Un 25 de Marzo de 1892,
nació José María de Cossío.
Escritor y Académico,
Cronista y Taurino,
de la Real Academia Española
y un gran aportador a la Cultura
e Historia de la Tauromaquia…
José María de Cossío
Autor de la “Biblia del Toreo…”

«La Tauromaquia
es la pasión que nos une…»
Hagamos de éste 2023
el año más Taurino
a pesar de las adversidades…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
“Lo mío
es la investigación literaria,
la erudición…”
José María Cossio
José María de Cossío Martínez-Fortún, fue el menor de los cuatro hijos del matrimonio formado por Carmen Martínez-Fortún y Martínez Talavera y Mariano de Cossío y Cuesta. Cursó sus primeros estudios en el Colegio San José de los padres Jesuitas de Valladolid. En 1907 terminó sus estudios de bachiller. Se inscribió en la Universidad Vallisoletana, en la carrera de Derecho donde se tituló en 1912. Para lograr su deseo de hacer el doctorado, viajó a Madrid. Se inscribió en la Universidad Central de Giner de los Ríos y de Gumersindo de Azcárate, aunque no llegó a doctorarse. Se inscribió a la Universidad de Salamanca, donde cursó estudios de Filosofía y Letras y fue alumno de Miguel de Unamuno, del que se hizo gran amigo, y quien era visitante cotidiano en la Casona en Tudanca en Cantabria, propiedad familiar de los Cossío; pueblo de la provincia montañesa donde pasó la mayor parte de su vida, la famosa casona de la que habló José María Pereda en sus novelas y que se convirtió en lugar de reunión de intelectuales, literatos, y gente de gran sapiencia donde eran frecuentes las tertulias y charlas…
José María de Cossío desde joven tuvo una muy marcada vocación literaria con gran inclinación hacia la poesía, como podía empezó a incrementar los ejemplares en la biblioteca de la Casona en Tudanca y a publicar sus primeros trabajos. La biblioteca de la Casona, Cossío la enriqueció sin un programa general de adquisiciones, aunque su acervo extraordinario contiene clásicos grecolatinos, literatura española del Siglo de Oro cancioneros, romanceros y refraneros, ediciones príncipes, gramáticas…, obras de las generaciones del 98 y del 27, de la que hay, además, un importante conjunto de manuscritos autógrafos. Esta importante biblioteca, José María de Cossío organizó y enriqueció a lo largo de toda su vida y contiene y es exponente de su personalidad como gran humanista, además de ser gran legado para Cantabria, en particular, y para las letras españolas, en general…

La obra de José María de Cossío es muy extensa, en artículos sobre poesía del siglo XVIII, estudios críticos, ediciones de clásicos… Publicó en las revistas científicas más importantes y en los diarios más importantes del país. Tenía gran interés por estudiar y dar a conocer las manifestaciones poéticas populares, continuando con la iniciada por Menéndez Pidal y otros estudiosos que provenían del Centro de Estudios Históricos, otra de las ramificaciones de la influencia institucionalista.
Colaboró, en la revista vallisoletana Revista Castellana, y participó con sus hermanos en la vida cultural de Valladolid, dando conferencias y formando parte de todas las tertulias literarias de la ciudad.
En la década de 1920, José María de Cossío hizo frecuentes viajes a Madrid para asistir y colaborar en cualquier novedad literaria…
El tiempo que pasó en Salamanca y su contacto con el campo, donde se crían los toros de lidia, fue donde nació en Cossío la vocación por la tauromaquia… Tuvo amistad con las grandes figuras del toreo, como Gallito, Belmonte, El Gallo, o Ignacio Sánchez Mejías. Esa amistad fue no sólo por ser un gran aficionado a la Fiesta Nacional, sino también, por su deseo de promover, hacer crónica y desde su condición como literato poner su granito de arena para que más personas conocieran la fiesta de los toros.
