Manuel Recio Abad. suiteinformación.– La maldad, el odio y el rencor expuestos con toda normalidad son la forma de actuación de la extrema izquierda española. No existe ya la izquierda, aquella izquierda democrática y conciliadora de finales del XX que auguraba una vida en paz y armonía para todos los españoles. Han sacado sus hachas de guerra y apagado la pipa de la paz y todo ello amparado, sostenido y tergiversado por una presidenta del Congreso de los Diputados que desde hace tiempo no debiera desempeñar ese cargo.
En España el PSOE no volverá a ganar unas elecciones por mayoría. Lo afirman cualificados y jubilados representantes del partido. Ha firmado su acta de defunción . La presidenta del Congreso ayer dio buena muestra de su nivel y su actitud antidemocratica, recibiendo la felicitación de su jefe, P. Sanchez, al final del espectáculo, con un guiño que avergüenza e indigna a partes iguales. El día 30 de mayo de 2024, se vivió la desvergüenza, la indignidad y se puso la primera piedra de la fractura del territorio. Si nadie ni nada lo impide, esta ley ignominiosa supondrá el comienzo del fin de España tal y como hoy la conocemos.
Se levanta la veda. Queda autorizada legalmente la caza del juez. Todo juez podrá ser denunciado cuando sus decisiones, autos y sentencias, sean contrarias al interés del gobierno y sus socios. El poder judicial queda mediatizado e incapacitado para ejercer su función de control sobre el poder ejecutivo, o sea el gobierno y sobre el poder legislativo, el parlamento.
Pero también la Jefatura del Estado, que encarna el Rey Felipe , queda muy dañada, mermada en sus atribuciones constitucionales, a cuyo ejercicio parece haber renunciado por temor o fina estrategia. Ambas cosas le perjudica en su imagen y en el respeto del pueblo.
Los jueces y magistrados podrán ser perseguidos por esos hashshashin de la nueva política progre que entienden que todo vale si el fin es bueno y que el principio de división de poderes solo fue un invento caducado de los antiguos liberales que hoy son señalados y calificados como ultras.
La mentira se ha instalado en la forma de gobernar como la almendra lo hace en el ajo blanco. Por eso los progres gobernantes hablan de normalización de las relaciones con “Catalonia” y aunque a sus “dirigents”se les llene la boca de anunciar nuevos pasos hacia la total independencia, es muy posible que estén mintiendo a su ciudadanía a la manera de la escuela sanchista y se planten aliviados al comprobar la losa que se han quitado de encima con esta ley de amnistía. Todo es posible, la “mentida” también. Como ya dijo la ex ministra, catedrática de Derecho Constitucional y actualmente miembro del Consejo de Estado, Carmen Calvo, no hace más de un año, la amnistía no era posible porque significaría la supresión del Poder Judicial. Efectivamente desde ayer un grupo de diputados unidos por el pegamento del interés por perpetuarse en el poder e instaurar una república, se han hecho con el mando del país. Por mayoría absoluta juramentada podrán modificar el ordenamiento jurídico en su totalidad, salvo la Constitución. Un PSOE muerto se apoya en unos grupos minoritarios con la intención certera de liderarlos y construir así una mayoría salvaje, incontrolada y peligrosa para el futuro de España y los españoles. No aceptar que la soberanía nacional corresponde al pueblo español, sólo a la ciudadanía e imponer que es en el Congreso de los Diputados donde reside, es una falacia y un medio seguro para imponer una dictadura.
La cobardía, la mentira y la traición no pueden ser las cualidades que adornen a un presidente de gobierno. Ni la estrategia puede serlo para conseguir fines indeseables y peligrosos para el conjunto de la sociedad.
La tolerancia y la apatía son las últimas virtudes de una sociedad moribunda, Aristóteles dixit. Están ocurriendo cosas muy graves en el ámbito de lo político. Se están aprobando leyes y tomando decisiones que con toda seguridad van a afectar muy negativamente a la vida de todos los españoles. Pero parece que el grueso de la población está pasando de todo. La llamada sociedad civil está adormecida, sin pulso. Ni reacciona ante el abuso de poder manifiesto, permaneciendo inerte, como si todo lo que acontece en España, estuviese ocurriendo allende nuestras fronteras. ¿Miedo? ¿Pasotismo? ¿Silencio cómplice? España no merece esta cobardía ciudadana ni la irresponsabilidad de los que siguen votando las candidaturas del PSOE procesadas previamente por los sanchistas. No es el momento, no toca votar PSOE. Sus dirigentes actuales nada tienen que ver con aquellos que sí contribuyeron un día a asentar los valores democráticos de mayor pureza, respetando la libertad de pensamiento y la posibilidad de alternancia política en el poder.
Más corrupción no es soportable, como tampoco lo es esta forma de gobernar mentirosa y abusiva. El daño está hecho pero no es irreparable mientras aún se nos permita votar y los resultados de las elecciones no sean seriamente manipulados. Una lluvia de meteoritos en forma de noticias negativas invade nuestro ámbito vital y limita nuestra capacidad de selección analítica , provocando una especie de paralización catatónica en el individuo, que convierte en gerundio el verbo pasar. La decepción generalizada que provoca la actitud pasiva e indiferente no explicada por parte de la Jefatura del Estado, tampoco ayuda en estos momentos de declive emocional generalizado. Vamos pasando, como pasa el tiempo y ya veremos si cuando una mayoría quiera reaccionar sea ya demasiado tarde.