El estadio Antonio Vespucio Liberti de Buenos Aires, el legendario Monumental, se encuentra en pleno proceso de transformación. La mítica cancha de River Plate, inaugurada en 1938, está siendo sometida a una obra proyectada por la empresa vasca IDOM, una transformación «sin precedentes en América del Sur», explica a EFE el responsable de arquitectura deportiva de esta compañía, César Azcárate.
¿Qué es lo que hace diferente a este proyecto? César Azcárate, responsable del área de arquitectura deportiva en IDOM y que ya diseñó el nuevo campo de San Mamés, en Bilbao, explica a Efe que la gran novedad de esta intervención reside en modernizar y actualizar la instalación a estándares mundiales, pero sin perder su esencia.
«Trabajar en un escenario tan histórico y con tanta carga emocional es siempre un reto enorme e ilusionante», admite el arquitecto bilbaíno responsable también de los proyectos para el nuevo estadio del San Lorenzo de Almagro (Buenos Aires) y el de San Carlos de Apoquindo de la Universidad Católica (Santiago de Chile) o, en España, de las remodelaciones del Ciutat de Valencia (Levante) y el Estadio de la Cerámica (Villarreal).
Los primeros trabajos del Monumental consisten en la eliminación de la pista de atletismo y el rebaje del nivel del terreno de juego casi dos metros generando así unas nuevas plateas bajas cercanas al césped -que será híbrido con última tecnología de drenaje y ventilación- y complementando la tipología ovalada del estadio con unas nuevas gradas bajas rectangulares.
«En el graderío se renuevan todos los asientos y se generan nuevas plateas populares bajas en los goles. También se crean nuevos palcos VIP, zonas de ‘hospitality’ y un restaurante con vistas a la cancha y a la ciudad», explica Azcárate.
En cuanto al aforo el Monumental pasará de algo más de 70.000 espectadores a 81.000 «lo que lo convertirá en el estadio más grande de Latinoamérica que pertenece a un club de fútbol».
Se prevé la conclusión de la primera etapa en febrero de 2023 y el final de la obra, con el cien por cien de los servicios operativos, en junio de 2024, según adelantó hace unas semanas el presidente de River Plate, Jorge Brito, en la presentación del plan.
IDOM admite que este proyecto tiene «mucha importancia» para la firma bilbaína al ofrecerle la posibilidad de trabajar «con uno de los clubes históricos del fútbol mundial» con la responsabilidad añadida de cambiar la fisonomía de un «lugar mítico y sagrado para los hinchas de River Plate» y también de la Albiceleste, que se proclamó en Núñez campeona del mundo en 1978.
«Trabajando de la mano del club y de sus dirigentes nuestro proyecto es siempre respetuoso con la historia del estadio, con el hincha y con la ciudad de Buenos Aires. Esa carga histórica y emocional hace que ciertos aspectos del diseño deban ser analizados por nuestra parte mucho más pegados al lugar y las pautas de comportamiento locales», recalca el arquitecto.
Para ello la empresa española cuenta con el asesoramiento de River Plate y también de firmas locales de arquitectura e ingeniería «que nos ayudan a interpretar y conocer estos pequeños detalles diferenciadores en cuanto a los temas de costumbres y diseños más técnicos».
«Después hay otros muchos aspectos que tienen que ver con el fútbol como las retransmisiones televisivas y la tecnología que ya son comunes al fútbol europeo y que son de alguna manera más globales», matiza.
Azcárate reconoce que «desde el punto de vista del diseño» una remodelación implica una mayor complejidad que un proyecto que parte desde cero.
«En una remodelación hay que tener en cuenta muchos más aspectos, los propios de lo existente y los de las partes nuevas que hay que proyectar. Pero también tiene su parte atractiva porque hay que buscar la forma de poner en valor lo existente y las claves para mejorar y poner al día lo que ya se proyectó muchos años atrás tratando de sacar lo mejor de lo ya construido», destaca el arquitecto. EFE
Iñaki de Benito