M. Recio. suiteinformación.- El fútbol, deporte rey según muchos, se ha convertido en un panal de rica miel. Los presupuestos de todos los equipos se han disparado. El euro hace despreciar cantidades que si hoy se siguieran dando en pesetas provocarían vértigo. Los ingresos de los mejores jugadores sobrepasan el límite del pánico obsceno.
Al igual que ocurre en la política, la actividad de gestión en el fútbol atrae a muchos avispados que lejos de ver y encontrar en él un medio de vida, no conformes con esto, intentan llenar sus bolsillos y cuentas corrientes de forma poco honrosa, desafiando los límites que la ley impone e inventando situaciones forzadas para aprovechar y meter la mano a veces hasta el codo.
Como afirmaba el venerado D. Nicolau Casaus de la Fuente i Jené, que fuera vicepresidente del Fútbol Club Barcelona entre 1978 y 2003, “de fútbol nadie sabe nada”. Así es, nadie sabe nada menos para aquellos que van a por la pasta; esos se las saben todas.
Vivimos en España desde hace más de seis lustros, una situación calamitosa en todos los ámbitos de la Administración Pública.
Verdaderos ordeñadores de los presupuestos se especializan en privatizar una parte de un capital que nunca debería dejar de ser público y los que muchos afanan sin el más mínimo rubor.
¡¡¡Basta ya!!!
Los hombres de fútbol, como se autodenomina la clase dirigente, deben tomar una decisión fundamental para limpiar el buen nombre de la Real Federación Española de Fútbol, hoy por hoy envuelta por mor de sus dirigentes en turbios asuntos de posibles mordidas y negocios personales paralelos, alejados de los verdaderos intereses federativos. El fútbol siempre desprendió un tufillo desagradable. Hoy apesta y si sólo fuera por el respeto a quienes se esfuerzan temporada tras temporada en sacar sus abonos para disfrutar o sufrir con el club de sus amores, el aficionado anónimo de quienes el fútbol vive, deberían poner al frente de la RFEF a una persona honesta y respetada, comprometido con la sociedad, muy aficionado al fútbol, capaz de controlar el día a día federativo para que cosas así no ocurran.
Por todo ello, sean inteligentes y ofrezcan sus avales a quien se los está solicitando para una noble causa.000. Termino cómo empecé: