
Manuel Recio Abad. Suite Información.- El Ministerio de Cultura ha decidido de manera incomprensible, excluir al matador de toros y escritor Ignacio Sánchez Mejías al cumplirse los cien años de la Generación del 27 ,lo cual ha provocado la reacción social que el incompetente y comunista antitaurino declarado y confeso, ministro Ernesto Urtasun pretendía.
Un ladrillito de odio tumultuoso más que añadir al muro que pretenden construir en España siguiendo el ejemplo de aquel que el “santo” Joseph Stalin mando alzar en suelo berlinés y que dividió a los alemanes durante décadas. Aquí estamos ante un muro imaginario pero el odio y la tan cacareada polarización, unidos a la intolerancia, pesan más que el hormigón armado.
La Generación del 27 se gestó en uno de los períodos más fascinantes de la literatura y la historia de España y está caracterizado por una rica mezcla de influencias y estilos. Este grupo de poetas, que incluye a figuras icónicas como Federico García Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti ,Luis Cernuda o Vicente Aleixandre, entre otros, se destacó sobre todo por la búsqueda de nuevas formas de expresión y su conexión con las vanguardias europeas.

Los poetas de esta generación se unieron en torno al deseo común de romper con las tradiciones literarias anteriores. La influencia del surrealismo y la poesía de vanguardia se hicieron evidente en sus obras, creando un diálogo entre lo clásico y lo moderno. El 27 se considera un punto de encuentro de diversas corrientes, donde cada poeta aportó su voz única y personalísima, enriqueciendo el panorama literario español.
Ignacio Sánchez Mejías, matador de toros y amigo cercano de varios poetas de la Generación del 27, representó un puente entre la tradición española y la modernidad literaria. Su relación con Lorca es especialmente notable, pues este último le dedicó la famosa obra «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías». La trágica muerte de Ignacio en la plaza de toros de Manzanares en 1934 dejó una profunda huella en la poesía de sus contemporáneos, simbolizando la conexión entre la vida y la muerte, la cultura y la tragedia. Sánchez Mejías fue sin lugar a dudas el mecenas de todo el grupo de insignes poetas. Su finca sevillana de Pino Montano fue lugar de congregación, parada y fonda de este insigne grupo de poetas. Su presentación oficial, organizada por él en el Ateneo de Sevilla los días 16 y 17 de diciembre de 1927 conmemorando el tercer centenario de la muerte de Don Luis de Góngora , es muestra de ello.
Ignacio les invitó a un almuerzo para sesenta comensales en la Real Venta de Antequera a base de huevos a la flamenca, pescaíto frito y cola de toro. Después les invitó a una fiesta, de las que sólo él sabía organizar, en su finca de Pino Montano, que ya forma parte de la memoria literaria de la Generación del 27.000. De aquella época son los estrenos teatrales de Sánchez Mejías: Sinrazon. Juguete en tres actos y prosa, estrenado en 1928; Zaya, comedia en tres actos y en prosa, montada el mismo año, y otras dos piezas inéditas , nunca representadas en vida del autor: Ni Mas ni Menos, comedia en tres actos y en prosa y Soledad. Por eso nadie entiende la decisión que el Ministerio de Cultura ha tomado de forma tan abusiva, injusta y controvertida de erradicar la figura de Ignacio Sánchez Mejías de los actos de celebración del centenario de la Generación del 27. Esta decisión ha suscitado un intenso debate sobre la relevancia de su figura en la historia cultural de España. Muchos argumentan que su legado es inseparable de la Generación del 27, mientras que otros, los de siempre, los antitaurinos y contrarios a la verdadera historia de España, abogan por una revisión crítica de su papel, considerando el contexto histórico y social de la época.
La Generación del 27 fue un fenómeno literario que dejó una marca indeleble en la cultura española. La figura de Ignacio Sánchez Mejías, aunque pueda parecer controvertida, es fundamental para entender la complejidad de este grupo. La decisión del Ministerio de Cultura de excluirlo de las celebraciones plantea preguntas sobre la memoria cultural y la interpretación de la historia literaria en España y el ridículo papel de un ministerio que más parece ser de incultura y maniqueísmo a partes iguales.
¿Qué harán con el Guernica, la inmortal obra de Pablo Picasso, cuando se demuestre que en realidad no fue inspirada por los bombardeos de la legión Cóndor alemana sobre esta localidad vasca y encargada al genial pintor malagueño por el gobierno republicano en el exilio?. ¿Qué harán cuando quede claro que en el momento de producirse ese encargo, el cuadro ya estaba prácticamente terminado y fue producto de un impulso del pintor en el que sus musas se hicieron presentes y le pilló trabajando, por el duelo tras el fallecimiento del genial y recordado torero y por tanto no debiera seguir llamándose “Guernica, pues estaríamos ni más ni menos ante una elegía pictórica por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías?.
El poeta y compositor José León refirió haber oído decir a Ignacio: “ La vida es una gran plaza de toros y aquí el que no torea, embiste”.
Urtasun… eje.!!!




