M. Recio. suiteinformación.- El espacio en el cual se organiza la Feria de Sevilla se compone de dos zonas diferenciadas. Una de ellas es el conocido como Real de la Feria, llamado así porque un real, es decir la cuarta parte de la tan añorada y gloriosa peseta, era el precio que cobraban los aurigas de los coches al punto, por trasladar a su clientela hasta las inmediaciones del recinto ferial, entonces localizado en el Prado de San Sebastian.
Allí se ubican las casetas y por sus calles se desarrolla el paseo de caballos y enganches.
La otra es la zona de esparcimiento y emociones para pequeños y mayores. Allí, previo pago de tasas astronómicas, los feriantes, abnegados industriales, instalan sus atracciones mecánicas, tómbolas, circos… Es el lugar de los famosos “cacharritos ” , mas en Sevilla este sector es conocido con el nombre de La Calle del Infierno y a la forma sevillana es pronunciada como “Lacallelinfienno”. Así fue bautizada en sus inicios y con esa misma denominación a la sevillana continúa.
El ruido es ensordecedor y los decibelios sobrepasan los límites imaginables.
El matrimonio Sánchez-Gómez está disfrutando de unos días de vacaciones en la Feria, dentro de un auténtico infierno pues no pueden pasear por el Real sin ser continuamente increpados.
Deciden trasladarse a la Calle del Infierno.
La “Montaña Rusa”les hace disfrutar del vértigo en el que con sus años de gobierno han sumido a todo un país, produciéndole una auténtica fiesta química a los españoles, acelerándoles el ritmo cardiaco en una experiencia de riesgo gratuito que conlleva la sensación de miedo.
Al abandonar la Montaña Rusa y con la niña España de la mano, decidieron ir al “Tren de los Escobazos”. Sin pasar previamente por la taquilla, privilegio del mandón, subieron a uno de los vagones. Al ponerse en marcha la pareja empezó a recibir los primeros golpes de escoba, algo que ya esperaban, por lo que decidieron parapetarse tras una España que a partir de ese momento recibió toda clase de golpes sin rechistar.
Con España amoratada y en puro daño, sin dejarla reponerse , decidieron ir al “Meneito”, una especie de olla abierta que durante una legislatura les hizo saltar y rodar de un lado para otro sin posibilidad de sujeción a elemento alguno, por lo cual rodaron por el piso. El matrimonio reía a carcajadas abandonados al frenesí de los golpes mientras España aterrorizada pedía a gritos que todo acabara pronto.
Del “Meneito” decidieron llevar a la niña a disfrutar de nuevas sensaciones y se dirigieron a la “Ola Mundial” . Aquello fue ya el despiporre. Un continuo sube y baja por los conflictos internacionales que hizo gritar a la pareja con las piernas por alto, mientras España sufría la vergüenza de verse señalada por todos quienes observaban su ridícula y esperpéntica reacción.
En los Coches de Choque, todo fue a mayores. Abusando de su poder, Sánchez ordenó que pararan todos y solo anduviera aquel en el que los tres montaron. Nunca se había visto nada igual desde que en 1922, los hermanos Harold y Max Stoherer inventaran esta atracción en Massachusetts. Gómez se hizo con el volante y comenzó a embestir a todos los parados sin tener en cuenta su posición de Segunda Dama del Reino de una España que miraba atónita su irresponsable actuación. De pronto el resto de los coches iniciaron su marcha y los conducidos por jueces, algún fiscal, periodistas, diputados, senadores y otros fueron todos a una al choque del coche cuyo volante ya había pasado a manos de Sánchez, sin saber bien que hacer ni oír dónde tirar para salir de la tremenda situación en la que su mujer le había metido. A España todo esto le produjo algunas magulladuras más. Pero ya estaba acostumbrada a sufrirlas en silencio.
Terminada la experiencia se inició una discusión matrimonial, pues Sánchez quería subir al “Saltamontes”, mientras que Gómez prefería disfrutar del “Barco Pirata”. Ambos jalaban de los brazos de España en opuestas direcciones. Al darse cuenta los viandantes del daño que infringían a la niña comenzaron a llamar la atención a la pareja. Para que el tumulto no pasara a mayores Sánchez y su media naranja soltaron las manos de España y decidieron subir al “Simulador”, lugar que les permitiría, durante varios días, meditar sobre qué decisión tomar con la finalidad de salvarse como fuera o de la manera más conveniente, de las consecuencias del “Circo” que habían montado y que ya no podrían seguir explotando por más tiempo.
Mientras, España fue llevada a la oficina de Paises Perdidos, a la espera de que en unos cinco días el matrimonio Sánchez-Gómez tomaran una decisión sobre a qué país volar, abandonando “lacallelfienno” y a España para siempre. El daño causado ya es tan suficiente como irreversible. Pobre niña.