Pedro I. Altamirano. Málaga, 16 diciembre 2022.- En varias ocasiones he descrito el cómo se semeja el “modus operandi” del Sanchismo al modo en que asaltaron el poder Adolf Hitler o Benito Mussolini, que si bien en principio se acogían al texto legal, la verdad fue que, desde la falta de la mínima ética, lograron forzar la legalidad bordeando los textos para poder dar sin problemas el golpe de gracia a la democracia y ocupar el poder absoluto.
La ética democrática hace décadas que ha ido muriendo poco a poco ante la vista de todos, pero del mismo modo, sin que nadie haga nada. Lo peor es que ha sido culpa de todos. Tanto el PSOE como el Partido Popular han sido cómplices de la muerte del humanismo en la enseñanza y por tanto del ocaso de la ética en todos los campos de la sociedad.
El abandono del humanismo, del estudio del Latín y el Griego, de la comprensión de los filósofos a través de la historia, del desarrollo del pensamiento crítico y el conocimiento, han llevado a la actual sociedad española al atontamiento en masa, incapaz de reaccionar ante nada. Da igual lo que pase, que mientras haya cerveza en le nevera, futbol, y plataformas digitales que nos aíslen de la realidad, da igual lo que ocurra alrededor.
No nos debe extrañar por tanto que se esté realizando un asalto al poder desde la absoluta falta de ética y moral política para robarnos las libertades y la democracia, sin que la sociedad levante un solo dedo para evitarlo. Esa misma sociedad que le da igual que gobierne un presidente que llega bajo unas promesas electorales, que ha ido traicionando una tras otra sin consecuencias alguna. ¿Es democrático faltar a la palabra dada en un proceso electoral? En absoluto, debería ser causa de censura y convocatoria de nuevas elecciones ya que se llega al poder bajo un presunto delito de fraude electoral.
Gobernar desde el decreto ley, sin contar con los informes técnicos necesarios, será legal, pero ni ético ni moral. Eso supone bordear los limites legales. Volvemos a Adolf Hitler y a Benito Mussolini. Por desgracia ni abra censura, ni nuevas elecciones. Da igual, todo da igual. Pase lo que pase, da igual. Al pueblo, en base al despojo humanista lo han arrojado al rincón de las cosas prescindibles, en base a un nuevo y vomitivo proceso de despotismo.
No tengan la menor duda que el Sanchismo lo conseguirá. Cambiará las leyes bordeando la legalidad y dará el golpe definitivo a la democracia sin que la sociedad española reaccione. Me cuesta, desde mi profunda convicción republicana, reconocer lo que ocurrió en la II República española que de tal modo acabo para toda la sociedad española. Lo que espero es que la otra España, los salvadores de la patria no estén preparando otro tipo de golpe, de esos que se preparan en las cafeterías de Madrid de tan mal recuerdo para todos los españoles con un mínimo de memoria. Tan capaces son unos de intentar dar un golpe desde las cortes, como los otros de resolverlo en las cafeterías.
No tenemos remedio, por desgracia parece que los españoles somos aficionados a los golpes, ya sean de izquierdas o derechas. Quizás no tengamos el AND democrático porque nunca, ningún gobernante español en los últimos siglos, más dedicados a la corrupción y las tramas de café, que a educar al pueblo en libertad y con capacidad de pensamiento propio. Entre todos han llevado a España a un Estado sin ética ni moral, del tal modo que el la genial película “La vaquilla” del maestro Luis García Berlanga que relata a la perfección lo que está ocurriendo en estos momentos: la muerte de la democracia española entre el enfrentamiento de los poderes y la desidia de los españoles.