Cossío permaneció muchas temporadas en su querida Tudanca, donde fue acrecentando el acervo de su excepcional biblioteca a la par que se dedicó a escribir ininterrumpidamente. Fue desde la Casona de Tudanca donde Cossío con Gerardo Diego, Jorge Guillén que estaba en París y Miguel Artigas que en ese año de 1923 era director de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander empezaron a impulsar homenajes a ilustres poetas y literatos. Y es en Tudanca donde surgió simbólicamente el nacimiento de la generación poética más brillante de la España contemporánea…
Cossío siguió escribiendo en todas las revistas científicas, tanto clásicas como de vanguardia, y era ya muy conocido en el medio intelectual del Madrid de esos años.
En 1928 publica el estudio de la “Égloga III” de Garcilaso, editado en Meseta y titulado “Un experimento de poética”, o “Juan de Mairena y el Barroco” en la Revista de Occidente, y varios artículos sobre temas montañeses publicados en el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo. En esta misma publicación empezaron a aparecer en este año y en años sucesivos las “Correspondencias literarias del siglo xix”.

En 1931 apareció su primer estudio sobre toros y literatura. Se trata de un estudio y una antología: Los toros en la poesía castellana, donde recoge el tema taurino desde los romances anónimos y las poesías de tradición popular a la poesía moderna. Sobre este tema aparecerán en distintos años otros trabajos. En 1933, y junto a Tomás Maza Solano, apareció publicado por la Sociedad Menéndez y Pelayo de Santander el primer tomo de Romancero popular de la montaña, y al año siguiente se publicó el tercer tomo. Este mismo año de 1933, el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander dedicó un número extraordinario en homenaje a José María de Pereda en el centenario de su nacimiento, en el que Cossío publicó un artículo titulado “La historicidad de Peñas Arriba”. Los artículos, los prólogos o las ediciones críticas de distintos poetas, tanto españoles como extranjeros, se sucedieron durante todos estos años y, aunque en menor medida, no se interrumpen durante los años de la Guerra Civil, durante la cual, Cossío vivió en Madrid en una casa de la Ciudad Jardín con Ramón Carande y, como señala Jesús Cabezón, no abandonó a pesar de las circunstancias su permanente afición de bibliófilo visitando librerías de viejo y de alguna manera, en palabras de Andrés Trapiello, “capeó el temporal de la guerra”; en esa casa siguió viviendo algún tiempo al acabar la contienda aunque ya entonces seguía pasando largas temporadas en Tudanca.
En 1942, Espasa Calpe publicó El romanticismo a la vista. Tres estudios. La misma editorial sacó en edición independiente Vocabulario Taurino autorizado.
Al año siguiente, Espasa, editorial en la que Cossío tuvo importantísima presencia, por ejemplo, como director de las ediciones de clásicos castellanos, le hizo el encargo de publicar un gran tratado sobre los toros. El proyecto fue una iniciativa de José Ortega y Gasset propuesto a la editorial Espasa-Calpe de donde Ortega y Gasset era asesor. La editorial propuso la dirección de la obra a José María de Cossío y Fortún mediante una carta escrita en 1935 en la que se le expresa la urgencia del inicio del proyecto así como el contacto con otros coordinadores. Entre aquel primer equipo de colaboradores en 1935 se encontraba Antonío Díaz-Cañabate y el poeta Miguel Hernández, contratado por su amistad con José María de Cossío como colaborador y secretario del historiador taurino. Esta magna obra consta de cuatros tomos que se publicaron entre 1943 y 1961 bajo el título Los Toros. Tratado técnico e histórico. Sin duda, estos tomos suponen el más completo y exhaustivo tratado de tauromaquia publicado hasta la actualidad, pues aborda la fiesta en su totalidad: se estudia el origen y el desarrollo de la lidia con un análisis profundísimo de sus diferentes suertes, se estudia la raza y encastes del toro bravo, su importancia en la cultura en la lengua, la literatura y las artes, así como los principales escenarios tanto plazas de toros como regiones del mundo en que ha arraigado la fiesta y más destacados protagonistas mediante un inventario biográfico de diestros. Los tres primeros volúmenes de la obra se publicaron por Espasa-Calpe bajo la dirección de Cossío en 1943. La enciclopedia taurina se siguió ampliando con nuevas revisiones entre 1943 y 1976, el cuarto tomo del tratado se publicó en los inicios de los años setenta. Según Díaz-Cañabate, esta parte es obra casi exclusiva de Cossío: “En realidad, José María trabajó en esta obra prácticamente solo. La ayuda recibida fue mínima y casi mecánica, pues la parte enjundiosa es entera, íntegramente suya.”

