
La mar siempre nos puede sorprender con situaciones inesperadas que antes de largar amarras ni se nos pasarían por la cabeza. Cualquier navegante antes de zarpar se hace una idea de las posibles circunstancias adversas que puede encontrar en su singladura, preparándose ellos y sus barcos para las situaciones difíciles que creen podrían suceder a lo largo de su navegación. De normal uno tiende a pensar en el viento, en la mar, en los otros barcos, en los temporales, en posibles fallos o averías…

Pero últimamente, y parece ser que cada vez más a menudo, están ocurriendo incidentes con la fauna marina, algo que hace años ni siquiera entraba en nuestras mentes, es más, cuando había avistamientos de animales marinos, ya fueran delfines, ballenas, cachalotes, tortugas, focas o cualquier otra forma de vida en la mar, era objeto de regocijo y placer. Es evidente que sigue y seguirá siéndolo, pero el comportamiento que están teniendo últimamente en ciertas aguas las orcas, con reiterativos “ataques” a embarcaciones, especialmente en veleros de un tamaño mediano, está llenando de inquietud a los navegantes que se van a aventurar por esas zonas, las preguntas serian: ¿Por qué está pasando esto?, ¿Qué daños puede sufrir mi barco y mi tripulación?, ¿Cómo puedo evitarlo o prevenirlo?
La primera puede que sea la más difícil de contestar, quizás el aumento casi exponencial de veleros en los últimos años, el importante incremento de contaminación acústica en frecuencias utilizadas por nosotros y por estos animales, la escasez de pescado en la mar, nuestra intromisión en su territorio de caza, nuestro comportamiento para con ellas, no se…quizás todo son quizás…
Habiendo multitud de conjeturas, de teorías y como no, de opiniones, sería demasiado extenso intentar aglutinar las diferentes “versiones” que hay, siendo más adecuado dejar el porqué de esta manera de actuar de las orcas a los científicos.
En lo que si nos podemos centrar, porque existen numerosas experiencias vividas y grabadas por navegantes que han sufrido dichos “ataques”, es en los daños que han sufrido los barcos, unos en mayor medida con desperfectos importantes y otros con mayor fortuna y daños menores. Personalmente, en las numerosas ocasiones que me he encontrado con estos animales, siempre me han respetado. Yo he seguido a mi rumbo y a mi velocidad, sin hacer nada más allá que observarlos y regocijarme en su belleza y elegancia, no es el caso de todos….
Lo que sí parece un denominador común es la zona del barco que suelen “atacar”, normalmente se centran en las palas de timón, ya sean una o dos. Parece ser que, por el motivo que sea, les atraen y es evidente que, siendo el sistema de gobierno, la pérdida del mismo puede llevarnos a situaciones delicadas al no poder gobernar nuestro barco y quedarnos a la deriva, además de las posibles vías de agua que nos puede producir en la timonería y en sus aledaños, dependiendo del diseño de la mecha del timón de la limera y de cómo este estructurado cada barco en concreto. Por fortuna esta zona es una de las más sólidas del mismo, con lo cual los daños suelen quedarse en la pérdida total o parcial de el/los timones, circunstancia muy peligrosa y más, si cabe, si nos sucede cerca de costa con mucho tráfico de barcos y en zona de corrientes fuertes como puede ser el estrecho de Gibraltar que, junto con la costa gaditana, la portuguesa y la gallega, es donde más interacciones de orcas se han dado en los últimos tiempos, o al menos que se hayan reportado. Estas situaciones se dan tanto de día como de noche según los testimonios de los barcos que se han visto implicados.
Lo que debe ser evidente es la congoja que se tiene que sentir al ver como las orcas se dedican a “juguetear” con tu barco, siendo animales que pueden llegar a los 9 metros de longitud, las 5 toneladas y moverse a velocidades de 30 nudos, y no saber exactamente hasta donde pueden llegar los daños que puedan ocasionar… no debe de ser una situación agradable y debe generar un grado de temor importante…
El cómo evitarlo o prevenirlo es algo que me imagino muchos navegantes se estarán preguntando. Como en el caso del “por qué”, también hay muchas teorías, entre ellas algunas de barcos que encontrándose en la situación han hecho ciertas maniobras que parecen haber tenido resultados positivos. La que más se lee últimamente en páginas como “Orca attack reporting”, es la de poner la maquina en reversa y hacer marcha atrás en círculos según las condiciones que la mar y el viento permitan. No obstante, las autoridades recomiendan arriar velas, parar la máquina, desconectar las sondas, poner el timón a la vía, permanecer en la bañera, no lanzarles nada, ni increparlas o intentar alejarlas del barco con bicheros, arpones o cualquier otro objeto. También existe información sobre el uso de “Pingers” que normalmente se utilizan en ciertas redes de pesca para evitar que los delfines o cetáceos se enreden en ellas, no sé, hay muchas opiniones sobre lo que se tiene que hacer o no hacer y que es lo correcto o incorrecto, sin saber si funcionará o no…
En el caso de los Imoca, por ejemplo, se llevan estudiando y probando dos sistemas más enfocados a evitar colisionar con ballenas, cetáceos u objetos flotantes no identificados (OFNI), que para impedir un “ataque” de orcas. Uno de ellos es conocido como el “WHALE SHIELD” básicamente es la instalación de un “Pinger” en la parte delantera del bulbo a una profundidad de 4,50 metros, que emite frecuencias, que se supone alejaran a los cetáceos.
Los “Pingers” son emisores de frecuencias con emisiones de menos de 150 db y en el rango de medias a altas (de 2,5 a 109 khz) y con armónicos mucho más altos bajo el agua, los cetáceos experimentan dolor (dependiendo de la especie, la edad y el estado de salud) cuando se superan los 20 khz y tienen efecto repulsivo entre los 30 y 160 khz.
El otro sistema que se probó en los Imoca es “OSCAR” (Sistema Óptico para Cognición y Rango) y está disponible ya en el mercado náutico. Es el primer sistema asistido por inteligencia artificial y avisa de objetos flotantes en nuestro rumbo, tanto de día como de noche, utilizando cámaras térmicas y ópticas y en principio avisa de objetos que no podrían “verse” en el radar o en el sonar.
Todas estas pruebas se realizaron más en aras de evitar colisiones en la mar que en repeler las interacciones con las orcas, no obstante, en el caso de los “Pingers” podría ser una de las “soluciones” al problema de estas.
En eventos como la Global Solo Challenge (GSC), los participantes solo pasaran por zonas ”calientes” de “ataque” de orcas al principio y al final de su singladura, en las costas gallegas y portuguesas, siendo quizás en una vuelta al mundo como esta, mas importante el problema de las colisiones con “OFNI” que las orcas en sí, aunque el uso de ambos sistemas, en caso de llevarlos, les podría ayudar llegado el momento.
Previsión, información, buen hacer marinero, material y recambios para poder hacer reparaciones a bordo, poder fabricar un timón de respeto, tapar pequeñas vías de agua y muchas otras maniobras de fortuna es algo que deberíamos poder y saber hacer con orcas o sin ellas….. no ser aprensivo y seguir navegando con tranquilidad, no todos los veleros que navegan por esas aguas son “atacados”.