Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Sin transparencia no hay democracia posible. Todo ciudadano participativo tiene derecho a saber que se hace con su voto, como se contabiliza y recuenta y para que va a servir antes de ser depositado en una urna. Un voto no puede ser un cheque en blanco, el apoyo incondicional para ser utilizado incluso en contra de aquello para lo que sirvió su obtención. Con mi voto no.
La confianza en los líderes está muy dañada en España. El votante desconfía profundamente de la voluntad de cumplimiento programático, incluso desde antes de ser sometido a consideración de la ciudadanía. Esa falta de confianza retira a millones de potenciales votantes de la cita electoral, llevándolos por el camino de la abstención. Estamos comprobando cómo una democracia viciada con una forma de gobernar desvergonzada, es la peor de las dictaduras. Con mi voto no.
La caza del voto justifica grandiosas campañas electorales en las que se invierten millones de euros, una sangría económica poco justificable en relación al resultado que produce. La consulta popular mediante referéndum ha pasado al ostracismo, en la toma de decisiones que afectan de forma directa e impactante a la ciudadanía. Solo electores, jamás consultados. ¿Qué clase de democracia se está instituyendo? .Una extremadamente alejada del concepto participativo. Con suerte sólo cada cuatro años, renuentes en no pedir tu opinión, ruegan tu voto como si nada hubiera ocurrido. Vuelves a votar aún sabiendo que la frustración hará presa en ti desde los acuerdos iniciales o una vez transcurrida media legislatura.
Sufres comprobando impotente que las instituciones colapsan, pues no tienen medios legales para impedir los abusos de poder. La jefatura del Estado, garante del cumplimiento de artículos fundamentales de la Constitución, está maniatada para poder actuar. El Constitucional se arroga la facultad de auto proclamarse como tribunal de última instancia sin serlo, convirtiéndose en sala política a disposición de los intereses del ejecutivo. Con mi voto no.
Los medios de comunicación tradicionales, prensa, radio y televisión, atraviesan un proceso de reconversión imprescindible para no seguir subsistiendo gracias a las ayudas siempre a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Esta situación les convierte en sumisos expendedores de noticias viciadas, modificadas, alejadas en ocasiones de la verdad, al servicio y la orden de quien decide y ejecuta el reparto. Gracias a Dios que no pueden competir con los contenidos de la Red. Eso nos salva aunque se trate de dañar su imagen por todos los medios, acusándolos de expandir fango y falsas noticias.
Mi voto es importante. Es reflexivo, decidido tras un largo periodo de observación, es libre, sin ataduras de ningún tipo, sin pedir nada a cambio … sólo que sea respetado. Habría que impulsar una testimonial agrupación electoral del voto en blanco. Quizá así empezarían a dar valor a la acción de votar. El voto, por desgracia, seguirá siendo denostado.