Pablo Barrón. suiteinformación.- La postura del gobierno español frente a las elecciones en Venezuela ha sido un tema de creciente controversia. La ambigüedad que caracteriza esta política no solo refleja la falta de una estrategia clara, sino que también pone de manifiesto una serie de contradicciones internas que podrían tener graves repercusiones tanto para España como para la comunidad internacional. El Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha sido criticado por su tibieza en la condena del régimen de Nicolás Maduro. Este enfoque blando contrasta
drásticamente con la postura firme que muchos sectores de la sociedad española esperan. Por otro lado, La comunista Yolanda Díaz, Vicepresidenta del gobierno y Ministra de Trabajo, ha hecho declaraciones que reconocen la victoria de Maduro en las elecciones del pasado 28 de julio, esto genera una confusión aún mayor sobre la posición oficial del gobierno español.
ESTO DEJA A ESPAÑA CON MENOS INFLUENCIA EN HISPANOAMÉRICA.
La figura de José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha sido un defensor abierto de la dictadura venezolano. Su apoyo a Maduro y a su administración, considerada por muchos como una narco dictadura, plantea interrogantes sobre la influencia que puede tener en el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Esta inacción podría ser interpretada como un respaldo un régimen que ha violado sistemáticamente los derechos humanos. De hecho el dictador Maduro agradeció en redes sociales el reconocimiento de la comunista Díaz.Aparte de Zapatero, está el pseudo profesor y comunista Juan Carlos Monedero, que causa un profundo rechazo la población, pero por imágenes publicadas recientemente en redes, se le ve feliz junto a Zapatero, apoyando y siendo asesores de un DICTADOR . Además, la relación entre el chavismo y el sanchísmo plantea preguntas inquietantes. ¿Qué saben realmente Maduro y su círculo sobre el gobierno social comunista de Pedro Sánchez? Las maletas llenas supuestamente de oro o dinero que trajo Delcy Rodríguez, la cual fue recibida por el ministro Ábalos mano derecha de Sánchez, además de la supuesta mina de oro que Zapatero habría explorado en el país sudamericano son temas que han alimentado especulaciones sobre un posible intercambio de favores entre ambos líderes. Esta conexión, si es cierta, podría estar minando la integridad del gobierno español y sus compromisos con la democracia y los derechos humanos. En conclusión, la ambigüedad de la política exterior española hacia Venezuela no solo es un signo de falta de dirección, sino que también puede tener consecuencias nefastas. La falta de una condena clara hacia el régimen de Maduro, sumada al apoyo de figuras como Zapatero y la comunista de Yolanda Díaz, pone en tela de juicio la postura de Sánchez. En un momento en que la comunidad internacional se enfrenta a desafíos significativos en términos de derechos humanos y democracia, es imperativo que el gobierno español adopte una posición firme y coherente. La historia juzgará a aquellos que eligen el silencio ante la opresión.