Manuel Recio Abad. suiteinformación.- El fuego, la rueda, la imprenta, la máquina de vapor, la telefonía móvil y más recientemente la Inteligencia Artificial… Estos son los grandes inventos que junto a la penicilina, han permitido la vida e impulsado los grandes avances sociales y científicos en el planeta Tierra. Todos ellos son el fruto de la inspiración, el trabajo y la constancia de seres humanos en estado de gracia.
Todo comenzó hace unos 13.800 millones de años. La investigación científica trata de explicar el inicio de la creación y la vida “tras una gran explosión, conocida como el Big Bang que desató una temperatura altísima y desde ese instante el Universo se fue extendiendo, creando al mismo tiempo el espacio y el tiempo”. Vivimos en la Vía Láctea, una de las miles de galaxias que conforman el Universo. Dentro de ella lo hacemos en un sistema, el Solar y en el único lugar en el cual es posible la vida: el planeta Tierra.
Aquí vivimos y nos empeñamos en hacernos la vida imposible los unos a los otros, a veces por los más nimios motivos. Nos olvidamos de que con muchísima dificultad sólo los miembros de un selecto grupo llegan a alcanzar los cien años de edad. Por lo tanto nuestro paso por la vida es fugaz comparado con la del espacio del que disfrutamos.
Todo esto se tiene por sentado y nos olvidamos de que no se sabe por qué desconocida circunstancia, hay alguien superior que nos deposita aquí por un tiempo, con determinadas finalidades. Amarnos es una de ellas.
El científico Stephen Hawking, estudió en profundidad, durante toda su vida, cuál fue el verdadero origen de todo. Afirmó que el Universo se creó de la nada y en eso coincide con los postulados religiosos en los que nunca creyó. Las leyes de la física fueron las encargadas de provocar la Creación, descartando la existencia de un Dios creador.
No obstante hace una curiosa referencia sobre las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema, destacando que la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar- “sean mucho menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos».
Se acerca la Navidad, un periodo de celebración de la llegada al mundo de Jesús de Nazaret, Dios hecho hombre. También de reflexión que nos debe hacer meditar sobre el papel asignado a cada cual por aquel Ser superior en el que todos los seguidores de religiones monoteístas creemos.
Al final de sus días Stephen Hawking, tras afirmar de forma rotunda la inexistencia de un Dios creador escribió: …”pero alguien tuvo que dar la orden”.
Aprovecho la ocasión para desearos a todos una feliz Navidad, entrañable, familiar y en paz.