Álvaro Filgueira.- Suite Información.- Durante siglos, la humanidad ha debatido una de las preguntas más elementales y, a la vez, más desconcertantes de la historia: ¿qué fue primero, la gallina o el huevo? Un equipo de científicos británicos ha dado con la respuesta, y todo apunta a que el enigma estaba, literalmente, en la cáscara.
La clave está en una proteína: OC-17
Según el estudio, la formación de la cáscara del huevo requiere de una proteína específica, llamada OC-17, que solo está presente en los ovarios de las gallinas. Esta proteína actúa como catalizador del proceso de biomineralización: convierte el carbonato de calcio en cristales de calcita, que forman la cáscara del huevo.
Esto significa que el huevo, tal como lo conocemos —con una estructura sólida que protege al embrión— no puede formarse sin la intervención directa de la gallina. La conclusión científica es clara: sin gallina, no hay huevo. Por tanto, la gallina fue primero.
Un hallazgo con más implicaciones de lo que parece
Más allá de zanjar un dilema filosófico que ha traspasado culturas y generaciones, este descubrimiento abre nuevas puertas en el ámbito de la ciencia de materiales. Comprender cómo funciona la proteína OC-17 puede tener aplicaciones en medicina regenerativa, en la creación de materiales biocompatibles e incluso en la ingeniería estructural.
Los investigadores utilizaron simulaciones por supercomputadora para estudiar el proceso de biomineralización a escala molecular, confirmando el papel crucial de esta proteína.
¿Un final para el eterno debate?
Aunque la ciencia haya dado una respuesta lógica y demostrable, es probable que la pregunta siga sobreviviendo en chistes, libros y conversaciones de sobremesa. Pero al menos ahora, quien desee una base científica, puede citar a la OC-17 como el argumento definitivo.