Manuel Recio Abad, suiteinformación.- La Unión Europea es un invento y como casi todo lo inventado por los políticos ni es perfecto ni cumple con los fines que lo justificaron en relación a la ciudadanía.
Alguien ha llegado y le está cantando las cuarenta al conjunto de ineptos que se habían acostumbrado a que nadie les tosiera y mucho menos que lo hicieran desde otro continente.
Muchos ciudadanos consideran que la UE es excesivamente burocrática. Los procesos de toma de decisiones son vistos como complicados y lentos, lo que genera frustración entre los ciudadanos y los propios gobiernos nacionales. La percepción de una brecha entre los ciudadanos y las instituciones europeas también es común.
A menudo se critica a la UE por no ser lo suficientemente transparente en sus decisiones. Los ciudadanos sienten que no tienen suficiente acceso a la información sobre cómo se toman las decisiones y quiénes están detrás de ellas, lo que alimenta la desconfianza hacia las instituciones europeas.
Por si fuera poco también existen quejas fundadas sobre las disparidades económicas entre los países miembros. Las naciones del norte, como Alemania y los Países Bajos son más prósperas en comparación con las del sur y este de Europa, como Grecia o España. Esto ha llevado a sentimientos de injusticia y descontento en algunas regiones.
¿Qué está ocurriendo con las políticas migratorias?. Muchos europeos han expresado preocupaciones sobre cómo se manejan las crisis migratorias, la falta de solidaridad entre los estados miembros para acoger refugiados y la percepción de que algunas políticas no son efectivas o están mal y cobardemente implementadas.
A Donald Trump y su equipo se les puede calificar como arrogantes y molestos en sus afirmaciones en relación con la UE, pero no de equivocados. Han puesto el dedo en la llaga, o mejor dicho en la úlcera y eso ha dolido. Los chicos de la “patada de oro” están molestos con la nueva administración estadounidense y así lo hacen ver desde sus cómodos y áureos sillones del parlamento bruselense.
Parecen no ser conscientes de que infinidad de ciudadanos sienten que su soberanía nacional está siendo comprometida por las decisiones tomadas a nivel europeo. Esto ha llevado a un aumento del nacionalismo en algunos países, donde se argumenta que las decisiones de Bruselas no siempre reflejan los intereses o necesidades locales. Si a esto le añadimos que el desempleo juvenil es ya un problema más que significativo en casi todos los países miembros, el plato caliente está servido. En varias partes de Europa, especialmente en países del sur como España e Italia el índice de paro juvenil es aterrador. Muchos jóvenes sienten que la UE no ha hecho lo suficiente para abordar sus necesidades laborales y oportunidades económicas. ¿Culpamos de ello también a Trump?
En algunos países, el uso del euro ha sido motivo de controversia. Hay quienes creen que la moneda única encarece los precios de productos básicos de consumo y limita la capacidad de los gobiernos para manejar sus economías locales respondiendo a crisis económicas.
Los europeos sienten una falta de identidad común dentro de la UE. A pesar de los esfuerzos por fomentar una identidad europea, muchos todavía se identifican primero con su nación o cultura local lo cual dificulta el sentido de unidad.
La debilidad institucional de la UE vuelve a manifestarse en su decisión sobre Inteligencia Artificial, tratando de justificar la promulgación de una legislación restrictiva de su uso, inversiones y desarrollo. Es decir lo opuesto a lo que actualmente hacen China y EEUU, líderes absolutos en este campo. Tratar de amedrentar con consecuencias catastróficas la utilización y los avances en un futuro inmediato de la IA , es el mejor camino para quedarse atrás y relegar la competitividad, impidiendo invertir e investigar mediante una ley reguladora que trata de paliar el miedo que ellos mismos han provocado en el ánimo de los europeos. Absurdo.
Por último la UE ha establecido objetivos excesivamente ambiciosos y demagógicos sobre sostenibilidad y cambio climático. Son muchas las críticas sobre si estas políticas son necesarias y efectivas, además de difíciles y costosas de implementar adecuadamente para abordar problemas ambientales reales.
Estas imperfecciones y quejas reflejan una variedad de preocupaciones legítimas sobre cómo funciona la UE y cómo impacta en la vida diaria de sus ciudadanos. A medida que Europa enfrenta nuevos desafíos, es seguro que estas cuestiones seguirán siendo objeto de debate y discusión en el futuro.
¿Vamos a seguir culpando a la administración Trump de nuestros propios y clamorosos errores?