Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Ha sido tradicional en España convivir haciendo sitio a un animal, ahora conocido como mascota, en el seno familiar. Así nuestros padres y abuelos nos enseñaron como amar y respetar a los otros seres de la creación, obra de Dios, carentes de inteligencia aunque muy ricos en dar y entregar todo su fidelidad y ternura a sus cuidadores. La diversidad del sector mascotas domesticas es enorme: perros, gatos, tortugas, peces, ofidios, conejos, canarios…..
El Rey de entre los animales de compañía es el perro, seguido de cerca por el gato. Según el I.N.E en España hay 9.300.000 canes censados. Resalta esta cifra comparada con los 6.654.130 menores de 14 años que, según el mismo Instituto habitan o están censados en nuestra piel de toro, donde corretean más perros que niños. El desplome de la natalidad coincide con el aumento de perritos falderos. El número de hogares españoles con al menos una mascota se aproxima al 40 % y el 35 % de las personas menores de 36 años tiene una. En Asturias viven 3,51 perros por cada 10 personas.
Las jóvenes parejas llevan mal la convivencia dual con niño y perro. Salvo excepciones de quienes educan a sus hijos de tradicionales maneras, parecer ser que hay que optar por animal racional propio o adoptado y animal irracional, perro, gato…
En España se registraron 103.097 abortos voluntarios en 2023. La mayor tasa se registra en Cataluña. El aumento ha sido de más de un 8% en relación a los realizados en 2014. El Ministerio de Sanidad hasta cuenta con un Registro Estatal de Interrupciones Voluntarias del Embarazo. De cada 1.000 mujeres entre los 15 y los 44 años de edad, el 12,22 % impidieron el desarrollo normal del nasciturus hasta su alumbramiento en 2024. En Cataluña la tasa sube al 14,92 % seguida de Madrid con el 13,92%. Las mujeres gallegas poseen la tasa más baja con un 7,28 %.
El 30,69 por ciento de las mujeres convivía en pareja. Aumentan los embarazos no deseados en proporción parecida a quienes desean vivir acompañados de mascotas. Los motivos son varios, unos económicos si bien la factura del veterinario a veces supera en mucho a la del médico. También es más barato mantener a un can que hijo. La comodidad en lo que respecta a alimentación, vestido, educación…
Emerge con fuerza el antropomorfismo, es decir, el trastorno consistente en tratar, humanizar y atribuir características, emociones o motivaciones humanas a los animales. Tratar al mejor amigo del hombre como si fuera un hijo puede ser un síntoma de escasa salud mental. Esto da lugar al “perrhijo” con nombre incluido en el santoral católico y no cabe duda alguna de que lo tienes cuando optas por saludar primero a tu mascota antes que a cualquier otra persona, que conviva o duerma contigo, hablarle y dirigirse como si fuera un bebé o compartir tu propia comida con la mascota. También puede ser gastar dinero en cualquier accesorio o abrir su propia cuenta en alguna red social.
Si la opción consiste en tener un hijo/a o bien un perrhijo/a, habrá que tener muy en cuenta que la población española irá menguando, según un informe de Naciones Unidas hasta alcanzar los 9,4 millones en los próximos cincuenta años. Supondrá una pérdida neta del 24 % de la actual población.
Mascotas sí pero hijos también. La vida consiste en aceptar el contenido de la teoría de la Equidad Intergeneracional, que articula que “todos los miembros de cada generación de seres humanos, como especie, heredan un patrimonio natural y cultural de las generaciones pasadas, tanto como beneficiarios como custodios bajo el deber de transmitir este patrimonio a las generaciones futuras”. Las mascotas nacen, acompañan, se quieren, disfrutan y mueren. Los hijos son un regalo de Dios. No puede haber alternativa posible.