Manuel Recio Abad. suiteinformación.– Doctores tiene la Iglesia y constitucionalistas el Estado. El ciudadano de a pie merece una explicación, máxime cuando nadie asume su responsabilidad, las instituciones colapsan y estas dejan de funcionar.
La más importante e influyente de las obras de Platón es la República y esta viene a ser un compendio de todos sus pensamientos sobre política. El término república procede de “res publica “, la cosa pública, la cosa del pueblo, tiene por tanto una acepción genérica. En España terrorífica. La República romana comenzó en el año 509 a. C., cuando un grupo de nobles derrocó al último rey de Roma, Tarquinio “El Soberbio”, nombrándose a dos cónsules que eran elegidos para gobernar por espacio de un año. La primera y más antigua república europea nace en el año 1243 y se constituyó en San Marino, un pequeño país de 61 Km 2. Fue fundada por el santo de su mismo nombre, San Marino, cuando junto a San Leo, se vio obligado a huir de Roma a causa de la persecución ordenada por el emperador Diocleciano contra los católicos, refugiándose junto a un grupo de monjes en el Monte Titano.
Al parecer el origen de toda república está en el torpe hacer de un rey.
El actual Rey, Felipe VI, según nuestra Constitución de 1978, es el Jefe del Estado y además tiene la más alta autoridad y responsabilidad sobre los ejércitos del país y todos los demás integrantes de las Fuerzas Armadas deben obedecerle. Por lo tanto, ningún otro miembro militar tiene poder por encima del Rey en asuntos de servicio en el mando supremo de nuestras Fuerzas Armadas. Sin embargo, sólo puede actuar cuando el Gobierno se lo permite, es decir nunca jamás. Que duda cabe de que estamos ante una monarquía parlamentaria un tanto anómala. No se entiende muy bien esa relación sumisa de la jefatura del Estado con la presidencia del Gobierno, máxime en circunstancias de especial gravedad como son el saltarse a la garrocha la Carta Magna con la aprobación de una ley de amnistía anticonstitucional o la dejación de sus funciones y obligaciones relativas al deber de socorro ante una catástrofe como la sucedida en Valencia, y otras dos comunidades autónomas más. Creo que han instaurado sin pedir permiso, una República en la que el Presidente de la misma es un Rey maniatado y esto no ha sido previamente ratificado mediante referéndum.
Infinidad de españoles se están preguntando cuál es la utilidad de la Corona. En apariencia estamos viviendo en un régimen republicano corrupto y bochornoso, en el cual quien manda en solitario de facto es el Jefe del Gobierno.
El actual estado de cosas impide el normal y lógico desarrollo de la forma de Estado en España cuál es la Monarquía Parlamentaria, que a diferencia de la Monarquía Constitucional en la que el rey retiene el control del poder ejecutivo, “el rey reina, pero no gobierna”. Esto no puede ni debe ser óbice para el desempeño de las funciones que al Rey otorga la Constitución que todos votamos en referéndum.
Está claro que los constitucionalistas no fueron previsores ante la posibilidad de que un sujeto de la catadura moral del actual presidente y de sus acólitos pudiesen alcanzar el poder, mantenerlo y desarrollarlo abusando del decreto ley, una norma con rango de ley, de carácter provisional, que sólo puede ser utilizada por el Gobierno cuando concurran unas circunstancias de extraordinaria y urgente necesidad. El Parlamento hoy en España es un cero a la izquierda.
Que lejos ha quedado el espíritu que impregnó la transición.