Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Educar a los hijos es una de las finalidades esenciales. Los padres tienen la obligación de cuidarles, acompañarles, alimentarles, vestirles, darles una educación y una formación escolar adecuada y corregirles los malos actos de forma moderada y constructiva cuando así fuere necesario. Así lo regula el Código Civil a lo que añade la obligación de representarlos y administrar sus bienes.
Enseñanza, educación y cultura no sólo son conceptos distintos, también a veces resultan contrapuestos.
Llevamos cuarenta años sin un plan de enseñanza, una ley de educación estable. Se han aprobado durante este tiempo un total de ocho planes de educación. Cada gobierno ha sacado el suyo. Ha sido imposible consensuar un pacto por la educación. A la Ley General de Educación de 1970, le han sucedido la LOECE de UCD de 1980, la LODE del PSOE de 1985, la LOGSE, también de inspiración socialista aprobada en 1990, para más tarde sacar la LOPEG en 1995. Con el gobierno del PP una nueva ley vio la luz, la LOCE de 2002. A esta le sucedió la LOE de 2006 con el gobierno de Rodriguez Zapatero. La alternancia trajo otro gobierno del PP, dando a luz la LOMCE, conocida como “Ley Wert”que debe su nombre al ministro del ramo. Hoy nos contempla la “progresista” LOMLOE fruto del gobierno de coalición PSOE/Podemos.
¿Será la “LOLAILO” la próxima en llegar?.
Una sopa de letras de difícil digestión que ha venido enturbiando y haciendo cada vez más difícil e improductiva la tarea educativa de centros de enseñanza y profesores.
La ley del mínimo esfuerzo se ha instalado en las mentes de los progenitores que no admiten que aprender y hacerlo bien requiere esfuerzo. Lo importante no es la titulación, o el curso que se estudia, repetir o no. Lo importante es el SABER. Los centros de enseñanza no son “aparcaniños”. Van a clase todos los días con la finalidad de adquirir los conocimientos fundamentales que requiere una sólida educación. Lo que no aprendan allí tendrán que aprenderlo de mayores.
Hubo un tiempo en nuestra historia en el que se decía “ la letra con sangre entra”, lo cual venía a significar que es necesario el trabajo y el estudio para aprender algo o para avanzar en algo, por las buenas o las malas. Esta frase es atribuida al célebre pintor español Francisco de Goya denunciando la defectuosa educación de los niños de su época. Si levantara la cabeza… Lo plasmó en un cuadro del mismo título en el que unas posaderas al aire son castigadas por el maestro con una vara. Este cuadro se encuentra en el Museo de Zaragoza. Ni que decir tiene que estas maneras de forzar la aplicación se suprimieron hace muchos años y de eso se ha pasado al otro extremo.
Con la actual ley en vigor los alumnos no repiten curso, pues para ello el centro necesita contar con el consentimiento de los padres. Increíble pero cierto. Los exámenes han perdido su razón de ser pues se evalúa por “competencias” no por el nivel de conocimiento del alumno.
La falta de vigilancia e irresponsabilidad de algunos padres y madres da como resultado la asistencia a clase con un teléfono móvil de una niña de ocho años, como ha ocurrido recientemente en un colegio de Sevilla.
Se ha creado la figura del “coordinador de bienestar”. A esto llega la ridiculez normativa del legislador. Si a un niño le das a elegir con libertad y sin más consecuencia inmediata entre el esfuerzo y la ensoñación placentera del móvil y los vídeojuegos, que creen que elegirá?. Si además tienen regalo doble en navidad, Santa Claus y Reyes Magos, cumpleaños que en nuestra época ni soñábamos, primeras comuniones celebradas como bodas…
A la edad de catorce o quince años nadie puede estar preparado, cursando cuarto de ESO, para tener que decidirse por materias que le dirigen a un camino profesional determinado, restándole la posibilidad de estudio de otras materias alternativas que pueden ser fundamentales para su futuro. El hábito de estudio no se le inculca al alumnado, así como el de lectura.
El éxito profesional es independiente al ciclo formativo y este sólo se alcanza desde una óptica global de conocimiento, educación y cultura. ¿Se puede ser culto sin haber recibido clases de latín y griego?. Difícil.
Nada de esto es posible sin el reconocimiento de la auctoritas en el profesorado, que ve con impotencia las consecuencias derivadas de un sistema educativo tan injusto como ineficaz.
Es posible que estemos formando una generación de españoles incultos, indolentes y muy bien preparados para trabajar en lo que no les gusta. Probablemente allende nuestras fronteras.