VAYA POR DELANTE MI CONDEMA MAS ABSOLUTA HACIA ISRAEL POR LA BARBARIE DE GAZA.
Xavi Altamirano. Suite Información. Con perdón para aquella “chusma” útil de los galeotes, los remeros que recibían su nombre por remar junto a la chumacera —la pieza de la borda donde trabaja el remo—. Y también, con respeto hacia otra “chusma”: la de los presidiarios enviados desde Sevilla a las almadrabas de don Alonso de Guzmán, nuestro Guzmán el Bueno. Allí, en temporada, ayudaban a gestionar el tesoro que Sancho IV le otorgó al concederle la explotación de las pesquerías desde el Guadiana hasta Palmones, donde se situó la frontera con el Reino de Granada. Premio que recibió Guzmán por defender Tarifa incluso a costa del sacrificio de su hijo.
Aquella chusma de galeotes trabajaba duro. También trabajaban duro la que llegaba a las almadrabas desde Sevilla. Pero esta chusma sevillana debía tener más gracia que la actual, ya que Cervantes, en La ilustre fregona, explicaba que para convertirse en un verdadero pícaro era requisito imprescindible pasar al menos dos temporadas en aquellas faenas. Seguramente, tenía más dignidad que la chusma que hoy nos ocupa.
Porque, ¿qué clase de chusma es, la de quienes integran las flotillas reivindicativas en cruceritos por el Mediterráneo durante más de un mes y luego envían sus secuaces a nuestras calles rompiendo escaparates y destrozando mobiliario urbano en nombre de causas ajenas? ¡De qué viven? ¿De dónde sale el dinero para mantener ese modo de vida? ¿Dónde trabajan?
Pues todos lo sabemos, son subvencionados, beneficiarios de ayudas aseguradas a fin de mes. Los mismos que, con gesto altivo, justifican el vandalismo en nombre del pueblo palestino, como si arrancar adoquines o enfrentarse con la policía resolviera un conflicto internacional. Mientras tanto, el coste de sus destrozos lo pagamos usted y yo.
Entre ellos, además, figuran dos exetarras que en su día defendieron y aún protegen a los asesinos de ETA en crímenes sin resolver. Estos se solidarizan con Palestina, sí, pero no con las víctimas de la barbarie que dejó aquí cientos de huérfanos y viudas.
Esa es la chusma actual: el ejército de choque que utiliza la izquierda fascista contra el propio Estado que pretende debilitar.
O reaccionamos, o acabarán por destruir lo que tantos españoles de bien —de izquierdas y de derechas— hemos levantado con mucho esfuerzo durante décadas.
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