REDACCION. Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Nadie podría haber imaginado, cuando el presidente Sánchez disolvió Las Cortes y convocó Elecciones Generales, que la duda generada en la cabeza del votante para el día 23 de julio iba a ser, si el PP y VOX serían capaces de alcanzar un correcto acuerdo de gobierno que propiciara un cambio político para los próximos cuatro años.
Todo hacía pensar que el acuerdo de las dos fuerzas conservadoras estaba tácitamente hecho, cerrado. Pero no. “El régimen de las autonomías no representa un problema en sí mismo. Pero si puede llegar a serlo si se hace un mal uso de él”. Oí esta frase de boca de D. Manuel Clavero Arévalo, catedrático de Derecho Administrativo, que fue Ministro para las Regiones y verdadero impulsor del actual sistema descentralizador del Estado del que actualmente disfrutamos (sic)
La organización de prácticamente la totalidad de las organizaciones políticas ( partidos, sindicatos, asociaciones de empresarios, etc. ) han seguido este mismo modelo estructural , y así en cada región se organizan y eligen sus propios cargos directivos con capacidad de decisión en la autonomía independientemente de los órganos centrales que normalmente radican en la capital de España. De la misma manera se constituyen, en base a los diferentes estatutos autonómicos, los respectivos parlamentos. Una norma suprema de rango superior impregna toda la legislación en esta materia: la Constitución Española de 1.978.
En estos días una desconcertante adalid del regionalismo autonómico patrio con apellido de ganadera de bravo ha ido dando discursos entreverados a lo socialpodemita justificando de forma tan personal como arbitraria el no aceptar de VOX y sus diputados electos ni una humilde taza de café. Les llama “los del trazo gordo”, frase jamás oída por mí y que no alcanzo a encontrar un significado cuerdo. Quizá acabaría antes señalando cuáles son sus diferencias ideológicas y programáticas con el PSOE. No se le presume mucha diferencia. Doña María, calificada por Jimenez Losantos como “La Niña del Alcornoque”, se ha metido en un charco complicado y ha salpicado de barro a demasiados jerarcas de su propio partido. Ha venido a complicar extraordinariamente el poder alcanzar un pacto futuro de gobierno entre ambos partidos. Debería consultar a sus propios votantes y así rectificar su posición antes de verse forzada a dimitir.
Nuevas elecciones en Extremadura y Murcia demostrarían impericia e insensatez a partes iguales, pues en realidad no habrá una mayoría absoluta propiciada por un electorado que ya ha dicho no al bipartidismo y clama por acuerdos parlamentarios que den lugar a un gobierno fuerte, solvente y estable. Todo lo demás son gaitas personalistas y torpeza supina.
Bien debería el Sr. Nuñez Feijóo marcar una línea concreta a sus barones y baronesas y abandonar su particular teoría asimétrica que hasta ahora solo ha servido para generar conflictos salvo algunas excepciones.
Con las cosas de comer no se juega.