Manuel Recio Abad, suiteinformación.- Es difícil encontrar un instrumento musical cuyo sonido supere la perfección acústica del piano. En buenas manos el piano suena a gloria. Ritmo, variedad de notas y dulzura que puede cambiar a tormenta si la partitura así lo exige.
Pianistas célebres fueron Ludwig van Beethoven (1770-1827), Sergei Rachmaninov (1873 – 1943), Maurice Ravel (1875 – 1937), Franz Schubert (1797 – 1828),Amadeus Mozart (1756 – 1791),Franz Liszt (1811 – 1886),Claude Debussy ( 1862 – 1918) y Robert Schumann (1810 – 1856). Grandes maestros que nos legaron con sus obras música clásica imperecedera.
Una variedad de la composición musical para piano es la flamenca. Arturo Pavón, José Romero, Manolo Carrasco, Felipe Campuzano, Laura de los Ángeles…
Pero a mi entender destaca por sus dotes, capacidad compositiva, ritmo y facilidad de adaptación acompañando al cante, un pianista sevillano, bisnieto de “ El Espartero”, pregonero, cantautor, altruista y mecenas. Me estoy refiriendo a Joaquin Pareja-Obregon de los Reyes, hijo del gran Manuel Pareja-Obregon, autor de la “Salve Rociera” que se canta en el mundo entero, del cual heredó su afición y cualidades musicales. El piano es su pasión y exclusivo medio de vida, si bien no contara desde sus inicios con el apoyo paterno para dedicarse profesionalmente a ello. Sencillo, ocurrente, de trato exquisito y de un gran sentido del humor, Joaquín Pareja-Obregon siempre está disponible para actuar enalteciendo magistralmente el flamenco con interpretaciones de los más grandes ,además de las suyas de propia creación.
Hace 35 años desde una plataforma colgada de una grúa que la situaba en mitad del canal Alfonso XIII, Joaquín se disponía al piano a dar un concierto iluminado por un cañón de luz. Un fatal error en la colocación de los contrapesos de la grúa hizo que esta se fuera volcando lentamente hasta que piano y pianista fueron absorbidos por las aguas del Guadalquivir.
Días después, enterado del incidente me interesé por lo sucedido. Al preguntarle que hizo cuando noto la humedad en sus pies me contestó con su arte inigualable: – Que voy a hacer, cerré la tapa del piano y me fui nadando al “cortaillo”.
Ha vuelto al Guadalquivir, esta vez sobre una embarcación, interpretando al piano la famosa sevillana de su padre que evoca los sentimientos de un sevillano cuando pasa por el Puente de Tríana.
Joaquín Pareja-Obregón, nuestro pianista, que sobre todo sabe ser amigo de sus amigos.