REDACCION. M. Recio. suiteinformación.- Bombardear los territorios de la Franja de Gaza con psiquiatras y psicólogos podría ser una buena solución. Si la población palestina profesara la religión católica, volvería a bombardearla pero esta vez con sacerdotes. Unos y otros desplegarían una encomiable labor junto a la de maestros y profesores que les hicieran escribir cien veces que el terrorismo nunca es la vía para alcanzar una paz duradera y satisfactoria para nadie. Por supuesto que todos ellos, tanto los psicólogos y psiquiatras, como los sacerdotes y profesores deberían cumplir una condición: ser de ideología social -comunista-separatista-republicana.
Tendrían también que cumplir con otro requisito previo: su antisemitismo declarado.
El odio a los judíos es inherente no solo al nacional socialismo, sino que también lo es al social-comunismo impregnado por el ideario marxista. Carlos Marx fue el precursor del antisemitismo nazi. La judeofobia se basa en otorgar a los judíos un poder omnímodo y desmedido. Marx es el autor de un ensayo titulado “Sobre La Cuestión Judía” y en él afirma que el fundamento de la religión judía está en el egoísmo y el dinero y que son esos los principios de la sociedad burguesa. La judeofobia de Marx es solo comparable a la de Hitler. Estamos ante una paranoia compartida por líderes políticos de izquierda que les acusan de la práctica de la usura como justificación para promover y vindicar su destrucción. El comunismo niega a Israel su derecho a ser una auténtica nación. Por eso defienden con ahínco todo lo palestino con una hipocresía y desfachatez rayana con la desvergüenza. Inventan continuamente toda clase de improperios injustificados que les sirven de excusa para basar en ellos sus inmorales ataques antisemitas. Desde el parasitismo social de la izquierda se critica la muerte de niños palestinos mientras que los nacidos en Israel, al parecer nunca mueren, ni sufren a causa de los actos terroristas de Hamás, Hizbulah, la Yihad Islámica y otros grupos organizados de asesinos al uso.
La declaración de un día mundial de la ira, llamando a la violencia a los musulmanes, asusta a multitud de políticos buenistas y al ser ese miedo insuperable, obvian el salvaje atentado terrorista perpetrado por Hamás en los kibutz israelíes y en el festival Tribe of Nova, cerca del kibutz de Reim, al sur de Israel. Ya solo hablan de corredores humanitarios. Nadie puede permanecer insensible ante el sufrimiento de seres humanos inocentes, pero hay que entender que el hostigamiento continuo y las acciones terroristas llevadas a cabo por Hamás deben tener respuesta definitiva. La utilización de la población palestina como escudo humano dificulta enormemente tal misión. La visita del Presidente Biden de los EEUU, ratificando su total apoyo al estado de Israel, traba la posibilidad de la entrada bélica activa por parte de países musulmanes próximos al conflicto.
Nuestro presidente del Gobierno en funciones, mientras, da muestras una vez más de su nivel de estadista, expresando que Palestina sea reconocida oficialmente como un Estado independiente, sin precisar, claro está, cuál sería la demarcación de su territorio. Imaginemos que Cataluña se autoproclama como un estado independiente pero pretende que toda España conforme su territorio y a partir de entonces todos pasemos a ser catalanes. ¿Complicado verdad?
Pues allí…. en la Tierra Prometida, se antoja imposible. M. Recio.