Manuel Recio Abad. suiteinformación.- La inestabilidad política actual en España está lastrando el crecimiento de la inversión en prácticamente todos los sectores de la economía. La inversión extranjera continuará su tendencia negativa en lo que resta de 2024, tras nueve meses consecutivos de caídas. La incapacidad del actual Gobierno de coalición para sacar adelante medidas de carácter económico está dañando irremediablemente al sector productivo. La pequeña y mediana empresas tiene serias dificultades a la hora de encontrar financiación para circulante y futuras inversiones necesarias para su crecimiento y consolidación de posiciones de mercado ante la competencia.
Infinidad de empresarios españoles se están planteando domiciliar sus empresas en países alternativos pertenecientes a la UE como son Portugal, Andorra, Francia o Italia.
La inversión extranjera en 2023 se hundió un 18%. Este año ese porcentaje será superado en varios dígitos. Los inversores extranjeros olfatean cierto clima prebélico. No les da confianza ver sus capitales bajo normas financiero-fiscales de un gobierno socialcomunista con aires de caudillismo revolucionario excluyente. Los inversores y el mundo del capitalismo en general, aman las posiciones liberales de la economía social de mercado. Exigen lealtad, transparencia y respeto y hoy por hoy en España se da de todo menos eso. Así mismo el aumento de la criminalidad es tremendo y nada tiene que ver con los índices publicados por el Ministerio del Interior. La inseguridad en las calles limita la libertad y el miedo hace mella en el gasto familiar, provocando una retracción del dinero circulante tan necesario para la salud de las empresas.
Así mismo se advierte un parón aún mayor de los grandes proyectos relacionados con fondos europeos Next Generation. En 2023 sólo se realizaron pagos con cargo a estos fondos en un 25%. La inestabilidad política genera un claro y patente parón inversor y mientras se mantenga la actual inseguridad parlamentaria será muy difícil que la inversión extranjera levante cabeza. Además del capital extranjero, el capital español también está en retroceso.
En España a fecha de 2024 cohabitan un total de 2.944.407 empresas., de las que sólo 5.928 están consideradas como grandes empresas, es decir, tienen una plantilla mínima de 250 trabajadores contratados.
El 76% de las empresas españolas están aumentando sus inversiones en Iberoamérica en este ejercicio 2024. Prefieren invertir en el extranjero antes de hacerlo en su país de origen. Motivos sobrados deben tener para ello. México, Chile, Colombia, República Dominicana y Uruguay son localizaciones prioritarias.
El miedo a una fuga empresarial en nuestro país ha crecido de forma exponencial. Es debido a la falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal que está haciendo que empresas y sus directivos se refieran a la posibilidad de dejar de invertir en España por el gravamen, la inseguridad y la forma de hacer política del Gobierno que despierta serias dudas sobre la falta de seguridad jurídica que pueda afectar a sus inversiones y activos. El incremento de las tasas de interés y el estancamiento electoral que se prevé, ha llevado a un descenso en los créditos solicitados por las empresas para proyectos a medio y largo plazo. Además sólo las grandes corporaciones o empresas muy consolidadas tienen fácil acceso al crédito bancario. El resto son calificadas como incapaces para soportar endeudamiento. Este comportamiento de las entidades financieras españolas es diametralmente opuesto al de las portuguesas, que reciben con los brazos abiertos a aquellos empresarios españoles que se deciden a constituir sociedades mercantiles en el país luso, encontrando toda clase de facilidades a la hora de conseguir financiación para sus nuevos proyectos.
Aunque las empresas continúan recibiendo a cuenta gotas escasa financiación a corto, en sus inversiones a largo, para proyectos de futuro, las corporaciones empresariales están buscando posibles alternativas.