REDACCION. Manolo Recio. suiteinformación.- Desde que allá por el siglo XIV, en 1387, dos aragoneses, uno cristiano y el otro musulmán pusieran precio a unos ejercicios con los cuales burlaban las embestidas del ganado bravo, dando muerte al astado, hasta hoy, la corrida de toros ha sufrido innumerables cambios y aportaciones en las suertes además de adaptaciones. También los ganaderos han aportado históricamente a la fiesta el tipo de toro que en cada época ha servido para hacer el toreo preciso. No se conocen los nombres de estos dos primeros valientes, pero se sabe que cobraban por lo que hacían en la arena. Fueron los primeros matadores de toros profesionales. Estamos ante un espectáculo único, siendo irrepetible todo lo que sucede en cada festejo. Toro y torero conjuntados por el arte, el valor y la técnica en un enfrentamiento a vida o muerte. Riesgo, peligro, grandeza, éxito y fracaso. El laurel junto a la hiel. Así han transcurrido los siglos y la corrida de toros se ha consolidado, reglamentado y exportado a otros siete países: Francia,Portugal, Mexico, Venezuela, Ecuador, Colombia y Perú. Hay peñas y clubes taurinos en países como Japón, Dinamarca, Checoslovaquia, EEUU, Inglaterra, Suecia,Italia o Alemania. En los tendidos de las grandes ferias se sientan aficionados de todas las nacionalidades. Por qué esta perpetuación de una fiesta señalada como bárbara en infinidad de ocasiones, fiesta de dolor y sangre, de virtuosismo y miedo, de valor y arte. Esto se debe a que la corrida de toros es como la vida de cada persona. Nada en la corrida está desordenado, es caprichoso o ajeno a un reglamento. El hombre propone y Dios y el toro disponen y así es también la vida. El toro representa los peligros por los que necesariamente pasamos desde que nacemos hasta nuestra muerte. Hay que sortearlos y lo conseguimos con inteligencia, habilidad y técnica. Tenemos amigos, la cuadrilla, para ayudarnos en los momentos de apuro. El público,como en una especie de juego de rol, se pone en la piel del matador e interpreta un papel de una situación imaginaria. Llegado el final quien detenta el poder nos juzga por nuestras acciones y premia o castiga…. Orejas o silencio. Salir a hombros se asemeja a la mismísima entrada en el Reino de los Cielos. Sin saberlo quien acude a una corrida de toros está sintiendo todas las sensaciones de una vida, de su vida, resumidas en algo más de dos horas. Toros y vida, vida y toros, una conjunción perfecta que convierte un acto humano en imperecedero y de una sin igual grandiosidad. Quizás sea este el motivo por lo que las corridas de toros nunca dejarán de darse…. mientras haya vida. MR
Los toros y la vida – Manolo Recio
Quizás sea este el motivo por lo que las corridas de toros nunca dejarán de darse…. mientras haya vida