Manuel Recio Abad. suiteinformación.– La profesión de escritor a sueldo de otro es una realidad tan palpable que resulta casi imposible no detectar, si no al auténtico autor de una obra, si al menos llegar al convencimiento de que quien la firma no es quien la ha escrito.
A este escritor que suplanta a quien va a figurar con su firma al final, como verdadero autor sin serlo, se le llama “negro literario”, siendo también conocido como “escritor fantasma” o Ghostwriter. Suele ser un escritor profesional a quien se le contrata para escribir algo que al final firmará otra persona. Puede tratarse de un artículo, un cuento, una novela o ….. una carta.
Se puede estar incluso ante la existencia de un narrador explícito, es decir, aquel que utiliza la primera persona narrativa y se caracteriza por una fuerte presencia personal e íntima en el relato, que redactado por un tercero, aporta la mayor precisión posible de información.
Que tendría el negro del Presidente del Gobierno de España en sus entendederas, a la hora de redactar, para concentrar tal volumen de sandeces lacrimógenas, inexactitudes varias, acusaciones y exculpaciones adornadas, con la finalidad de justificar lo indisculpable.
El negro ha asumido la posición de narrador protagonista, metiéndose en el papel principal y también en el secundario. Le tizna las caras sin quererlo, a Sánchez y a Gómez. Entra en sus afligidos y doloridos corazones para exponer al mundo la gran injusticia que las hordas y mesnadas “ultras”, tan salvajes como violentas, que abundan en internet, les profieren cobardemente a la mujer del que encarga. Al llegar al nudo de la epístola el negro se transforma en zaino y agarra el stilum con las dos manos para cual Tizona, herir a quienes osan atacar de forma tan injusta a una señora, que entre sus labores al parecer, destaca como sagaz lobista.
Pasó ya el tiempo en el que las esposas de los presidentes de gobierno hacían lo propio el día 26 de octubre, Día de la Banderita de la Cruz Roja haciéndose presente en una mesa petitoria, sin necesidad de tener que llevar el jornal a casa.
El autor de la carta, que indudablemente no es el Sr. Presidente, incluye, demostrando una innegable afición taurina, la mención a una estrategia organizada de “acoso y derribo” en la que viste de corto a los Sres. Nuñez Feijoo, Abascal y Bernad, en su afán acusador, dispuestos a hacer una faena de campo, que por lo que se ve, ha surtido el efecto deseado: echada y voltereta.
En un ejercicio de redacción ínfima, de menor nivel que los alumnos de bachillerato hacíamos en nuestras visitas anuales a las plantas embotelladoras de Coca Cola, participando en los Concursos Nacionales de Redacción que la marca patrocinaba, el negro simplón trata de convencer a la ciudadanía, a la cual se dirige, del contubernio judeomasonico de esa extrema, ultra, súper derecha, que gratuitamente y sin motivo, trata de desprestigiar a dos ángeles del cielo imprescindibles para bien gobernar y…mejor conseguir.
La negra carta es de lectura inabordable, como inabordables son sus auténticos redactores, empeñados en sostener a un gobierno que hace aguas por muchos sitios, que están en la mente de los más de veinte millones de españoles fascistas y ultra conservadores, que no saben analizar las bondades del progresismo y la libertad bien empalada.
Sr presidente, la próxima carta escríbala usted mismo y si su estado anímico no se lo permite, pues no está ya para tanto, por favor no vuelva a castigarnos y . . . cambie de negro.