M. Recio. suiteinformación.- La palabra cabreo (capbreu en lengua catalana, o cabrebe en lengua castellana), cabrear, cabrebar o cabrevar, proviene de la acepción latina capibrevium; verbo compuesto, formado con la suma del vocablo capi,caput, cabeza y brevis, breve. El cabreo, en origen, era la exigencia a los campesinos del pago de una tasa por el uso de tierras reales o de la nobleza. También se le denominaba cabrevacion, consistente en el acto jurídico de censar terrenos. A partir de ese momento esas fincas ya censadas y controladas por el fisco, quedaban sujetas al pago de cargas reales o nobiliarias, llamadas luismos o también laudemios.
El cabreo de la Orden de Malta no consistió en otra cosa que en cobrar los retrasos debidos a esta institución por agricultores y ganaderos. Esto debía provocar un gran enfado en los agrimensores. De ahí el sentido que el término cabrearse se ha dado a quien su estado anímico irascible le convierte en un ser de carácter y maneras incontrolables.
Nuestros agricultores y ganaderos están muy cabreados y no precisamente con la Orden de Malta. El colectivo ya no necesita ser convocado por los dirigentes de sus asociaciones empresariales o sindicales. Los afectados han aprendido a recorrer con sus dedos índices las pantallas táctiles de sus terminales telefónicos móviles . Han conseguido movilizar a través de whatsapp (guasá para entendernos) y poner de acuerdo a miles de afectados por las políticas absurdas, sordas y antieconómicas de los burócratas que sólo saben pisar moqueta. Vilmente están siendo acusados de pertenecer a movimientos de ultraderecha por los ministros sanchistas de siempre, sindicalistas aficionados a degustar la parapenaeus longirostris (Crustáceo decápodo de cuerpo liso, de forma alargada y ligeramente aplanado lateralmente), vulgo gamba y algún que otro periodista perteneciente a medio de comunicación subvencionado.
Efectivamente el término ultra les es propio si a continuación añadimos también la acepción cabreados.
La gente de campo, hoy ultra cabreada, suele ser sabia y pacífica, trabajadora, sin horas ni descanso, honrada y generosa y muy pendientes de la climatología. No merecen ser tratados como todo lo contrario, porque hartos ya de estar hartos, se manifiesten de la mejor y más efectiva de las maneras.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible fue aprobada en 2015 en la Asamblea General de la ONU, por 193 de sus miembros. Este acuerdo ha influido muy negativamente en la toma de decisiones de la Unión Europea y ha afectado muy perjudicialmente a la agricultura, la ganadería y la pesca de todos los países miembros de la UE.
Es una llamada de atención que, si no es atendida, pondrá en serio peligro el autoabastecimiento europeo de productos de primera necesidad.
No quieren subvenciones ni ayudas, ni abandono de tierras, ni aprender a ser malos y flojos empresarios. Solo pretenden hacer rentables sus explotaciones, tener un medio de vida para sus familias y no verse obligados a vender a pérdida. Piden que se les aplique la misma normativa de exigencia a los productos importados desde países no comunitarios.
Soluciones justas y duraderas es lo que demandan agricultores, ganaderos y pescadores para así salvar sus explotaciones y medios de vida.
Racionalidad en las políticas públicas no globalistas, en defensa de unos productos de consumo y utilidad social.