fotos Clara Soriano.
Clara Soriano. suiteinformación.- Tomelloso, se vistió de gala para recibir una corrida que prometía, y vaya si cumplió. En una plaza llena hasta la bandera, con un ambiente festivo y una expectación desbordante, los toreros Alejandro Talavante, Emilio de Justo y Tomás Rufo compartieron cartel frente a los toros de la ganadería Montalvo. Estos astados, bien presentados y con la bravura esperada, pusieron a prueba el arte y valor de los diestros, quienes demostraron estar más que a la altura de lo que el público demandaba.
Alejandro Talavante fue el primero en saltar al ruedo, demostrando desde el primer momento por qué sigue siendo uno de los grandes del toreo. En su primero, cuajó una salida por delante espectacular y templada, toreando al natural con gran sentimiento. El público, rendido a su arte, lo recompensó con dos orejas tras una estocada bien ejecutada. En el cuarto toro, Talavante comenzó la faena de rodillas, demostrando una valentía que encendió a los presentes· Toreó con verdad y pureza, rematando con una estocada eficaz que le valió una nueva oreja. La plaza se entregó al torero, que estuvo a la altura de su reputación de figura del toreo.
Luego, Emilio de Justo se encargó de seguir con la tarde. Se enfrentó a un toro serio que exigía lo mejor desde el primer capotazo. De Justo, fiel a su estilo clásico y contundente, se plantó con firmeza y, poco a poco, fue construyendo una faena magistral. En el tercio de muleta, toreó al natural con una suavidad y temple que hicieron vibrar a los asistentes. La estocada fue perfecta, hundida en lo alto, lo que le valió la concesión de dos orejas y un rabo, y el público enloqueció, pidiendo más de un torero que sin duda dejó una impronta difícil de igualar.
Tomás Rufo, joven promesa que ya demuestra maneras de figura del toreo, llegó para cerrar la tarde. En su primer toro, el tercero de la corrida arrancó una oreja tras una faena de entrega total, en la que mostró temple y mando en la muleta. Pero fue en el sexto donde Rufo alcanzó la gloria. Desde el principio, se notaba que algo especial iba a ocurrir. Con la muleta estuvo sensacional, hilvanando más de diez naturales perfectos, mientras la plaza se levantaba en pie, presa de una locura generalizada. Para coronar el momento, la cantaora Laura García entonó un precioso fandango que llenó de emoción el ambiente. Tomás Rufo correspondió con una serie de ayudados que llevaron a la plaza al delirio, entre gritos y ovaciones. Al final, dos orejas más para el joven torero.
La ganadería de Montalvo envió un encierro bien presentado, con toros que ofrecieron espectáculo. Aunque algunos fueron más exigentes que otros, en general, todos permitieron a los toreros lucirse, y el público lo agradeció con aplausos y ovaciones continuas. La plaza de Toros de Tomelloso, conocida por su tradición taurina y su público exigente, se convirtió en el escenario perfecto para una tarde de emociones intensas en la que los tres espadas salieron triunfantes y dejando huella en la memoria de los asistentes.
Al final de la jornada, los tres toreros salieron a hombros, llevados por un público que había sido testigo de una corrida memorable. Tomelloso vivió una tarde para el recuerdo, donde el toreo brilló en todo su esplendor.
Alejandro Talavante: dos orejas y oreja.
Emilio de Justo: dos orejas y rabo y nada.
Tomás Rufo: oreja y dos orejas.