

El 2 de Febrero pero de 1952;
Vio la luz primera “El Pana”
«El Brujo de Apizaco”
70 Aniversario del Natalicio…
“Sigo unido al cordón
umbilical de mi madre…”
Rodolfo Rodríguez El Pana
poco antes del paseíllo
en una encerrona
en la plaza de toros
de Texcoco en 2016

«La Tauromaquia
es la pasión que nos une…»
Hagamos de éste 2022
el año más Taurino
a pesar de las adversidades…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
“Cansado de ser un cuerdo
mediocre me dio
por ser un loco genial…”
Rodolfo Rodríguez El Pana
El mundo de los toros llora la ausencia de El Pana «El Brujo de Apizaco; Figura controversial un día como hoy nació en el seno de una familia humilde en Apizaco, Tlaxcala, México un 2 de febrero de 1952-2022 70 aniversario del Natalicio. Pero también le llora quien jamás pisó una plaza de toros, quienes se sentían atraídos por un torero distinto, controversial fue un personaje irrepetible, original, imprevisible, atrabiliario, seductor, transgresor de normas y conductas tanto dentro como fuera de los ruedos…

Rodolfo Rodríguez fue capaz de tirarse al ruedo de espontaneo siendo ya un matador de años de alternativa. Cuando ya nada se esperaba de su carrera como torero como el Ave Fénix, el «Brujo de Apizaco» resurgió de sus cenizas para seducir a nuevos públicos y seguir llevando la controversia a la opinión publica taurina y eso fue lo que lo llevaría a la muerte… Con él no había términos medios: o le adoraban o le consideraban un rara avis de este mundo lleno de conductas de honor, de respeto al compañero ortodoxo que se juega la vida y así irreverente llegó a hacer el paseíllo, con un sarape en lugar del capote de paseo, siempre con un habano en los labios…
Su andar en el ruedo era especial pausado, simulando ser casi patizambo, y su ir al toro y su cite ha sido único; también su salida de la cara del toro ha estado llena de molinetes inverosímiles, de quiebros insospechados y de adornos pletóricos de gracia y torería, fruto de la imperfección, que hacía tan singular su toreo. «El Pana» se ha ido al mundo de los dioses dejando una leyenda en la tierra, sin haber podido cumplir algunos sueños y entre ellos el de haber confirmado en Las Ventas de Madrid su alternativa en México que tomó un 18 de marzo de 1979 en la plaza México, arena que pisó en pocas ocasiones dados sus enfrentamientos con los empresarios y sus propios compañeros de profesión, molestos por sus provocadoras y a veces insolidarias actitudes.

Su faena al toro «Chocolatero» de octubre de 1995 es un fabuloso compendio de originalidades inverosímiles ya en un hombre de su edad, “El Brujo de Apizaco” quiso retirarse un 7 de enero en la plaza México del 2016: A su cita llegó ‘El Pana’ en una calesa tirada por caballos. Hizo el paseíllo con su exagerada parsimonia, sonriendo, fumándose un habano de grueso calibre y con el capote de paseo sin liar. Se llenó el coso de Insurgentes, y alternó lo cómico con lo genial, lo que rozaba el ridículo lo superaba con la genialidad. El éxito fue tal que se desdijo de retirarse y siguió toreando… Estuvo en la cárcel en siete ocasiones y queda para la Historia el inefable brindis de la tarde de su frustrada despedida en 2007: «Brindo por las damitas, damiselas, princesas, vagas, salinas, zurrapas, suripantas, vulpejas, las de tacón dorado y pico colorado, las putas, las buñis, pues mitigaron mi sed y saciaron mi hambre y me dieron protección y abrigo en sus pechos y en sus muslos, y acompañaron mi soledad. Que Dios las bendiga por haber amado tanto»….

El Pana fue un torero distinto, alejado de ortodoxias, al que el triunfo y el reconocimiento del aficionado, le llegó casi en la recta final de una trayectoria repleta de altibajos. Se le recuerda de un modo muy especial un trincherazo de época, un campanazo “que oyó hasta San Pedro”. Ocurrió el 7 de enero de 2007 en la Monumental de México. El toro se llamó Rey Mago, de 550 kilos, del hierro de Garfias. Obrado el remate, dejó caer la muleta sobre la arena y se alejó, transfigurado, de la cara del toro mientras el público se rompía las palmas de las manos aplaudiendo o, directamente, se las echaban a la cabeza. Colosal. Él Pana estaba vivo, su concepto anárquico pero intransferible y el éxito por fin llegaba…
Rodolfo Rodríguez «El Pana» nació en una familia pobre de Apizaco, en el estado de Tlaxcala, hizo de todo para ganarse la vida y en su adolescencia trabajo como panadero antes de hallar la gloria y la fama en el ruedo. El mote fue porque el maestro panadero que le enseñó el oficio lo animó a entrar a la tauromaquia le dijo que tenía cuerpo de torero y le advirtió de que ahí el vino y las mujeres no le faltarían. “Hay que ser muy vago para ser torero”. «Él venía de la nada, era un tigre de la calle, vendía tamales, lavaba coches, fue un sobreviviente. Entonces cuando le dicen que en el toreo había mujeres, dinero, fama y gloria a cambio de jugarse la vida, él Pana pensó ‘pues mi vida está jodida, no tengo nada que perder’, y ahí es donde buscó ser torero.

