí dormir adecuadamente en ciclos regulares, y gestioné bien los contratiempos cuando fue necesario, aunque tendré que mejorar mi dieta. No había programado comidas regulares y a veces sentí una disminución de la energía. Espero sinceramente que el tráfico en el océano sea diferente al del Mediterráneo, dado que a veces parecía estar en una autopista.»
El patrón italiano supo manejar bien la soledad, también gracias a la posibilidad de comunicarse regularmente con tierra. «Un mensaje, el intercambio de unas pocas palabras, te hace sentir cerca de aquellos que valoran tu esfuerzo y te aprecian. Es un aspecto que consideraré para la vuelta al mundo. Para la calificación, no activamos los teléfonos satelitales para contener los costes. Durante el GSC, se dispondrá de todos los medios para seguir mi travesía a distancia y garantizar una comunicación regular. Estuve tres días sin poder comunicarme frente a la costa de Portugal y mi padre lo echó en falta.»

Riccardo compartió algunas anécdotas interesantes de su travesía: «Tuve la compañía de tres pequeños pájaros durante diferentes etapas del viaje. Uno se unió a mí en el Adriático y permaneció a mi lado durante un largo periodo. Juntos hicimos el trayecto desde Cerdeña hasta las Islas Baleares. El tercer amigo emplumado me encontró en Portugal. Logré capturar algunos momentos hermosos en fotos e incluso tuve la oportunidad de tenerlos en mis manos. Su compañía fue un grato interludio en la travesía.»
Después de una intensa semana de trabajo en A Coruña, Riccardo, con la ayuda de su pareja Valeria, dejó el Obportus en condiciones inmejorables. Ahora, la próxima cita importante será en octubre, para los últimos preparativos antes de la salida del Global Solo Challenge, el evento que convertirá su tan soñada travesía en una realidad.