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REDACCION. Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Ayer domingo 16 de abril se celebró la segunda corrida de toros de la temporada 2.023 en la que con toda seguridad es la plaza de toros más bonita del mundo: la que es propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
El coso del Baratillo abrió sus puertas desplegando un cartel de seis matadores contratados por la empresa Pagés, para lidiar y dar muerte a estoque a seis toros criados en una finca gaditana de nombre “Fuente Rey” propiedad de un ganadero llamado Fermín Bohórquez Domecq. Los espadas anunciados, todos sevillanos salvo uno de ellos: Borja Jiménez, Lama de Góngora, Rafael Serna, Ángel Jiménez, Ruíz Muñoz y Juan Pedro García “Calerito”. Más datos. La ciudad de Sevilla tiene un censo actualizado de 684.340 habitantes a los que hay que añadir que es la tercera ciudad de España en cuanto a visitas turísticas, mas el resto de su provincia con 1.265.660 ciudadanos. Más de dos millones de habitantes potenciales para llenar un aforo de solo 11.500 asientos. Ayer no se cubrieron más allá de la mitad de las localidades disponibles. Indudablemente algo falla. Una campaña de publicidad vistosa pero que no ha calado en el gran público, un inexistente marketing taurino adecuado y volcado en las redes sociales debidamente diseñado por empresas especializadas encargadas de ello o un error en la configuración de un cartel “tipo festival” que impide tener una segunda oportunidad a quien a regañadientes acepta ser incluido en él. Todo se conjunta y al final da como resultado una corrida de toros de encaste Murube-Urquijo con cinco matadores sevillanos y un sexto , sobrino-nieto del maestro Curro Romero y que no alcanza a colgar el cartel de “ no hay billetes” en las taquillas. MRA