Manuel Recio Abad. suiteinformación.- La gran mentira en la que está basada la actividad política cansa. Lo que en realidad se cuece en esa olla a presión no está al alcance del ciudadano, que no entiende nada y es por eso por lo que unos se apartan y otros despotrican. Al ciudadano corriente se le llama gente, término muy correcto y académico al referirse al pueblo, al ciudadano.
La gente está ya muy cansada de casi todo. Los españoles y quienes saben, aprenden y quieren aclimatarse a lo nuestro, somos gente pacífica y comprensiva en general, con independencia del nivel formativo, intelectual y de la edad de cada cual. Nos hemos acostumbrado a la buena vida, que no es otra cosa que la de saber y aceptar vivir en paz. Ochenta años de paz nos contemplan. Eso es mucho. Después a cada cual las cosas le vienen mejor o peor dadas y por rachas. Pero vamos tirando.
Hemos aceptado que paguemos impuestos hasta por respirar, a ser multados por infringir normas que la inmensa mayoría desconocemos y lo peor, hemos aceptado…que no somos iguales. La igualdad no existe, es solo un invento para amansar al que lógicamente se siente muy diferente.
Esa gran mentira que encierra el principio de Igualdad ante la Ley…. ¿Hay alguien que de verdad se lo crea? Pregunta dirigida a jueces, magistrados, fiscales, letrados y procuradores. También a los legisladores. ¿Cuántas veces hemos oído eso de que “quien hace la ley, hace la trampa”? ¿Dónde está esa maldita trampa? Precisamente en la desigualdad que se va a generar con su interpretación y aplicación en la práctica leguleya.
La igualdad es directamente proporcional al nivel social, cultural y democrático de un país. Cuando la sociedad se vicia y corrompe, la cultura se torna inculta y la democracia y sus valores hacen aguas, la igualdad es como un cuento de difícil credibilidad.
Las formas liberales de organización del poder político se distinguen por favorecer la libertad de los individuos, desde las revoluciones burguesas del siglo XIX. Resulta curioso que sean las formaciones social comunistas, tan impregnadas de marxismo ideológico, quienes traten de convencernos de que esa igualdad existe en nuestra sociedad. Karl Marx definía a la riqueza y la miseria como dos fenómenos indisociables productores de hombres desiguales: “La desigualdad es sistémica. Se puede disminuir, controlar, pero nunca erradicar; incluso, ve a la desigualdad como condición de existencia del modo de producción capitalista”. Los zurdos ya no leen a Marx, les da igual, inventan todo.
¿Somos iguales ante el derecho financiero? ¿La fiscalidad de un navarro o un ciudadano vasco es la misma que la de un castellano, un canario, un murciano o un andaluz? Los conciertos económicos nos hacen desiguales en derechos y obligaciones. Quiebra el Principio de Igualdad Tributaria. También el de Equidad .
Ya nos está preparando la ministra de hacienda la cucharada de su jarabe hipnótico, la pócima para que aceptemos de buen grado una fiscalidad especial en el trato tributario para la “Tierra de Castillos”. Que nombre tan español tenía reservada la historia para Cataluña!!. Una región de España que sólo ha sabido ser independiente durante una sola semana y fue allá por el año 1641, no para permanecer así durante los siglos venideros, sino para que Pau Claris Casademunt, presidente de la Diputación del General del Principado, pusiera a Cataluña bajo la soberanía del Rey Luis XIII de Francia. La independencia duró desde el 16 de enero de 1641 hasta su disolución el 23 de enero del mismo año. Una sola semana. ¡¡Que ridículo!!. Por si fuera poco eligieron ser franceses no independientes. La traición por bandera. No cambian.
Ahora cuatro siglos después hablan, discuten y se pelean por conseguir ser independientes pero saben que necesitan ampararse en España, Francia o…Rusia, porque solos ya no saben ser casi nada.
En España se perdona poco. Los condenados a penas de privación de libertad las cumplen casi en su totalidad. Conseguir un indulto o la revisión de una sentencia es impensable para el común de los condenados. Pero si eres independentista catalán la situación cambia. No sólo se indulta a quienes delinquen y han sido condenados. También se sanciona y entra en vigor una ley que declara que lo que es delito en Guadalajara, Calatayud, Tudela o Conil de la Frontera , no lo es en Cadaqués, Tossa de Mar, Girona o Esplugues de Llobregat. Todo muy igualitario y edificante. Más de quinientos sujetos que deberían estar ya encerrados cumpliendo sus respectivas condenas, se están desternillando de la risa del Tribunal Supremo y de toda la justicia del país al que pertenecen y pertenecerán cuatro siglos más por lo menos.
Que no somos iguales es una realidad que ya repite demasiado la gente.
¿Hasta cuando?