A pesar de estar muy de moda, y demasiado manoseada, la palabra sostenibilidad no está siempre muy bien explicada, de tal forma que muchos no éramos capaces de entenderla con claridad. Como quiera que, a pesar de lo indefinido que para muchos sigue siendo este concepto, parece claro que estamos obligados a ser sostenibles, o al menos a intentar serlo. Una vez asumida la obligación, es interesante analizar cómo están los campos de golf en este asunto, en cómo son de sostenibles.
Acudiendo a la definición teórica de la sostenibilidad, nos encontramos la, para muchos, primera sorpresa, y es que sostenibilidad es mucho más de lo que nos creíamos.
“La sostenibilidad se rige bajo el principio de asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, siempre sin renunciar a la protección “del medioambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social.”
¿Cuáles son los tipos de sostenibilidad?
1. Sostenibilidad ambiental: es la gestión eficiente de recursos naturales en la actividad productiva, permitiendo su preservación para las necesidades futuras.
2. Sostenibilidad económica: implica el uso de prácticas económicamente rentables que sean tanto social como ambientalmente responsables.
3. Sostenibilidad social: La sostenibilidad social busca fortalecer la cohesión y estabilidad de las poblaciones y su desarrollo vital.
«La sostenibilidad tiene tres componentes, la sostenibilidad ambiental, la económica y la social»
Entonces parece claro, por fin, que la sostenibilidad no es solo lo relativo al medio ambiente, sino que afecta a otras cosas, tan, o más, importantes.
Y, ¿los campos de golf son mucho, o poco, sostenibles? Vamos a intentar analizarlo.
Empezando por la Sostenibilidad Social, aquí sacamos una muy buena nota. Parece más que demostrado que un campo de golf aporta grandes valores sociales, crea empleo, fortalece las relaciones humanas, y, sobre todo, aporta felicidad a los que lo practican y a todos los que forman parte de sus valores añadidos. Tambien es muy notable lo que aporta socialmente un campo de golf a los municipios donde están enclavados. Por aquí, por la parte de la sostenibilidad social, los campos de golf vamos muy bien aunque tenemos que mejorar mucho en como lo comunicamos.
Respecto a la Sostenibilidad Ambiental, aquí el golf lo hace bien, pero tampoco lo acaba de comunicar efectivamente, ya que la mayoría de los campos están avanzadísimos en implantar las técnicas más medio ambientalistas en sus mantenimientos, cada vez se usan menos productos agresivos, fungicidas…, se está transformando la utilización de productos químicos en productos biológicos, se riega con agua reciclada en la mayoría de los casos, se utilizan especies cespitosas muy respetuosas…En resumen que somos super cuidadosos en esta materia. Un dato elocuente es el hecho de que lo que produce mayor agresión al medio ambiente es un campo de golf abandonado, es un desastre en toda la regla.
Y en cuanto a la tercera asignatura, la Sostenibilidad Económica, esto ya es otro cantar. Sin entrar a valorar esos datos que dicen que más de un 50% de los campos de golf son deficitarios, si que podemos decir que es donde el golf tiene su mayor debilidad. En primer lugar hay que señalar que se trata de una actividad económica con un gran desequilibrio entre la inversión necesaria para desarrollar un campo y la rentabilidad de su operación. Inversiones de 10-20 millones de euros que facturan menos de 2 y generan cash-flows muy escasos son ejemplos habituales, sin contar los que no consiguen llegar a esos difíciles break-even. Por otra parte están los numerosos campos que siguen subsidiados por otros negocios de la misma propiedad, básicamente inmobiliarios y turísticos. Toda esa fragilidad económica de muchos campos de golf contrasta con el enorme valor que, en cambio, aportan a otras actividades y al entorno. Que debería hacer la Industria para combatir esta situación tan difícil de la sostenibilidad económica?, no hay soluciones mágicas, aunque ya se están haciendo cosas como conseguir rebajas en los valores catastrales, convenios laborales más adecuados a la actividad y alguna más, aunque seguimos sin conseguir rebajar el IVA, no tiene sentido seguir con el 21% cuando los hoteles y la restauración, nuestros parientes cercanos, tienen el 10%. Pero hacen falta otras soluciones para asegurar que esta actividad sea, al menos, igual de rentable que otras inversiones similares en necesidades de capital. Un factor importante serían las alianzas publico-privadas para la aportación de terrenos sin un gran coste para estos proyectos. Tambien seria interesante conseguir incentivos fiscales por la creación de empleo. En fin, que no es fácil conseguir que seamos ejemplo de viabilidad económica, pero lo que si que es imprescindible es profesionalizar al máximo la gestión mercantil-finaciera de los campos de golf, ya que está claro que son negocios mucho más complejos de lo que parecen vistos desde fuera.
«Los campos de golf, a diferencia de lo que parecen desde fuera, son muy sostenibles medioambiental y socialmente, y sin embargo, tienen una sostenibilidad económica complicada»
Como resumen y contestando a la cuestión de si los campos de golf son mucho, o poco, sostenibles, la respuesta es que si lo somos en lo que se pensaba que no lo éramos tanto, en lo medio-ambiental y en lo social, y, en cambio, en lo que se percibía como tesoro, la rentabilidad y viabilidad económica, estamos lejos de tirar cohetes.
Gracias por la atención.
Francisco Aymerich
CEO