Agosto mes
de Luto Taurino…
Tal Día Como Hoy,
30 Agosto pero de 1985,
Muere el Príncipe del Toreo
Casi un año después de Pozoblanco
José Cubero, Yiyo,
falleció en Colmenar Viejo, Madrid…
«Pali,
este toro me ha matado»
José Cubero, Yiyo:
Las sustituciones
lo hicieron Triunfar y Morir…
«La Tauromaquia
es la pasión que nos une…»
Hagamos de éste 2022
el año más Taurino
a pesar de las adversidades…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
(Bibliografía al final del texto)
“La muerte la llevamos
en la cara todos los toreros.
Pienso que un cuerno
me va a arrancar el corazón.
¿Qué más da? Mejor morir
de una cornada que en la M-30.”
Premonición de José Cubero
“Yiyo” en 1983…
Yiyo, apareció en el cartel en la feria madrileña de Colmenar Viejo provincia de Madrid sustituyendo a Curro Romero, y alternaba con Antonio Chenel “Antoñete”, y el diestro soriano José Luis Palomar… 11 meses antes, el Yiyo estuvo presente aquella infausta tarde en Pozoblanco donde sufrió la cornada mortal Paquirri, y fue Yiyo el encargado de terminar la lidia y dar muerte a «Avispado», y así dio Yiyo muerte a dos toros de los llamados asesinos, ya que «Burlero», el que le quitó la vida a él mismo, murió producto de la certera estocada que Yiyo le dio…
Fue el sexto toro de la tarde, negro girón, con los pitones acodados, herrado con el número 24 Burlero de la ganadería de Marcos Núñez al que Yiyo ya había hecho la suerte suprema, después de marcar un pinchazo entró nuevamente a matar logrando una estocada en buen sitio… al salir del encuentro, el torero se dirigió sonriente mirando al tendido… La faena había sido muy completa y el público pedía, las orejas para el Príncipe… En ese momento, el toro se arrancó inesperadamente y levantó al torero por una pierna, lo tiro a la arena y volvió a levantarlo metiéndole el pitón por la axila izquierda y llegando hasta el corazón destrozándolo, manteniéndolo de pie sujeto unos escalofriantes segundos… Burlero lo suelta y Yiyo trató de caminar y se desvaneció, ya lo había sujetado El Pali, uno de los peones de su cuadrilla al que le dijo sus últimas palabras: «Pali, este toro me ha matado»..,. Burlero, seguidamente, rodó sin puntilla, como consecuencia de la certera estocada. Lo cargaron al Yiyo y lo llevaron a la enfermería, cuando En esa angustiosa carrera Yiyo llevaba los ojos vueltos y apagados y en los tendidos se presagiaba lo peor… Juan Cubero, hermano del matador, que va de banderillero en su cuadrilla, corría por fuera del callejón, al hilo de las tablas, sin apartar los ojos de su hermano inerte… Antoñete arrojó el capote con rabia y se cubrió el rostro con la manos, y el matador de toros José Ortega Cano, que presenciaba la corrida, se abrió paso entre el público del tendido y se lanzó al callejón para correr detrás de los que transportaban a Yiyo… Tras unos segundos de estupor, los espectadores pidieron con insistencia las dos orejas para el Príncipe, que el presidente concedió… La cuadrilla no se hizo cargo de los trofeos, pues todos se hallaban en la enfermería y por los tendidos empezó a correr el rumor de que el torero había fallecido… José Luis Palomar, que completaba la terna de matadores, se dirigió a la enfermería llorando desconsolado… «Ha muerto, el Yiyo ha muerto…» .
El torero había entrado prácticamente muerto en la enfermería, según el parte facultativo… En la Plaza el ambiente era de incredulidad ante lo ocurrido «no puede ser, no puede ser»… El padre y los hermanos de Yiyo que había presenciado la corrida, se encontraban deshecho y lloraban desconsolados… En los alrededores de la plaza se congregó una multitud, que comentaban la funesta noticia confirmando la tragedia… Su cadáver, tras permanecer en la enfermería hasta las diez de la noche, y de ahí trasladado al domicilio familiar, en la madrileña calle del Bósforo. El féretro con los restos mortales del torero fue trasladado a la iglesia de la Virgen del Camino, en Canillejas. El entierro fue en la tarde a las siete de la tarde, después de que se le rindió un sentido homenaje en la plaza de Las Ventas y entre gritos de ¡Torero, torero, torero! se le dio una vuelta al ruedo… Para concluir fue sacado por la Puerta Grande, de la que pendían grandes crespones negros. La distancia que separa el coso venteño del cementerio de Nuestra Señora de la Almudena fue recorrido por el cortejo fúnebre a pie donde se le dio el último y sentido adiós al Príncipe del toreo… Poco tiempo después de su muerte, el 10 de julio de 1989, se suicida Tomás Redondo, su apoderado “quien no pudo sobrellevar el dolor de la tragedia”. Y el Chocolate (su mozo de espadas) murió también poco tiempo después, “enfermo de la pena y la nostalgia”.
José Cubero Sánchez, nació en Francia, por ser hijo de emigrantes, siempre se consideró del madrileño barrio de Canillejas donde se crió, siendo alumno destacado de la Escuela Nacional de Tauromaquia de Madrid. En marzo de 1980, debutó con picadores en San Sebastián de los Reyes, donde compartió cartel con Carlos Aragón y Antonio Amores. Ese mismo año encabezó el escalafón novilleril y consiguió el famoso Zapato de Oro de Arnedo.
Recibió la alternativa como torero el 30 de junio de 1981 en Burgos de manos de Ángel Teruel y con José María Manzanares como testigo, con el toro “Comadrejo” de J. Buendía.
Su confirmación fue el 27 de mayo de 1982en la Feria de San Isidro con José María Manzanares como padrino y Emilio Muñozcomo testigo, con el toro «Bohemio» de Félix Cameno.
El Yiyo compartió cartel con Francisco Rivera “Paquirri” el día de la muerte de este último, provocada por una cornada del toro “Avispado” el 26 de septiembre de 1984, en la plaza de Pozoblanco, once meses antes del fallecimiento de “El Yiyo” en circunstancias similares. En ese mismo cartel estaba Vicente Ruiz «El Soro», que años después sufriría una lesión en la rodilla derecha que le obligó a retirarse de los ruedos.
En la temporada de 1983 el Yiyo estaba fuera de San Isidro…
Pero la suerte lo hizo formar parte del cartel el 1 de junio por una sustitución y Abrió la Puerta Grande toreando una espléndida corrida de Alonso Moreno de la Cova y le ofrecieron la Corrida de Beneficencia…
Logrando otra salida a hombros
que le catapultó a todas las plazas
más importantes a todas las ferias
junto a las máximas figuras…
El Yiyo estaba llamado
a ocupar un lugar
entre los grandes…