Las competiciones de regularidad son cada vez más populares y, aunque tradicionalmente han estado asociados al mundo del automovilismo, siempre ha existido una estrecha vinculación con las competiciones motociclistas.
Cada vez hay un mayor número de competiciones de regularidad en nuestro país. Los rallyes de regularidad siempre se han asociado a la actividad automovilística y en especial concentrada en los vehículos clásicos e históricos, pero no es una materia exclusiva de los coches. Actualmente hay campeonatos de regularidad motociclistas que permiten disfrutar de la competición sin el estrés de la velocidad pura.
¿Qué es un rally de regularidad?
La dinámica de esta especialidad es bien sencilla. Aquí el objetivo es cumplir un recorrido en un tiempo lo más cercano posible al determinado por el organizador, que establece un promedio de velocidad para cubrir una distancia. Cuanto más cerca se está de ese promedio establecido, mejor puntuación se obtiene. El objetivo no es tanto llegar el primero, sino llegar justo a tiempo, lo cual no es siempre una tarea sencilla.
Existen distintos tipos de rallies de regularidad en cuanto a duración, que pueden ser de una única etapa o hasta tres jornadas (como el Rally Catalunya Costa Brava Clásico) en los que varía también la distancia: desde 300 kilómetros, con 150 de ellos puntuables para la regularidad, hasta los 1.000 kilómetros y 500 puntuables, que es lo máximo que a día de hoy se puede encontrar en nuestro país.
¿Qué diferencia hay entre un rally de regularidad y un rally clásico?
Los rallyes de regularidad han sido muy comunes desde los orígenes de las competiciones, pero para saciar el ansia de la velocidad y marcar diferencias se establecieron tramos cronometrados en donde lo que había que hacer era ser el más rápido. Así nacieron los rallyes. De esta forma la regularidad pasó a segundo plano primando la competencia bajo el crono, y los tramos de regularidad terminaron convirtiéndose en meros controles horarios donde los competidores debían “fichar” antes de abordar los tramos cronometrados.
En la segunda mitad del pasado siglo los rallyes de regularidad fueron muy populares porque no requerían una preparación muy compleja a los participantes. Apenas bastaba un buen cronómetro y tener claras las cuentas para saber que se estaba dentro del promedio marcado. Para el organizador también era una competición sencilla de abordar, porque no requería una infraestructura especial, se circulaba por las carreteras abiertas al tráfico y los competidores debían cumplir un promedio de los límites de velocidad genéricos del recorrido.
En la actualidad el incremento del tráfico en nuestras carreteras ha provocado que muchas de estas competiciones de regularidad, que en la mayoría de los casos están vinculadas a los vehículos clásicos e históricos, hayan sido desplazadas a los circuitos, para un desarrollo más cómodo de la competición, aunque sigue habiendo rallyes de regularidad, y uno de los más interesantes es el Campeonato Nacional de Energías Alternativas, como el Eco Rally Repsol de Madrid, que se disputa con vehículos eléctricos híbridos y de energías alternativas. Afortunadamente para la regularidad clásica, la amplia y excelente red de circuitos con la que cuenta España permite disfrutar de una gran variedad de escenarios, y a su vez, al ser un escenario cerrado, permite elevar el nivel de la competición, con promedios más elevados y exigentes para poner a prueba la pericia de los competidores y las prestaciones de sus vehículos.
Evolución de las pruebas de regularidad en moto
En España, la regularidad fue la segunda especialidad que alcanzó el rango de Campeonato de España. Se disputó entre 1952 y 1964, y entonces se desarrollaba en carretera abierta y se basaba en cumplir con los controles horarios marcados por la organización. El incremento de tráfico fue sacando paulatinamente a las motos de las carreteras, aumentando el número de tramos por caminos, con la consiguiente dificultad añadida, hasta que todo el recorrido terminó realizándose por pistas y caminos. Y como no parecía suficiente, se incluyeron pasos complicados y tramos campo a través. En ese momento la especialidad cambió, y a partir de 1965 se convirtió en el Campeonato de España de Todo Terreno.
Después de aquella transformación, la regularidad fue una especialidad casi abandonada, con un reducido ámbito de actividad. En los años ochenta del pasado siglo, se recuperó en cierta medida con la instauración del Campeonato de España de Rallyes, pero con una orientación plenamente velocista, porque contaba con simples controles horarios que había que cumplir antes de dar paso a los tramos cronometrados, donde los pilotos se empleaban al máximo de su capacidad. Pero a finales de la década de los noventa la especialidad se extinguió.
Club Rally Classics
En 2002 se puso en marcha Club Rally Classics por iniciativa del Alex Romaní, Campeón del Mundo de Rallyes Junior, con el objetivo de disfrutar a nivel amateur de la experiencia de la competición y el mundo de los clásicos. Con el tiempo se ha convertido en el evento de regularidad más importante de nuestro país. Aunque el arranque fue centrado en el automovilismo, hace ya más de una década las motos se incorporaron a este formato, permitiendo acceder al mundo de las carreras de regularidad de una forma sencilla, asequible y segura a cualquier participante sin importar su experiencia, nivel o medios. Para ello Rally Classics organiza sus competiciones en dos tipos de pistas.
