GENIO Y FIGURA EN
ESTADO PURO.
La partida del gitano colosal de Paula va dejando un hoyo de conmoción en los corrillos taurinos, por su legado de genialidad y su singular personalidad llenas de ocurrencias. Probablemente, junto a Curro Romero, quizás fue Rafael de Paula uno de los diestros que más broncas haya recibido en los ruedos. Por ejemplo cuando se presentó en Las Ventas, Corrida de Beneficencia de 1988, dónde el gitano de Jerez dejó para la historia, con su gracia, desparpajo y atrevimiento habitual, uno de los brindis más singulares quizás nunca ofrecidos al Rey de España, Juan Carlos I cuando le dijo: «Señor, es para mí un gran honor brindarle la muerte de este toro. Le deseo toda la suerte del mundo a usted y a España. Y ahora, deséemela usted a mí a ver qué hago yo con esto». Paula en estado puro, genio y figura.

De Paula, marcó un antes y un después en la historia del toreo como un torero de genuino arte, como él siempre lo decía «No soy un torero artista, sino un torero de arte, que es muy distinto», impredecible pero con auténtica magia en las muñecas. Fue reconocido en 2002 por el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, cuando lo homenajeó con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por su contribución desde su dimensión como matador de toros.
Sus manifestaciones más mediáticas le han llevado siempre a exponer una capacidad innata para reinterpretar el toreo y convertirlo en algo netamente suyo, despertando esa inquietud en favor de tantos seguidores que siempre le defendieron firmemente y a todo trance. Rafael de Paula, el último gitano de arte taurino en la bahía, ha dejado un legado que perdurará en nuestros corazones, siempre te recordaremos torero grande. Mis sinceras condolencias a todos sus familiares y amigos más íntimos.


