Manuel Recio Abad. SUITEINFORMACION.- Cuando un país es invadido por ciudadanos de etnias diversas y procedencias estimativas, que arriban a nuestras costas transportados y ayudados por mafias internacionales, sin control, ni pasaportes, permisos de residencia y menos aún de trabajo, es decir los denominados eufemísticamente “migrantes internacionales “, se provoca una situación de sobreprotección hacia estos seres, que va en detrimento de los nacionales del país de acogimiento. Te tachan de egoísta insolidario si niegas un derecho del que carece en absoluto el migrante.
En los últimos años, España ha visto un aumento significativo en la llegada de migrantes a sus costas. Esta situación ha generado un intenso debate en la sociedad sobre el concepto de «racismo inverso», un término que hace referencia a la percepción de que los ciudadanos de grupos mayoritarios pueden experimentar y es la sensación que tenemos ya una gran mayoría de españoles de discriminación o desventajas debido a políticas o actitudes que favorecen a las minorías.
Cada año, miles de personas de diversas etnias y procedencias tratan de llegar a Europa en busca de una vida mejor. Muchos de estos migrantes son víctimas de mafias internacionales que facilitan su viaje sin los debidos controles, pasaportes o permisos de residencia. Esta realidad plantea desafíos no solo para los migrantes, sino también para los países que los acogen, como es el caso de España.
En este contexto, se ha generado una percepción de «sobreprotección» hacia estos migrantes. Los españoles afectados por cualquier tipo de desgracia, al perder su lugar de residencia se le lleva con suerte a un polideportivo y se le da un saco de dormir. A los que asaltan nuestras costas se les aloja en hoteles de lujo a gastos pagados, pensiones completa y dinero para gastos. No se repara en ello.
Las políticas diseñadas para garantizar sus derechos humanos constituyen un palpable detrimento para los ciudadanos españoles, quienes sienten que sus propias necesidades no están siendo atendidas. Este sentimiento puede llevar a que se les tache de egoístas o insolidarios si critican la ayuda que reciben los migrantes.
La llegada masiva de migrantes ha dado lugar a tensiones entre comunidades locales y recién llegados. Un total de 63.970 inmigrantes han llegado a España de forma irregular en 2024, lo que supone un incremento del 12,5% más que el año anterior cuando arribaron 56.852 personas En algunas regiones, se han reportado conflictos por recursos limitados, acceso a servicios sociales y vivienda. Sin embargo, también hay numerosas iniciativas exitosas que promueven la integración y el entendimiento mutuo entre diferentes grupos.
El debate sobre el racismo inverso es complejo y multifacético. Por un lado, hay quienes defienden que es esencial proteger los derechos de los migrantes como parte de una sociedad justa y equitativa. Por otro lado, existen voces que argumentan que esta protección puede llevar a la marginación de la población nacional, creando un sentimiento de injusticia.
Las respuestas políticas a esta problemática varían según el partido en el poder. Algunos abogan por políticas más restrictivas en materia de inmigración, mientras que otros defienden enfoques más inclusivos. Este debate político refleja las tensiones existentes en la sociedad española respecto a cómo manejar la inmigración y garantizar una convivencia pacífica.
Es fundamental buscar un equilibrio entre proteger los derechos de los migrantes y atender las preocupaciones y necesidades legítimas de la población local. “El diálogo abierto y empático es clave para construir una sociedad inclusiva donde todos puedan coexistir dignamente”. Este es el mensaje hipócrita e irresponsable lanzado desde el gobierno.
La cuestión del racismo inverso y la migración en España requiere una reflexión profunda y matizada. Es esencial abordar estos temas con respeto y sensibilidad, reconociendo tanto las necesidades de los migrantes, pero anteponiendo las preocupaciones y necesidades de los ciudadanos españoles. Solo así podremos avanzar hacia una convivencia armoniosa y justa para todos.