Supongo que la mayoría de ustedes habrá escuchado alguna vez la expresión, “Eres más feo que Picio”. Pues esta locución forma parte de la más arraigada de las tradiciones y del acervo popular español. Yo he escuchado esa expresión en infinidad de ocasiones, o bien dirigida a mí, o a mis acompañantes. Esta frase hecha no la debemos considerar como una ofensa a un ser “inferior”, o con una belleza difícil de recordar, sino, como un cumplido de una persona sincera, que dice las cosas tal y como las piensa. Siempre exigimos sinceridad de la persona que tenemos en frente, ¿y ahora que la tenemos no la vamos a valorar?, si así obramos, le hacemos un feo a quien nos regala los oídos.
Ya no se suelen escuchar improperios como se hacia antaño, algo está cambiando, nuestras más arraigadas tradiciones se encuentran en franca decadencia. Muchos lo achacan al cambio climático, yo personalmente pienso que el piropo invertido, se perdió en la noche de los tiempos y ahora no estamos nada más que en criticar al mandatario de turno y recordar lo bien que estaba España, cuando éramos felices.
Antes andabas por la calle y de repente se escuchaba como un rumor cercano y algunas veces entrecortado por el viento del norte, que decía: “Que feo eres, leche…”, o “Ay que feo eres, jodiooo», ¿Por dónde andas, feo de los cojones? En fin; en España somos así y eso es lo que nos da vida.
Pues como todo en la vida, esta popular frase tiene su historia, y es que, según cuenta la leyenda, Francisco Picio fue un zapatero oriundo de la población granadina de Alhendín que, durante la época de dominación napoleónica (1808-1813) fue condenado a muerte por una fechoría que cometió, -aunque a decir verdad, no ha trascendido en la historia cuál fue su delito-.
Instantes previos a ser ejecutado recibió la noticia de que se le había concedido el indulto.
Parece ser que la impresión que le produjo el recibir tal noticia hizo que en los siguientes días se le cayera totalmente el pelo de la cabeza, las cejas y que, además, le saliera unos bultos que deformaron totalmente su rostro, convirtiéndose para sus vecinos en la referencia de alguien realmente feo y surgiendo de ahí la expresión “Eres más feo que Picio” para referirse a alguien de extrema fealdad. Y es que ser feo de nacimiento no es una venganza de la naturaleza, es un don que hace privilegiado al que lo padece, y esas personas saben vivir tranquilas en un estado de pausa continua y sin la necesidad vital de estar todo el día mirándose al espejo…
Texto: Jorge LS (autor). La Voz de la Historia.