Un 4 de Junio pero de 1970;
Paco Camino
en una encerrona
corta 8 orejas en la
tradicional Corrida
de la Beneficencia
en la Plaza de
Las Ventas de Madrid…
Único espada que ha cortado
8 orejas, en una misma
tarde marca imbatida
en La Plaza Número 1…

«La Tauromaquia
es la pasión que nos une…»
Hagamos de éste 2022
el año más Taurino
a pesar de las adversidades…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
(Bibliografía al final del texto)
“El Maestro de Camas”;
decidió a torear en solitario
esa corrida de Beneficencia,
como reacción a los problemas
que había tenido con las empresas
de las plazas de Sevilla y Madrid…
Era un jueves aquel histórico 4 de junio de 1970, Paco Camino el gran torero sevillano, vestido de grana y oro, hizo el paseíllo aquella memorable tarde en Madrid, grabó su nombre con letras de oro en la historia del toreo; “El Niño Sabio de Camas” lidió en solitario 7 toros de distintas ganaderías, ofreciendo todo un recital de toreo…


“No toreé ni en la feria de Abril ni en San Isidro -cuenta el diestro- porque no nos pusimos de acuerdo ni en el dinero ni en los carteles. Así que, sin poder estar en las ferias que más deciden a todos los niveles, tuve que reaccionar rápido y usar las armas con las que contaba. La idea fue solo mía, nadie me tuvo que decir lo que tenía que hacer” Paco Camino se ofreció así para torear gratis a Leopoldo Matos, presidente de la entonces Diputación de Madrid y organizador de la corrida, que «aceptó al momento». “A la Diputación y a los hospitales de Madrid fue a parar todo el dinero de la taquilla, donde se puso el cartel de no hay billetes, y también el de los derechos de televisión, que también era un pico. Así que a la Diputación le salió todo redondo» Paco Camino
La feria de San Isidro de aquella temporada de 1970 ya había registrado varios y sonados triunfos de las figuras con las que entonces competía, como El Viti y Diego Puerta, pero sobre todo el de Manuel Benítez El Cordobés, que había salido a hombros dos días consecutivos tras pasear las 8 orejas de los 4 toros que estoqueó.
El Maestro Camino consideró entonces que también por eso «estaba obligado a reaccionar. Había una serie de toreros muy buenos que no perdonaban ni una, y yo tenía que defender mi prestigio. Ese esfuerzo que hice no estaba motivado tanto por mantener mi caché sino por defender mi orgullo y mi categoría profesional».
El maestro de Camas asegura que salió al ruedo tranquilo y sin presiones, porque «llevaba ya 10 años de alternativa y estaba en toda mi sazón, totalmente preparado. En la plaza, cuando a otros el agua les llegaba al cuello, a mí no me cubría ni los tobillos. Así que ni presión ni leches. Solo tenía que resolver y demostrar quién era yo como torero, nada más». Nada más y nada menos, porque Camino se enfrentó aquel 4 de junio a 6 toros y el sobrero de distintas ganaderías y encastes, entre ellos uno de Miura -«que no sirvió»- y otro de Pablo Romero que, finalmente fue devuelto a los corrales por su falta de fuerzas.
Camino les cortó las dos orejas a los ejemplares de Manuel Arranz -«que fue el mejor y al que hice la faena más redonda»-, Carlos Urquijo y Juan Pedro Domecq, este como sustituto del de Pablo Romero, y paseó sendos apéndices más del titular de esta última divisa y del de Felipe Bartolomé. Y todo en menos de 2 horas.
«La verdad -recuerda el maestro- es que no me cansé en absoluto, estuve sobrado de todo. No me vi aperreado en ningún momento y, como me administré, aún podía haber matado otros tres toros más tranquilamente. Pero, si soy sincero, aunque fuera una tarde soñada, en Madrid hice muchas faenas bastante mejores que aquellas, antes y después». Sea como sea, esas 8 orejas cortadas en una sola corrida siguen siendo una marca imbatida e imbatible en la primera plaza del mundo y que lleva la firma de un torero que cuenta en su palmarés con hasta doce salidas a hombros por su Puerta Grande. Por eso puede permitirse, con toda autoridad, aconsejar a los toreros que intenten repetir su gesto.
«Lo más importante para matar seis toros en Madrid -considera Paco Camino- es saber mantener fríos el corazón y la cabeza para pensar bien. No hay que hacer esfuerzos de más, sino dar a cada toro lo suyo, y torear siempre con las muñecas, no sobre las piernas. Pero, sobre todo, es muy importante no llevar nada preparado de antemano, porque siempre acaba saliendo mal».
Crónica de Selipe en el diario “Ya”:
“Camino tuvo ante sí como primer enemigo un toro de don Juan Pedro Domecq, que trotó y embistió distraído; fue un toro que facilitaba las atenuantes. Paco opuso a las cualidades negativas de la res la suma de sus conocimientos y el afán que calificaría a toda la corrida; por el quehacer correcto y fácil sobrevino la primera oreja de la tarde, que se abrió con ovaciones para el diestro que, en solitario, encabezó el paseo de las cuadrillas”.


“En el segundo, de Urquijo -sigue la crónica-, esculpió Camino unas chicuelinas inimitables, que levantaron ovación calidísima; frente al andar de su antagonista, el muletero empleó una técnica plausible. El toro, poco castigado, se fue arriba, y el torero peleó con el astado, fuerte, con utilización de los poderosos resortes de su airosa maña. Otra nota de dominio le ofreció Camino ante la adversidad del toro de Miura, que escarbó pronto y mostró blandura: las dotes de muletero lucieron cuanto fue menester”.
“En el sobrero de Domecq -añade- resplandeció al arranque de un quite por gaoneras y la faena constituyó modelo de variedad. Al de Buendía, deslucido, que salió en quinto lugar, Paco le aplicó la discreción que demandaba la condición de la res. Al sexto, de Arranz, lo recibió con lances de juego bajo y le administró una faena armónica y variada, y al último, cuya lidia ofreció el matador único, lo lanceó de salida con limpias verónicas; lo muleteó sobre la rodilla, ejecutó molinetes y kikirikíes y añadió cumplidos adornos de remate”. “Como matador -concluye Selipe- Paco Camino hizo gala de pulcritud y facilidad condignas a la realización de las demás suertes”. Una jornada imborrable, sin duda, para quienes tuvieron la dicha de presenciarla.