El Pana tenía afición por la bebida y su alcoholismo lo llevó a embriagarse con todo tipo de bebidas y a relacionarse con homosexuales y prostitutas y a asistir a centros de rehabilitación para Alcohólicos Anónimos. Pese a sus excesos, el controvertido Pana tenía muy arraigada la espiritualidad, no solo en sus creencias sino en su forma de ver la vida…
Rodolfo Rodríguez construyó su personaje de El Pana con sus desplantes, su forma de torear, su irreverencia y su clavel en la solapa. Se convirtió en un actor en las plazas de toros. Dicen que se torea como se es y él era un personaje muy teatrero, él era un actor y esa era su forma de interpretar el toreo. Si El Pana no tuvo más fama ni gloria fue por su “falta de educación” y porque no supo aprovechar las oportunidades que se presentaron, pues incluso toreó en Madrid y estuvo a punto de cumplir uno de sus sueños, que era llegar a confirmar su alternativa en Las Ventas. «Cuanto más subía, más se hundía)» Irónicamente el último toro de su vida se llamó Pan francés de la ganadería de Guanamé. En su última corrida formó parte del cartel del 1 de mayo en Lerdo, estado de Durango.
El toro lo impactó de frente, lo lanzó por los aires y el Pana terminó de bruces en la arena, con el cuerpo quebrado.

Su mayor deseo era morir en la arena, como Manolete, pero el toro lo dejó tetrapléjico, a merced de un respirador hasta su fallecimiento, después de su ingreso al hospital, primero en Lerdo y después en Guadalajara. Falleció después de 32 días de hospitalización por las complicaciones neurológicas. La lesión medular cervical severa originó fracturas de tres vértebras cervicales, evolución a un choque medular severo, pérdida del automatismo respiratorio y paraplejía. Recibió asistencia mecánica ventilatoria siendo trasladado al Hospital Civil de Guadalajara, Jalisco, a la unidad de Terapia Intensiva. Ahí se realizó traqueotomía para facilitar su ventilación y manejo de secreciones. Pero el deterioro medular fue severo y crítico y prácticamente con dependencia total del ventilador mecánico. Desarrolló una neumonía y finalmente empezó a desaturar a nivel pulmonar, presentando paro cardiorrespiratorio irreversible y refractario a las maniobras de resucitación utilizadas en estos casos. Falleció a las 18:45 horas del 2 de junio de 2016…
Murió el torero…
Surgió la leyenda…
Frases del Pana:
“Del triunfo, me gusta la ovación
y del fracaso la manera
en que le hace a uno
el toro reflexionar,
hay que estar más preparado
para el fracaso que para el triunfo…»
“Antes toreaba uno por hambre,
para luego comprarle una casa
a la madre; ahora venden la casa
de la madre para torear…”
Yo soy El Pana, un torero por hambre,
no por vanidad, estoy en huelga
de hambre que den una oportunidad…”
“Para torear y casarse,
hay que arrimarse…”
El Pana” siempre estuvo desaprovechado,
durante los casi 28 años como matador,
nadie lo tomó en cuenta
y terminaron por abandonarlo, olvidarlo,
cuando tenía todo por hacer
y cambiar el rumbo de la mal organizada
y llevada Fiesta Brava nacional…»
Los ojos de los aficionados
siempre están al pendiente
de lo que ‘El Pana’ va a hacer,
porqué nunca se sabe qué hará,
cuando le brotará y le saldrá la genialidad…”
“Quiero pedir una disculpa a mi madre,
a la que casi me acabo a pedazos
por mis excesos, también a
Rodolfo Rodríguez,
quien no vale un duro,
siempre vivió a la sombra
de ‘El Pana’».
“Para que haya faenas magistrales
se necesitan toros excepcionales,
porque cuando el estilo del torero
es definido y el del toro indefinido,
sin tardanza llega el destoreo”
“Torear es torear,
pero torear bien
es como un constante orgasmo”.
“Dicen que no hay sacrificio
sin gloria ni gloria sin sacrificio,
pero El Pana no viene de la nada,
no viene de ceros, no se levantó
de la lona para poder triunfar,
El Pana viene de la mierda,
del alcoholismo, que es un infierno,
y no deseo que nadie,
ni por curiosidad, se asome”

