M. Recio. suiteinformación.– El aplauso, también conocido como hacer palmas, es la acción y efecto de aplaudir.
Estamos ante un acto de admiración, aprobación y también de adhesión hacia alguien o algún acontecimiento.
Los aplausos son como el café expreso. Los hay de todos los tipos: largos, lentos, rítmicos, abiertos, prolongados, liberadores, estimulados, solicitados, excesivos, formales, fríos, pragmáticos, registrados… pero también están los aplausos de los políticos, que bien pudieran ser clasificados como “de la mala leche”.
Podríamos pensar que el congresista que aplaude la intervención del portavoz, líder de su grupo o cualquier compañero de partido pulsa botones, lo hace como signo de exaltación por la brillantez del contenido o su exultante y culta oratoria. Pues no. El aplaudidor piensa que en vez de golpear la palma de la mano izquierda con cuatro dedos de la derecha, está abofeteando las lindas o feas caras, que de todo hay en las bancadas, de los odiosos y aborrecidos oponentes políticos.
Ya sabemos la célebre y recordada anécdota de Winston Churchill. En una sesión del Parlamento británico, dirigiéndose a un joven compañero, le dijo que nunca olvidara que sus peores enemigos no estaban en la bancada de enfrente, donde se situaban los laboristas, sino en la fila de atrás, justo donde se encontraban sus compañeros de partido.
El gran político cristiano demócrata alemán Konrad Adenauer, a quien debemos para lo bueno, lo malo y lo peor, la actual Unión Europea, por ser uno de sus precursores, decía que había tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos a muerte y …. los compañeros de partido.
La crispación de la vida política española, protagonizada por los profesionales de ella, está alcanzando el nivel de preguerra. Se acabó la sincera amistad o admiración por quien piensa de manera distinta y milita en formación ajena.
Cuando se olvidan de a quien representan, se producen situaciones de aplauso en cara.
Ver a la ministra de Hacienda señalar con el dedo a la bancada ocupada por parlamentarios del Grupo Popular amenazando con un expresivo “cuidado”…. ¿Estaba representado en ese momento a la mafia de Chicago?, a un clan Yakuza? o al grupo ruso del crimen organizado Solntsevskaya Bratvá?
Después de cada intervención aplauden como focas encantadas con una absoluta falta de criterio personal olvidándose de donde están y quienes les eligieron. Son bofetadas a distancia que se dan unos a otros entre sonrisas cómplices de peloteo y miradas de hienas antes de atacar a su presa.
Parece ser que lo próximo será oír aquella lúgubre frase de Pasionaria dirigida a Calvo Sotelo que se cumplió a rajatabla esa misma noche.
Votar con el estómago en vez de usar la cabeza trae este espectáculo. No aplaudan mas por favor.