Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Aquella parte de la historia en la se fraguó la ideología fascista queda ya demasiado lejos para una inmensa mayoría de españoles. No se estudia en clases de historia. No saben, no contestan. Por eso resulta tan fácil denigrar a alguien llamándole fascista. En realidad el 90 % de los españoles desconocen por completo el verdadero contenido de la acepción. Los que la usan como arma lenguaraz y arrojadiza, tampoco. Me gustaría poder hacer una encuesta en la calle preguntando de forma aleatoria a los viandantes como definiría al fascismo y un pequeño resumen sobre qué es y un ejemplo de personajes históricos de ideología fascista. Preguntaría si el entrevistado sabe que son los “Fasci Italiani di Combattimento”. Preguntaría también al, para entonces, sorprendido y boquiabierto interrogado si le suena de algo el concepto de “Fuerzas Paramilitares”. ¿Ha oído hablar de los “Camisas Negras” ?, ¿conoce usted a qué se dedicaban? ¿Sabe de donde proviene el término fascismo? ¿Ha oído alguna vez la palabra Fasce?
No, no y no, serian probablemente las respuestas a cada pregunta.
También se está utilizando de forma indebida el término “Ultra” sin tener pajolera idea de su significado. Igualmente ocurre con el adjetivo “Radical”. Todos están siendo mezclados en un uso continuo para intentar acusar a alguien de violento, ideales anti demócratas, gente en definitiva muy peligrosa que no respeta la Constitución ni la monarquía parlamentaria como forma de Estado.
Las fasces son un símbolo de poder militar adoptado como emblema por los reyes etruscos e igualmente por los monarcas romanos, que pervivió durante la República y parte del Imperio. Consiste en un haz, o manojo, de 30 varas de madera de olmo o de abedul, atadas fuertemente por un cordel rojo de cuero de cuyo interior asomaba un hacha. Este símbolo, por ejemplo, forma parte del emblema actual de la Guardia Civil. Significa PODER. Nada más que eso. Para nada hace alusión a la forma a la que se accede a él o a las maneras en las que se administra. El actual escudo de la República Francesa incluye una fasce junto a la leyenda formada por las palabras Liberté, Egalité y Fraternité. También la incluyen el escudo oficial de la República de Colombia ,la United State Tax Court, Ecuador, distintos organismos mexicanos…. Tradicionalmente se ha considerado como un símbolo republicano y utilizado por la administración de justicia. Sorprendente para muchos.
La palabra “Ultra” significa más allá. De ella derivan las expresiones “non plus ultra” y “ nec plus ultra” que se traducen como “no más allá”. En la antigüedad clásica se creía que Hércules había puesto dos pilares o columnas en el Estrecho de Gibraltar para marcar el límite del mundo y que los navegantes del Mediterráneo no podían rebasar. Por tanto es un vocablo que se utiliza de una forma errónea en el sentido de mucho, cuando en realidad su significado de inicio es lo contrario: “Non Plus Ultra” : no más allá.
Existe un enorme desconocimiento del verdadero significado de la palabra “Radical”: Perteneciente o relativo a la raíz. El pensamiento radical puede definirse como aquel que interpreta la realidad desde una perspectiva muy distante al resto, intentando cambiar la situación desde la raíz. El radical intenta acercarse a lo más esencial en cuestiones complicadas y difíciles como pueden ser el sentido de la existencia humana, la libertad, el bien y el mal…. Para nada puede entenderse a un individuo radical como alguien violento o extremista, sino todo lo contrario.
Han llegado a prohibir por ley cualquier expresión de exaltación libre de ideologías extremistas de derecha, claro está , Incluyendo los cánticos, con lo que estoy más de acuerdo, por lo que desafinan al interpretarlos. Los actos idénticos organizados por la extrema izquierda están protegidos: la bandera tricolor, la Internacional y el puño izquierdo en alto, no es fascismo sino pacífico socialismo y avanzado eurocomunismo.
Por todo lo expuesto, cuando algunos de los políticos representantes de la incultura más abyecta y la falta de formación más absoluta, utilizan estos términos para descalificar al adversario, el contenido de lo que quiere expresar y no puede, lo está lanzando contra sí mismo. Es su falta de respeto y su actitud demagógica lo que hoy empaña y desacredita la labor política, que debiendo ser una actividad de gran altura, la convierten en una actuación miserable que avergüenza al verdadero demócrata y a la persona con principios.
No hay que darse por aludido ante el exabrupto impotente y altivo a la vez que intenta denigrar sin un ápice de razón y contenido. Esa actitud supremacista y a la vez ridícula daña al bien común e impide una actitud tolerante en la sociedad.
El auténtico fascismo y el nazismo trajeron demasiado horror y muerte a la Europa del segundo cuarto del pasado siglo.
Negar la existencia de ciudadanos conservadores, liberales, demócrata cristianos, etc. y tildar a todos de fascistas es una muy mala praxis sobre todo para aquellos que presumen de progresistas sin serlo.