Manuel Recio Abad. suiteinformación.– Lo contrario a la humildad, bendita cualidad, se conoce con el nombre de soberbia. La persona humilde reconoce y trata por igual a todos los seres humanos, reconociendo la dignidad en ellos. No me estoy refiriendo a la falsa modestia tan en boga actualmente. La humildad, con mayúsculas, está reservada para personas inteligentes, sabias, con desapego a lo material y respeto y amor hacia el prójimo.
El éxito profesional y la ganancia dineraria impiden a veces a personas listas y preparadas, el ser humildes. La falta de edad suficiente también suele ser enemiga de la humildad, aunque la juventud sea una enfermedad que se cura sola con el paso de los años. Esta frase del Premio Nobel George Bernard Shaw encierra una gran verdad. La medicina apropiada debe consistir en los palos que te vaya dando la vida. El escarmiento en cabeza ajena es de muy difícil, por no decir imposible, aceptación. “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar…”, prudentísima frase obra del excelso novelista Don Benito Pérez Galdós; pues nada, no hay manera de que eso tan elemental, entre en muchas molleras independientemente de la calidad en su amueblamiento. Es la soberbia y a la vez el considerarse muy sobrado en todo, lo que provoca grandes catástrofes humanas y verdaderas tragedias familiares.
Siendo importante la experiencia que se haya adquirido en el día a día, más lo es la prudencia, el saber callar a tiempo y….respetar a los demás, sin intentar demostrar que está hablando con un sabelotodo. No hay dos personas iguales, ni los momentos se repiten. El análisis psicológico, pausado de cada individuo en cualquier situación en la que interactuemos no asegura para nada nuestro éxito. Decía mi querido tío Ricardo Recio que a lo largo de su vida, de la que disfrutó hasta entrado en su vigésimo lustro, había conocido a multitud de personas, buenas, menos buenas, listos, torpes… pero que la peor clase de todas era la de los catetos. En la vida se puede ser casi de todo, pero ser un cateto te predispone a la soberbia y a la falta más absoluta de humildad y sensatez. No valen argumentos válidos para el cateto y si tiene dinero peor aún. Se siente sobrado, por encima del bien y del mal y así pasa sus días de rico de bolsillo pero muy pobre de corazón y entendederas.
No hay que ser Pitágoras para descubrir a un cateto, se muestran por sí mismos y es su falta de humildad la que los delata. Están dispersos por todo el orbe, incluso en New York se dan. Hacen el palurdo de mil maneras diferente y se les ve venir de lejos o al desenvainar sus primeras frases siempre iniciadas con el yo por delante. No respetan el tiempo ni en trabajo de los demás, ni el afecto sincero que se les pueda tener. Solo van a lo suyo y caiga quien caiga.
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define al cateto como una persona pueblerina o palurda, rústico, tosco, ordinario, ignorante, necio, bobo, paleto, palurdo, patán, pueblerino.
La carencia de humildad es la que hace al cateto, da igual su lugar de nacimiento, pueblo o ciudad, nivel de estudios, importancia de su sastre, forma de expresión….
Dicen que el hombre más humilde del mundo fue Moisés y en la actualidad destaca el indobritanico Ratan Tata, todo un símbolo de la India emergente, arquitecto e ingeniero,director de la empresa familiar fundada por su bisabuelo. Abruma leer las distinciones de las que ha sido objeto y las condecoraciones recibidas, entre otras la de Caballero de la Gran Cruz de la Orden del Imperio Británico, Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República italiana, Gran Cordón de la Orden del Sol Naciente…recibió honores del gobierno de su país, que le entregó el galardón Padma Bhushan en el 2000, cuando se cumplían los 50 años del «Día de la República de la India». Su frase favorita repetida por doquier es: «la humildad es la clave para aprender y crecer constantemente» y esta otra: “El éxito proviene de la capacidad de escuchar, aprender y actuar en consecuencia”.
Acabo con la afirmación de que todos, sin distinción, en algún momento de nuestras vidas hemos podido pecar de soberbia y de falta de humildad, pero por favor… hay que procurar no ser y comportarse como un cateto. Eso jamás. Solo espero que nadie se de por aludido.