Suite Información. Pedro Ignacio Altamirano. 18 febrero 2024. La patética Republica Saharaui Árabes Democrática “RASD” nunca existió como tal. Ya lo he explicado en varias ocasiones no cumple con los requisitos para ello: No tiene territorio reconocido propio, no tiene un gobierno elegido en referendo democrático y no es reconocido por las Naciones Unidas.
Es importante resaltar que no representan a ningún pueblo saharaui, ya que no existe como tal. Existen tribus autóctonas saharauis que es muy distinto. Las tribus autóctonas sólo se representa a sí mismas y, en todo caso, como ocurre con las tribus autóctonas saharauis marroquíes, juran lealtad a quien decide la asamblea. Ese es el caso de las marroquíes que lo hacen, desde hace siglos a los sultanes y reyes de Marruecos.
RASD un grave ejemplo de totalitarismo y genocidio
Nada es por tanto la RASD y mucho menos su brazo armado e impulsor, la conocida por sus actitudes totalitarias y genocidas banda armada del Frente Polisario. Un invento argelino convertido por los dirigentes de la banda, envejecidos y podridos en la moral y ética. Un instrumento que ha convertido a las personas secuestradas en los campos de concentración de Tinduf en un circo de tres pistas de la pobreza, para enriquecer a generales argelinos, y los jefes de la banda. Una vergüenza de proporciones sólo comparables con Hitler o Stalin.
Comenzaron una guerra que no ganaron y el 1991 se llegó a un alto el fuego. Desde entonces la RASD y el POLISARIO se han dedicado a robar dinero de las ayudas internaciones, de la buena fe de las familias españolas con el impresentable programa de “Vacaciones en Paz” y gastar inmensas cantidades de dineros en armas, y en indecentes programas para usar a niños como soldados y niñas como esclavas sexuales.
La Cigarra y la hormiga
Mientras los de la RASD como en el cuento de la cigarra y la hormiga, hacían de cigarra y tumbados al sol sin importarles nada más que manipular, explotar a niños, y robar el dinero de los demás para vivir como dioses, otros, como el Reino de Marruecos y personas de todo el mundo comprometidas con la verdad trabajaban, como las hormigas de cuento, de forma paciente e infatigable para que triunfe la paz y la verdad para liberar a los secuestrados.
Se puede mentir a una persona por toda una vida, y a muchas personas durante un periodo de tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo toda la vida. Eso es lo que la ha ocurrido a los POLISARIOS con su fantasmagórica RASD. Han mentido y manipulado tanto a tanta gente, que esa actitud de prepotencia y cigarra al sol es la que la ha llevado al estado de putrefacción en el que se encuentra en la actualidad.
La descomposición de las RASD
Las madres de acogida del programa “Vacaciones en Paz” ya han comenzado a denunciar las irregularidades y las mentiras del programa, y cada vez es más insostenible la situación. Muchas de las ayudas de las administraciones, cansadas de su mal uso, comienzan a cortarlas. El Estado Español ya recomienda de forma oficial que no se viaje a los campamentos de Tinduf por su inseguridad. Las Naciones Unidas ya no para de pedir explicaciones a la RASD sobre el uso de las ayudas, que explique la negativa a desarrollar un censo de la población de los campamentos, al mismo tiempo que crecen los países que apoyan la solución autonómica propuesta por SM Mohammed VI.
La falta de ética moral demostrada por la banda como el aprovechar el genocidio de Gaza para hacer un llamamiento en Sevilla a comparar Gaza con Tinduf, y el vergonzoso comunicado de la Embajada de Irlanda en Marruecos, desmintiendo lo que el genocida del tal alias Brahim Ghali en su visita a la Republica Irlandesa, es la última prueba de la desesperación de la RASD por su supervivencia.
Los monstruos no saben morir con dignidad, sólo saben morir ocasionando todo el daño posible sin importarles nada más como bien retrato el inmortal pintor español Francisco de Goya en su obra “Saturno devorando a su hijo”. Ese será el triste fin de la banda y de la RASD cuando nada les quede, devorar a sus propios hijos para seguir viviendo un solo día mas.


