REDACCION. Marian Lacalle. 12 Mayo 2021.- Este pasado fin de semana asistimos en la provincia de Cádiz, a un tentadero a manos del matador “El Arqueño” en la Ganadería “Cebada Gago”, nombre que recibe al pertenecer a los herederos de D. José Cebada Gago.
Esta Ganadería perteneciente a la Unión de Criadores de Toros de Lidia, adquirió su antigüedad tras lidiar una corrida completa en Madrid en 1964. Muy apreciada por el mundo del toro, es tremendamente conocida en Pamplona, donde ya pertenece a la historia de Los San Fermines, por protagonizar el encierro más peligroso desde 1985.
El Arqueño comenzó en el mundo del toro de la mano del Maestro “Espartaco”, con quién entrenaba; debutó con picadores en Magescq, Francia, el 3 de Noviembre de 2001 y tomó la alternativa en Arcos de La Frontera, de ahí su nombre.
El matador de toros Manuel Barea “El Arqueño” tentó dos toros de desigual juego; el primero, un toro negro bajo de agujas, de manos cortas, buen cuello y una cara muy torera, como se dice en el argot taurino. El viento impidió un mayor lucimiento con el capote, pero aún así, el Arqueño deleitó a los asistentes con un ramillete de verónicas rematadas con una media de un regusto especial.
En el caballo fue bravo y empujó metiendo los riñones.
Manuel le brindó la faena de muleta a Doña María viuda de D. Jacinto Cosa, quien en su día ayudó generosamente al matador.
Los primeros pases con la muleta fueron con la pierna flexionada y conduciendo por abajo la brava embestida del Cebada, sacándolo hasta el centro de la plaza a pesar del vendaval que por momentos golpeaba con fuerza.
Le dio distancia, lo citó con la derecha arrancándose con Alegría le enjaretó tres series de derechazos, la mayoría en redondo echándose el toro detrás de la cadera, que fueron jaleadas por los asistentes.
Con la izquierda a pesar de la dificultad para dominar la tela, también surgieron embestidas y naturales de muchísimos quilates. Los ganaderos en ese momento decidieron dejarlo para semental y se lo comunicaron a Manuel quien acto seguido con otra serie de adornos muy toreros lo acercó a la puerta por la cual pasó directamente a la manga de manejo para ser curado inmediatamente y tras recuperarse será futuro semental de la casa, asegurándose así vivir a cuerpo de rey hasta el fin de sus días. Momento inolvidable para todos los que estábamos allí.
A esas alturas de la mañana las condiciones meteorológicas eran aún peores, ya que a las tremendas rachas de viento se le unían unas nubes que amenazaban muy cerca. Se dio suelta al segundo toro, que lo único que tenía en común con su hermano era el pelo negro y el hierro de la ganadería. Este era más descarado de pitones, alto de cruz y largo de manos. Ya en el recibo de capote apretó hacia dentro con la cara a media altura y echando las manos por delante. Tomó un único puyazo.
Este toro se lo brindó a D. Fernando Rodríguez, también ganadero de bravo, propietario de Ganadería La Condesa en el Andévalo onubense.
En este segundo pudimos ver la faceta más técnica del toreo de Manuel, quien con su poderosa muleta corrigió las embestidas del animal hasta meterse en su terreno con un toreo de cercanías, estando muy por encima del toro y demostrando una vez más, que incluso en las circunstancias más extremas, el Arqueño es capaz de triunfar a base de entrega y corazón.
En resumen, una gran mañana de toreo y de bravura culminada con el indulto de un toro, que quedará como semental y todo ello a pesar de que Eolo tampoco se lo quiso perder.