REDACCION. Manolo Recio. suiteinformación.- Este jueves 13 de julio se celebró la penúltima corrida de toros, novena del ciclo pamplonica, cercana ya al “pobre de mi”. Toros de Victoriano del Río, y con cuajo, para los diestros Emilio de Justo, Andrés Roca Rey y Tomás Rufo, que toreaba por primera vez en esta plaza. Una corrida bien presentada con hechuras, movilidad, además de el trapío por delante que aquí gusta. Tuvo movilidad pero fue desigual en casta y bravura. Destacó el lote de Roca Rey lidiados en segundo lugar y un sobrero de Toros de Cortes lidiado en quinto lugar al ser devuelto por cojo el que le correspondió por sorteo.
No es fácil compartir cartel con el limeño y más en Pamplona donde campea como el favorito de una afición que solo parece atender al bullicio y a los cánticos de las peñas, pero sin embargo han tenido la suficiente fijeza como para elevarlo a la categoría de icono. Con lleno absoluto,como ha ocurrido cada tarde y con el bullicio propio de esta fiesta universal, abrió la tarde Emilio de Justo que tuvo suerte con su lote. El primero de nombre “Impuesto”, negro mulato de 555 kg con el número 103, si bien remató en burladeros de salida, no salió con demasiada fijeza, recibiéndolo De Justo por verónicas flexionando las rodillas, muy toreras moviendo el capote con armonía. Con la cara arriba embistió en el tercio de varas metiendo los riñones, si bien perdió las manos en un segundo puyazo, qué resultó suficiente, doliéndose en banderillas. Brindis al público e inicio de faena con doblones por bajo, instrumentando varias tandas con la mano derecha aprovechando el mejor pitón del toro. Lo intentó al natural pero “Impuesto” humillaba en la arrancada más al llegar a la muleta levantaba la cara a media altura. Mató de media estocada. Descabelló al primer intento cuando sonaba un aviso. Palmas. Como segundo de la tarde salió “Forajido” de nombre,negro de 580 Kg con el número 113, cuya lidia correspondía a Andrés Roca Rey. Un buen toro pero no completo en los dos primeros tercios. En la faena de muleta el toro demostró nobleza, humillando y embistiendo con transmisión. Tras conseguir muy buenas tandas de muletazos mató de estocada entera. Al no doblar el toro tuvo que descabellar. Al quinto intento el verduguillo encontró su sitio y de esta forma perdió unas orejas que bien pudo haber cortado, cuando sonaba un segundo aviso. Vuelta al ruedo ( premio excesivo a mi entender) a “Forajido” y ovación para el matador. Tomas Rufo debutaba en esta plaza. “Entrenador” fue su oponente, negro bragado y meano con el número 42 y 570 Kg. Brindó Rufo al publico e inició su labor con derechazos de rodilla rematados de pie con el pase del desprecio. Ayudados con la izquierda bien trenzados. Una faena corta, con sello propio y buen estilo, suficiente y rematada con una estocada bien colocada para hacer rodar al toro. Oreja. Con el cuarto la merienda, invitado especial “Alcalde”, negro de 520 kg cuya lidia correspondía a Emilio de Justo. Verónicas y chicuelinas de recibo. A mi entender demasiados capotazos. Se emplea en el caballo. Quite de Roca Rey por calesinas. Responde De Justo con un quite por chicuelinas. Tras una faena de mero trámite con el toro agotado mató de pinchazo y estocada. Silencio. El quinto, segundo del lote roqueño, “Español” fue devuelto tras lastimarse una mano de salida y quedar inútil para la lidia. En su lugar salió “Soleares” con el hierro de Toros de Cortes, con 515 kg y de capa negra y marcado con el 160.
Roca Rey no había venido para cubrir el expediente tras su reciente salida a hombros. Ni siquiera está dispuesto a ser uno más del escalafón aún siendo quien lo comanda. Quiere ser torero de época. Tiene codicia por ser y estar. No solo supera el miedo demostrando un valor inmenso, lee el toreo de una manera diferente. Tiene un agudizado sentido de las distancias, temple a prueba de oleadas y gafañones y una técnica solo comparable a la de su coetáneo Carlos en el tenis. La seguridad que muestra en la cara del toro, su sentido de la colocación, entrando siempre en sus terrenos, le hace llevarlo embebido en la muleta hasta el sitio que él quiere. No se le pueden hacer más cosas a un toro. Solo le faltó una: metérselo en un bolsillo y llevárselo al hotel.
Faenón con mayúsculas. Me faltan palabras para describirla. Derechazos en redondo con uno de ellos en el que se enroscó el toro al cuerpo y duró una eternidad. Naturales magníficos y un arrimón para recordar. Estocada y revolución en los tendidos. Andrés Roca Rey está llamado a ser torero de época como lo fue Juan Belmonte, Manuel Rodríguez Manolete, Antonio Ordoñez o Manuel Benítez El Cordobés. Se podrá ser o no partidario de su forma de entender el toreo pero lo que es innegable es su facilidad para conectar con el público y ese es el único camino para convertirse en un ídolo. Dos orejas y triunfal vuelta al ruedo con salida a hombros en loor de multitud. Cerraba la tarde Tomas Rufo dando cuentas de “Navegante”, 570 kg de toro que se paró en el último tercio, impidiendo redondear su faena al de Talavera. Silencio. MR