

El cronista Diego Muñoz Camargo escribió sobre ella: «se mostró valerosamente haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo, que excedía al esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animoso que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto»También los cronistas Bernal Díaz del Castillo, Juan de Torquemada y Francisco Cervantes de Salazar mencionaron a esta soldado, que a ratos se dedicaba al cuidado de heridos y enfermos Francisco Cervantes de Salazar recuerda que María de Estrada siguió a Hernán Cortés cuando este quiso dejarla descansando en Tlaxcala tras la mortífera «Noche Triste», en la que murieron muchos españoles e indígenas aliados Cortés la recompensó con las ciudades de Tetela del Volcán, Nepopualco (que pasó a ser un barrio de Tetela) y Hueyapan de las que fue encomendera. Los cronistas cuentan que «rica y reconocida peleó hasta el final» y no dudó en protestar incluso ante el rey Carlos I por hacerle pagar demasiados impuestos. Después de que su primer marido muriera, se casó con Alonso Martín Partidor y juntos participaron en la fundación de lo que hoy es la Ciudad de Puebla de los Ángeles Entre sus hazañas se destaca que logró la conquista del Pueblo de Tetela del Volcán, participar en la lucha de Otumba y vencer en un mano a mano a Pánfilo Narváez.
Murió cerca de los 40 años por cólera y fue enterrada en la Catedral de Puebla aunque se desconoce su paradero pues en remodelaciones de la Catedral se perdieron sus restos.
