REDACCION. M. Recio. suiteinformación.- Los acuerdos secretos alcanzados entre los restos del naufragio de Convergencia y Unió, renombrado Junts per Cat y lo que un día fue un partido socialista, hoy en demolición incontrolada y de nítida deriva comunista, llamado PSOE, en reunión celebrada en un lugar secreto de la ciudad suiza de Ginebra, se adivinan lo suficientemente dañinos para los intereses de España como para justificar mantenerlos bajo un pacto de ley del silencio.
En esta ocasión el protagonista de la película no es Marlon Brando. Al gran director Elia Kazan le han puesto a dirigir a un tal Santos Cerdán León, el chofer navarro clave en la negociación de la investidura y una parlamentaria de apellido Noguera.
Este técnico de formación profesional grado II, tiene en sus manos ni más ni menos que el futuro del gobierno presidido por aquel a quien condujo por toda España, a su padrino, montados en un Peugeot 407 diésel.
No deberíamos estar adivinando una reunión de capos.
Hasta 1957 la Cosa Nostra en EEUU funcionaba en la clandestinidad. No existía de forma oficial. Ese año un policía de provincia llamado Edgar Croswell, sargento de la policía estatal de Apalachin, pequeña localidad del estado de Nueva York, descubrió una reunión secreta de la mafia. Lo que interrumpieron con su actuación policial fue la reunión de la Junta del Consejo Rector de la Mafia para elegir al “capo de tutti capi”.
Los españoles no salimos de nuestro asombro al conocer que asuntos internos de nuestra nación, se negocian, entre dos formaciones políticas con dudosas intenciones, en país extranjero, como si de asuntos de un estado fallido se tratara.
Nunca un pacto tan indeseable para conseguir siete votos, dañó tanto a la imagen de todo un país.
Cuando una organización impone un pacto de silencio a otra o se acuerda observar esa norma no escrita, se deja entrever una actitud mafiosa muy alejada de las conductas de luz y taquígrafos que deben imperar en una democracia para el día a día en el funcionamiento de los partidos políticos. Ocultar información o mentir, puede llegar a convertirse en un delito y denota una falta de respeto e integridad moral para con la ciudadanía.
Nada tienen que ver los secretos oficiales de un estado soberano con los resultados de la negociación interesada entre dos partidos, poniendo en peligro la paz social, a cambio de lograr sólo intereses espurios. El padre de un buen amigo me dijo un día que para ser feliz y llevar una vida coherente, nunca habría que realizar nada que no pudiese publicarse en la portada del diario ABC.
Ocultar lo que daña o avergüenza tiene cierta lógica, aunque resulte intolerable cuando se está poniendo en peligro los pilares básicos de la convivencia en paz de una nación de sonada tradición guerracivilista como es la nuestra. Sería la sexta. Ojo al dato. Siete votos nunca pudieron causar tanto temor e indignación, sobre todo en manos de quienes actúan más como grupos mafiosos que como partidos políticos.
La banda de North Side Gang, deambula por Ginebra. Ordenará Puigdemont una nueva Matanza, política esta vez, de San Valentín para acabar con la carrera de Pedro Sánchez?
Pasen y vean. M. Recio. 3/12/2023