Manuel Recio Abad. Suite Información.- El silencio cómplice y la información pagada inveraz convierten a las democracias en las peores dictaduras. De ambas realidades han dado suficientes muestras las instituciones del Estado, muchos medios de comunicación y ciertos tribunales.
Mientras los perseguidos servicios de investigación e inteligencia están que echan humo, el espantado ciudadano siente y sufre los empujones de colocación en uno de los dos grandes rebaños que de forma ladina y torticera han creado los dirigentes socialistas, comunistas, progresistas o como se llamen. O estás conmigo o estás contra mi. O eres progresista (sic) o perteneces a la peor extrema derecha franquista y reaccionaria, tan peligrosa y dañina como la toxina botulínica de una democracia hoy de pandereta inducida por la izquierda ideológica y el mangazo.
El daño reputacional, si alguna vez atesoraron esta cualidad, que sufren los partidos tutores que como estacas soportan derecho a un gobierno corrompido, auguran un daño electoral indiscutible para ellos. Quien con niños se acuesta mojado amanece. No conviene confiar el manejo de los negocios a personas ineptas o de poco seso, pues seguramente no obtendrá beneficio alguno. Ese fue el fallo desde el inicio: confiar en los integrantes de la banda del Peugeot.
La progresía no está por apoyar a corruptos y es por eso por lo que no quieren someterse al veredicto de las urnas. ¿Quién les votó y hoy no lo hace también es facha?
Mientras, se suceden noticias como estas de fabricación onírica: “Koldo es un topo de la Guardia Civil y el Mosad manipuló la voz de Cerdán”. Pura fontanería mediática del PSOE. Puras sensaciones de palpable tenebrosidad tendenciosa que sólo causa hilaridad. A veces hasta se equivocan y les traiciona el subconsciente afirmando que “defenderán la corrupción…”
Por si fuera poco parece ser que el medio de defensa por el que ha optado Pedro Sánchez es el de exponer soberbia y altanería bravucona a partes iguales, en un momento en el que con una rodilla en tierra debiera estar más pendiente de que sus socios de gobierno le sigan apoyando antes de que se decidan por abalanzarse sobre él y despellejarlo a cambio de salvar sus correspondientes culos regionales ya excesivamente tocados.
Mientras el Rey se debate en la duda sobre que hacer y como actuar, la UCO de la Guardia Civil no descansa y con la paciencia de un servicio de espionaje en tiempo de guerra, escucha pacientemente las cientos de grabaciones requisadas en sus registros.
El fracaso moral del Partido Socialista Obrero Español es tan palpable como el de su gobierno. Es hora de aprender a conjugar el verbo dimitir.