Pruebas de regularidad en circuito
Las MotoClassic Series se disputan en circuito, y en ellas tienen cabida cualquier moto clásica anterior a 1994, lo que permite acceder a este tipo de carreras a una amplia variedad de modelos, desde los más antiguos a los más recientes. La competición está dividida en clásicas y “youngtimers”, que son las motos ya clásicas por su antigüedad, pero que nos resultan más cercanas en el tiempo y en su propia apariencia.
La dinámica de la competición es muy sencilla y accesible. El piloto dispone de unos 90 minutos en pista para rodar, con una sesión de entrenamientos y dos mangas de regularidad, que tienen un variado número de vueltas en función de la longitud del circuito. Tras los entrenamientos, bien el piloto o bien la organización, establecerá el tiempo de referencia del piloto, cuyo objetivo será conseguir calcar en cada giro su registro, sin más referencia que la que le ofrezca su equipo desde el muro del pit lane, porque no puede llevar equipos de medición en la moto. Por tanto, no es importante ser el más rápido en pista sino ser el más regular.
Dada la variedad de nivel entre los competidores y las diferentes prestaciones de las motos, se diferencia entre pilotos “ligeros” y “tranquilos”, a criterio del propio competidor, y estos van equipados con un peto azul para distinguirlos. Además existen diferentes categorías, como Junior, para menores de 35 años, y Féminas.
Esta temporada el campeonato ha contado con cinco pruebas, disputadas en las pistas de Parc Motor, Alcarrás y Calafat, y una prueba final en el Circuit de Catalunya que tiene una puntuación superior, y nos ha permitido disfrutar con la participación de moto de las más variadas épocas, y algunos pilotos del pasado como el mítico campeón de resistencia Alejandro Tejedo, que se convirtió en uno de los habituales en esta competición.
Pruebas de regularidad en carretera
MotoClassics también organiza rallies de regularidad en carreteras convencionales como Rally Catalunya Costa Brava. Estos campeonatos antiguamente estaban limitados a vehículos de cuatro ruedas, sin embargo, actualmente permiten la participación en la categoría de motos. El funcionamiento de esta competición es por equipos formados por dos motos, en el que la primera se encarga de la navegación por las carreteras marcadas en el recorrido, guiando a su compañero, que le sigue a cierta distancia cumpliendo con la media de velocidad puntuable para la competición.
Características de los rallies de regularidad de coches
Para aventurarse en el mundo de los rallies de regularidad, existen diferentes categorías en las que varían desde el tipo de coche, a las velocidades medias que deben cumplir. Lo que sí es común es que siempre se deben cumplir las normas de tráfico: ser un coche matriculado (con matrícula histórica o de la época), respetar las velocidades específicas de cada vía, la ITV pasada, seguro vigente, etc. Cumpliendo este requisito, se puede participar con un coche “de serie”, o los más deportivos pueden contar con barras de seguridad, neumáticos específicos, etc.
¿Cómo participar en los rallies de regularidad?
Los requisitos para tomar la salida en este tipo de pruebas vienen marcados por el reglamento cada prueba, pero hay una serie de aspectos que hay que tener en cuenta. Los equipos están formados por dos personas –piloto y copiloto– y habitualmente serán coches clásicos –de más de 25 años– que deberán estar debidamente homologados y requerirán una mínima preparación en nuestro automóvil –mecánica fiable, reloj-cronómetro, algún tipo de medidor de distancia–. Adicionalmente, será necesario disponer de un sistema para comparar los parámetros del organizador con nuestro recorrido. Para ello, habitualmente se utilizan tablas de regularidad en las que figura el tiempo y distancia establecidos a diferentes velocidades.
¿Cuál es el precio de un rally de regularidad?
Los precios de este tipo de prueba varían de una carrera a otra, pero si estás pensando en iniciarte en este apasionante mundo, se pueden participar en citas de un solo día por unos 150€, en los más amateurs, hasta 300€ en los que incluyen las comidas, premios, descuentos, etc. A partir de aquí, las pruebas de dos o tres días irán incrementando el precio final.
¿Cuáles son las categorías de los rallies de regularidad?
- Rally de regularidad Open: coches fabricados entre 1990 y 1995.
- Rally de regularidad Sport: coches con 25 años o más de antigüedad. Adicionalmente, deben cumplir ciertas especificaciones de seguridad: deben montar báquets o semibáquets, arnés, arco de seguridad, corta corriente externo, extintor, y casco tanto para piloto como copiloto. La velocidad media en los rallies de regularidad Sport no puede ser superior a 70 km/h.
- Rally de regularidad 50: coches con 25 años o más de antigüedad, pero en este caso la velocidad media no puede ser superior a 50 km/h.