Debe consignarse, asimismo, que, en palabras de Rafael Gómez de Tudanca, entre los manuscritos más secretos de Tudanca, algunos con la advertencia autógrafa de “impublicables”, se encuentran dos cuadernos de papel rayado que constituyen un diario íntimo de José María de Cossío, cuya primera anotación se produce en Santander el 18 de junio de 1931 y la última en Tudanca el 10 de julio de 1955. No se trata, desde luego, de un diario sistemático sino de anotaciones fragmentadas cuya constancia indica la existencia de largos intervalos de interrupción. En todo caso, muestran un conjunto bien significativo de su manera de anotar los comentarios que le sugiere tal o cual hecho aderezado con su impresión particular. A pesar de esa indicada fragmentación, por sus líneas desfilan personajes múltiples que configuran un inigualable friso de su cotidiano vivir.
El 6 de junio de 1948, José María de Cossío leyó su discurso de recepción en la Real Academia Española, titulado Lope, personaje de sus comedias. Cossío, que sucedía en la docta casa a Eduardo Marquina, fue contestado por Emilio García Gómez.
En la trayectoria vital de Cossío no debe dejar de consignarse su entusiasta colaboración con su gran amigo Pedro Salinas, en la creación de unos cursos que más tarde constituirán la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
La producción literaria de José María de Cossío es extraordinaria y su reseña completa excede la naturaleza de esta biografía, pero cabe señalar alguno de sus libros más importantes. En 1952, Espasa publicó Fábulas mitológicas en España; la Diputación Provincial de Santander publicó, en 1960, Rutas literarias de la montaña y, por su parte, Espasa publicó Cincuenta años de poesía española (1850-1900), dos de los libros que revisten particular importancia. Sin dejar de publicar estudios y artículos, sobre todo de poesía, José María de Cossío murió en Valladolid, el 24 de octubre de 1977. Seis años después, sus restos se trasladaron desde el panteón familiar de Valladolid al cementerio de Tudanca.
En 1977, tras la muerte de José María de Cossío, la enciclopedia Los Toros. Tratado técnico e histórico: popularmente llamada como de Cossío tomó el relevo el crítico taurino Antonio Díaz-Cañabate, por deseo expreso del propio Cossío. El periodista aceptó el encargo póstumo y dirigió no sin dificultades el quinto tomo, publicado en 1979, dedicado a las biografías; Díaz-Cañabate contó para ello con la colaboración de Juan José Bonifaz que había recopilado en 1967 más de 8 000 fichas con datos sobre toreros. El mismo Díaz-Cañabate redactó parte del sexto volumen sobre el toreo moderno. Otros autores como Fernández Cuenca redactaron el capítulo sobre cine y toros, García-Ramos elaboró el de la reglamentación taurina, Lafuente Ferrari colaboró en el de bellas artes y los toros.
En 1982 Espasa-Calpe, bajo la dirección de Ricardo López Uralde se aumentó la obra en seis volúmenes, el séptimo dedicado a la cultura taurina bajo la colaboración de Juan José Bonifaz que aportó el 60% de las fichas necesarias para elaborar las biografías de los toreros; Francisco Cossío y Corral organizó los tres volúmenes de crónicas taurinas. Los tomos undécimo dedicado al toro de lidia y el duodécimo a modo de apéndice de José María Sotomayor, completaron un total de doce tomos publicados hasta 1996. La edición popular actualizada publicada en el año 2007 se dividió en treinta tomos de menor espesor para ser adquiridos por entregas semanales con el diario El Mundo.
Viva por siempre
José María de Cossío
Autor de la “Biblia del Toreo…”
Bibliografía: Ana María Arias de Cossío/G. Diego, El lío de los Cossíos, Santander, La VB de Cantabria, 1930; F. de Cossío, Confesiones: Mi familia, mis amigos y mi época, Madrid, Espasa Calpe, 1959; R. Alberti, La arboleda perdida: libros I y II de memorias, Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1959