Suite Información. Pedro Ignacio Altamirano, Málaga, 24 septiembre 2024.- El principio del fin del socialismo español. Ha comenzado un peligroso transito al totalitarismo de la mano de un hombre que sólo le importa el poder, al más puro estilo comunista populista, el peor de todos.
Socialismo democrático
En el siglo XIX, el socialismo democrático encajó a la perfección como contrapeso natural al liberalismo radical, a las que enriqueció y corrigió. Es curioso, pero el socialismo se convirtió, en sus principios como el partido de los católicos que, sobre todo en el Reino Unido, acogió a todos aquellos que no se sentían cómodos, ni en con los protestantes-conservadores ni en el liberalismo.
En la Alemania Guillermina el centro católico también se acercó más al socialismo democrático que a las fuerza conservadoras. En Europa, y cito a Josep Ratzinger “El muchos aspectos, el socialismo democrático era y es cercano a la doctrina social católica y ha contribuido, de forma considerable, a la formación de una consciencia social”.
Socialismo totalitario
Por otro lado, el socialismo que eligió el camino totalitario estaba vinculado al materialismo y ateísmo sin ningún valor moral para llegar a una sociedad absoluta, en la que la religión era el pasado y un impedimento para lograr que funcionara el materialismo como única herramienta capaz de garantizar la felicidad de todos. Todo ello sólo ocultó el verdadero dogmatismo intolerante.
Ello contribuye de forma nefasta a los valores que han construido Europa y a una ruptura con la tradición moral de la humanidad: Ya no hay libertad personal ni se permite el pensamiento crítico. El ser es sólo un instrumento útil sacrificable para una dudosa contribución social. El resultado de todo ello es más que evidente, los sistemas comunistas se han hundido víctimas del falso dogmatismo económico que sólo ha sabido repartir pobreza y sacrificar libertades.
Felipe González
El 13 de octubre de 1974, y a menos de 10 kilómetros de la capital francesa, en Suresnes, le esperaban sus compañeros del PSOE para celebrar XIII congreso en el exilio del partido. Contra todo pronóstico, iban a elegir líder a un tipo joven de sólo 32 años llamado Felipe González. Poco después el propio Felipe sacaba al socialismo español del Marxismo con unas palabras que hicieron época, durante un mitin en Barcelona en mayo del 78, “Hay que ser socialista antes que marxista”.
Por supuesto, nadie se atrevió antes a decir en voz alta lo que la historia ha demostrado de forma sobrada: que Karl Marx ofreció algunas claves útiles para interpretar ciertos fenómenos sociales, pero el marxismo, como doctrina y como método, demostró ser una terapia catastrófica allí donde se aplicó. Como dijo Fernando Savater sobre los Gobiernos marxistas del siglo XX, el problema no estaba en la aplicación de los principios, sino en los principios mismos.
El PSOE evolucionaba desde el totalitarismo marxista que provocó la guerra civil tras varios intentos de autogolpes fracasados, hacia posturas dignas del socialismo democrático europeo. Durante los años de la Transición, una organización vinculada al socialismo alemán se encargó de financiar y organizar a los miembros del PSOE para frenar el avance del PCE, con lo que podemos afirmar que el socialismo democrático alemán modernizó, democratizo, libero al PSOE del pasado y llevo a Felipe González a la Presidencia del Gobierno español.
El principio del fin del socialismo español
Nunca hubiésemos pensado que bien entrado el siglo XXI, el socialismo democrático español de Felipe González que tanto hizo por la democratización y modernización del Estado español realizaría, de la mano de Pedro Sánchez, un viaje al pasado y llevar el socialismo español al terreno del totalitarismo del que lo saco Felipe.
Así es, o al menos lo parece. El apego al poder unipersonal de Pedro Sánchez que, para mantenerse en el poder a cualquier precio, ha vendido el alma, el partido y el futuro de España, a los partidos de izquierdas más radicales que lo han obligado a mover el partido del centro izquierda al comunismo. En este salto mortal al vacío y azuzado por los venezolanos, mira ya sin remilgos a convertir el partido en un partido totalitario.
Con Alemania y Felipe avanzamos a la democracia y las libertades sociales, pero Venezuela y no nos confundamos, con José Luis Rodríguez Zapatero, verdadero hacedor de Pedro Sánchez lleva a España y los españoles a un callejón de difícil salida.
Esperar el milagro de los socialistas democráticos
Sólo nos queda la mínima esperanza que haya, dentro del poco socialismo democrático que queda, dirigentes y militantes con la moral, ética y dignidad democrática suficiente, para ser capaces de salvar los valores democráticos y las libertades, por encima de las carteras o el sillón en el Congreso de los Diputados, Parlamentos Autonómicos, concejalías, como asesores o cargos de confianza.
Confío, que es mucho confiar, que el viaje de la democracia al totalitarismo en este regreso al pasado de manos de Pedro Sánchez sea frenado por los propios socialistas de bien, porque sin duda, este viaje más sanchista que socialista, significa el principio del fin del socialismo español durante muchas décadas. El pueblo español puede ser de izquierdas o derechas, pero lo que no es, ni volverá a ser, es un pueblo que apoye a totalitarios en el Gobierno de España.
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