La última decisión política de un Ministro de Cultura ignorante y fascista suprimiendo el Premio Nacional de Tauromaquia es un atentado contra la Libertad de Expresión de una gran parte de la población amante de la Tauromaquia por tradición y cultura. Cercenar nuestros derechos y libertades es una demostración inquisidora sin justificación posible. La gente de izquierda entre la que me encuentro nunca podrá entender una decisión política que prohíbe a la Ciudadanía ejercer libremente y sin opresión de sus derechos conseguidos tras largas décadas de lucha.
Esta nueva generación de políticos urbanitas, seguidores de corrientes animalistas sustentadas en el lucrativo negocio de las multinacionales extranjeras del pienso para mascotas, reniegan arbitrariamente de su pasado y presente, viviendo de espaldas al pueblo que pretender gobernar, y nos obligan a volver de nuevo a las barricadas, como ya hicimos los más viejos en el pasado. Combatís lo que no entendéis, perseguís el arte más auténtico que emana de nuestras raíces de poetas, juglares. pintores, escultores y escritores del pueblo llano.
La Tauromaquia es una expresión artística que une a millones de personas en el mundo, con independencia de su color ideológico, su extracto social, raza, pigmentación de piel y religión. Es su grandeza, la fuerza que mantiene viva la Fiesta en estos tiempos tan convulsos y complejos. Y no podemos caer en el error de abrazar las promesas oportunistas de los políticos de turno, que utilizando la Tauromaquia como arma arrojadiza, sólo pretenden conseguir votos de manera fácil y sin coste. No nos dejemos etiquetar en un frentismo que a los políticos les interesa, pero nos vais a obligar a tomar bando en defensa de nuestras libertades individuales y colectivas.
La Tauromaquia es la fuerza del pueblo, la pasión de unos tendidos que en la plaza no entienden de consignas políticas, ejercitando con libertad nuestros derechos, sentando juntos en armonía rojos y azules, curas y ateos, negros, blancos, y hasta amarillos con cámaras de fotos. El día que el Toreo sea una cuestión de disputa política entre aficionados y legisladores será el principio de nuestro fin si callamos y nos dejamos pisotear. Tenemos muchos enemigos dentro y fuera de La Fiesta, y sólo con nuestra unión en un frente común y sin fisuras tenemos posibilidades de sacar esto adelante. Rivera se dejó sacar a hombros en Barcelona, el PP y el PSOE salen por los burladeros cuando les conviene, la ultra derecha ha encontrado un caladero de votos pero saben que su capacidad de maniobra es residual; la izquierda histórica, cultural y artística, abrazó el Toreo, aunque ahora este secuestrada por estas nuevas corrientes que alimentan el movimiento anti. No nos mezclemos en este banquete de chaquetas cruzadas y nulo beneficio. No tenemos nada que ganar y mucho que perder. Ahora es un Premio de Cultura, mañana pueden intentar un golpe más audaz. Combatir la Inquisidora política represora es obligación del pueblo, si dejamos a los políticos, del signo que sean, estamos perdidos. De los gremios profesionales y fundaciones del toro tampoco espero mucho. Estamos solos pero somos muchos Sr. Urtasun.