REDACCION. Xavi Altamirano. suiteinformación.- Hace algunos años ya, justo antes de la crisis del 2008 que tanto daño nos hizo, por asunto de trabajo comíamos regularmente en un restaurante afamado «con razón» El Refectorium, en una zona magnífica de Málaga llamada La Malagueta, donde se codea la actividad laboral más frenética, con el señor y señora en bermudas y toalla para bajar a la playa y con la actividad de corrales de la plaza de Toros del mismo nombre.
Pues bien, apareció en este grupo de amigos, compañeros de trabajo y conocidos, un chico agradable, sabiendo estar, resuelto económicamente por una actividad relacionada con los coches de alta gama, que procedía de Melilla, al cual, adoptamos en el grupo; su agradable mujer y sus hijos ya compartían actividad con todos los demás, incluso pasamos días familiares juntos en una casa de campo que por entonces compartíamos el Banco y yo – a la larga resultó que era más del banco que mía – «pero eso es otra historia».
Este chico, ésta familia, de la que no voy a dar más datos por respeto a su derecho a la intimidad, y porque les deseo lo mejor en su nueva vida, empezó a dar señales, sobre todo a las féminas del grupo, de un exceso de consumo en esas cosas en las que los barones – (he usado féminas y barones, espero no haber atentado con nada de género) – no nos fijamos . . . – bolsos de esas marcas prohibitivas para los humanos de a pie, y además eran originales. Pues una mañana, a eso de las 12 A.M, se oyó en el barrio que había una persecución de la policía, que desde la carretera del antiguo acceso a Málaga «los montes» iba tras un coche de alta gama, que acabó con la detención del conductor en avd Pintor Sorolla.
Sí, era él. Nuestro nuevo amigo. Capo de organización de narcotráfico importante.
Tengo bastantes fotos con él y con su familia; menos mal que no voy, ni voy a ir nunca en ninguna lista electoral. Si yo hubiese tenido alguna relación con él, se me hubiese notado bastante . . . soy gastosillo.
Eso le pasó a Feijoó con Marcial Dorado.
Eso le pasó a Monasterio con la narco-candidata de Parla.
Lo que no sé, es lo que le pasó al PSOE cuando invitó a Pablo Escobar a la celebración del triunfo socialista del 82, en un carísimo hotel de La Capital, donde compartió mesa con el mismísimo Enrique Sarasola, intimo amigo de Felipe González, el que poco después construyó el metro de Medellín.
Lo que si sé, es la relación directa con la cocaína y la prostitución que mantienen a menudo elementos de esta izquierda, léase ERE o Tito Berni . . . . .
Pues todo esto no es utilizado curiosamente por los tertulianos de los que estamos tan hartos, ni tan siquiera por la más afamada prensa llamada conservadora de este País; tiene que ser Alerta Digital y su responsable Armando Robles, el que ponga los datos sobre la mesa, para ayudar en la campaña al PP, y a este país a quitarse de encima esta condena de social-comunismo que nos ridiculiza y arruina a la vez.
Todos sabemos y razonamos que el dogmatismo, utilizado tanto por los de un color como por los del otro, es la herramienta necesaria para justificar los torpes y desfasados discursitos que siguen estando en el día a día de estos políticos – pero este mismo dogmatismo en manos de Yolanda Diaz, pasa a ser lo más exageradamente ridículo que se ha visto en la historia de nuestra democracia. Pero sí, Sánchez la ha cogido de muleta, y no calcula que su entorno está tan harto de él, que en cualquier momento la rubia lo elimina, como ha eliminado a la parejita que vivía entre Galapagar y el cielo.
Que penita de izquierda en estas manos.