Pablo Barrón. Suite Información.– Está vez no podíamos faltar a la convocatoria que organizó la Plataforma por la España constitucional. Lo vivimos desde dentro y desde dentro nos sumamos al mensaje que en Colon se transmitió…
La situación de deterioro democrático y político que sufrimos es inaceptable. Tenemos un Gobierno enfangado en un proceso de deconstrucción constitucional, atrapado en su propia red de cesiones y corrupción, incapaz de aprobar unos presupuestos y cautivo de unos socios cuyo objetivo declarado es liquidar a España como Nación. No hay nivel del Gobierno, del actual Partido Socialista o de las Instituciones, que no esté afectado de una u otra manera por la sucesión de atropellos constitucionales, escándalos, manipulaciones, nepotismo y abusos de poder que están dañando gravemente a nuestro país y degradando nuestra convivencia.
Tomar democráticamente la calle, exteriorizar públicamente la indignación de la ciudadanía, no son inútiles actos de desahogo, sino expresiones de un estado de opinión de la sociedad española con efectos palpables. Estas demostraciones públicas demuestran que lo que sucede en España no es parte de la normal batalla política. Estas concentraciones reflejan un espíritu de resistencia frente a los atropellos del Gobierno que invita a la reflexión a quienes lo apoyan y que despierta a los anestesiados y moviliza a los indecisos. Estas multitudinarias exhibiciones muestran a la distante y siempre cauta clase política de Bruselas que España sufre una crisis democrática sin precedentes y exponen internacionalmente a un Pedro Sánchez que suscita el frontal rechazo de una gran parte de la población de su país y que ha hecho de la división entre españoles su bandera. Y, no menos importante, estas manifestaciones sirven para fortalecen la moral de todas las personas decentes que, pese a todas las presiones, todas las amenazas y todos los riesgos, se mantienen firmes en la defensa de la ley y de las libertades.


Ciudadanos de todas las sensibilidades, quisieron proclamar públicamente: •que no aceptamos el penoso espectáculo de nepotismo y corrupción al que nos someten;
•que no aceptamos el desprecio al Parlamento, el gobierno a golpe de Decreto Ley y la sustitución del debate parlamentario por oscuras negociaciones;
•que no aceptamos la degradación de los servicios públicos, con pasajeros desasistidos durante horas en trenes varados en medio de la nada,
•un aeropuerto de Barajas convertido en refugio de indigentes
•un apagón de corte tercermundista en toda España, que simboliza el estado de abandono
•descomposición de nuestro país; que no aceptamos la inmoralidad que supone legitimar a Bildu y hacerlo socio privilegiado del Gobierno de España.
•llevan asesinos en sus listas, los homenajean y son los beneficiarios de su pasada labor criminal. Es, por tanto, inaceptable que puedan ser interlocutores políticos, que no aceptamos los ataques a la Corona, que se redacte el Código Penal al dictado de sediciosos y malversadores.
•ignominiosa amnistía,
•la concesión de privilegios fiscales que rompen la igualdad entre españoles y se utilizan como corrupta moneda de cambio para comprar votos.
•no aceptamos que los contrapesos del poder sean anulados, los medios críticos acosados, los jueces hostigados, las Instituciones colonizadas por compañeros del partido y la Constitución atropellada.
En definitiva, no aceptamos convertirnos en una democracia bolivariana. Y, porque no aceptamos convertirnos en una Venezuela chavista, por la dignidad de España y en defensa de la Constitución, exigimos la dimisión de Pedro Sánchez y la convocatoria de elecciones generales que permitan escuchar la voluntad de los españoles y mostrar que somos millones quienes estamos decididos a sacar a España de un proceso que sólo ofrece decadencia y arbitrariedad y a devolverla al proyecto común de una España unida, constitucional y de ciudadanos libres e iguales.