Antes de nada habría que precisar que son idiomas basados en el español o castellano, o bien idiomas híbridos, como casi todos por otra parte, en los que la lengua de Cervantes forma parte de la mezcla. Además, seguro que alguien en España habla alguno de ellos o más de uno, pero la inmensa mayoría de los hablantes de estos cuatro idiomas se encuentran allende los mares. Hechas las precisiones, vamos a ello:
CHAMORRO
El chamorro es la lengua de la población originaria de las islas Marianas, situadas en el Pacífico norte, al este de Filipinas y al sur de Japón. Se habla por alrededor de unas 50.000 personas en los dos territorios en los que se divide el archipiélago de las Marianas: la isla de Guam (Islas Marianas del Sur), que es una posesión estadounidense, y la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte, con un estatus político similar al de Puerto Rico, siendo cooficial en ambos con el inglés. ¿Y qué pinta nuestra querida «ñ» en un archipiélago del Pacífico? Antes de nada, ya os digo que no sufráis por la soledad y el posible desamparo de la «ene con virgulilla» por esos mundos de Dios, porque no está sola. De hecho, en torno al 50% del vocabulario chamorro (que así se llamó a los nativos) es de origen español, además de numerosos elementos y construcciones gramaticales. Así que, veamos…
En 1521, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián de Elcano llegaron a la isla de Guam (Guaján para los españoles) en el transcurso de su expedición para circunnavegar el globo, y aunque el primer contacto fue un intercambio amistosos de productos, la realidad es que un problema de interpretación en lo referente al uso de los posesivos (mío, tuyo, nuestro…) dio lugar a un enfrentamiento entre europeos y chamorros. Por este motivo, las llamaron Las Islas de los Ladrones. En 1668, el padre Diego Luis de San Vitores rebautizó las islas como Las Marianas en honor a la regente española Mariana de Austria, viuda de Felipe IV. Y Guam iba a funcionar como un punto estratégico relevante cuando en 1565 se estableció la ruta conocida como Galeón de Manila, Galeón de Acapulco o Nao de China, que durante 250 años, hasta 1815, cruzó el océano Pacífico una o dos veces por año entre Manila (Filipinas) y los puertos de Nueva España en América, principalmente Acapulco. Este galeón protagonizaba la travesía Filipinas-México de una ruta comercial que se extendía desde Europa hasta América y a la región de Asia-Pacífico, convirtiéndose en la primera ruta de comercio mundial de la historia, además de la más larga de su época.
¿Y cuándo dejamos de compartir ñ con los chamorros? El Tratado de París de 1898, firmado el 10 de diciembre, ponía fin a la Guerra hispano-estadounidense –Desastre el 98– y daba la puntilla al Imperio ultramarino español. Mediante dicho tratado, España abandonó sus demandas sobre Cuba y declaraba su independencia, y Filipinas, Guam y Puerto Rico eran oficialmente cedidas a los Estados Unidos por 20 millones de dólares. La verdad es que, en la práctica, los estadounidenses ya se habían apoderado de Guam al más puro estilo berlanguiano. Os cuento…
Guam, Guaján para los españoles, era a finales del siglo XIX una posesión olvidada con un reducido destacamento de hombres protegiéndola. El último mensaje que las autoridades españolas de Guam recibieron de España era del 14 de abril de 1898, un mes antes del conflicto con los EEUU, en el cual se manifestaba la posibilidad de un acercamiento diplomático que evitara un conflicto armado. Henry Glass, capitán del crucero USS Charleston, se dirigía a Manila cuando recibió órdenes de tomar Guam. El 20 de junio llegó a la isla y ordenó disparar tres de sus cañones, cuando se disipó el humo una pequeña embarcación con bandera española se acercó al Charleston. La delegación española solicitó subir a bordo para entrevistarse con el capitán. Ante el asombro de éste, le saludaron efusivamente y se excusaron de no poder devolver el saludo, porque ¡¡¡no tenía pólvora para las salvas de cañón!!! Glass le informó que se había declarado la guerra y que venía a tomar la isla. Debido a la inferioridad numérica de la guarnición española, la escasez de pólvora y de cañones – con el único que no se corría peligro al dispararlo era el dedicado a ceremonias-, sin fortificaciones en la isla y sin posibilidad de ayuda, el general Juan Marina rendía la isla haciendo constar lo siguiente:
Sin defensas de ninguna clase, ni elementos que oponer con probabilidad de éxito a los que usted trae, me veo en la triste decisión de rendirme, bien que protestando por el acto de fuerza que conmigo se verifica y la forma en que se ha hecho, pues no tengo noticia de mi Gobierno de haberse declarado la guerra entre nuestras dos naciones.
Siguiendo las órdenes recibidas, los estadounidenses ondearon la bandera en la isla y continuaron hasta Manila. Siendo Guam las isla más grande de las Islas Marianas, y la «más protegida», nada habría costado a Glass tomar el resto, pero en sus órdenes nada se decía al respecto. Así que, ante el interés de Alemania, en 1899 sacamos tajada de aquel olvido estadounidense y les vendimos el resto de las Marianas por 25 millones de pesetas (17 millones de marcos), poniendo fin a 378 años de presencia española en el océano Pacífico.
Felis Kumpliañus yan buena suette amigu.
CHABACANO
La primera acepción de la RAE define chabacano como (adjetivo) «grosero o de mal gusto». Entonces, ¿qué es el idioma chabacano? Pues para eso nos vamos a la tercera acepción de la RAE que dice así: «lengua criolla de base española y con estructura gramatical de lenguas nativas, que se habla en Mindanao y otras islas filipinas». Islas que, a pesar de que los EEUU nos echaran de allí a patadas, han conservado el nombre que se les puso en 1543 en honor al entonces futuro rey de España Felipe II. Se supone que las élites culturales españolas de las islas veían aquella lengua derivada del castellano con simplificaciones y giros locales, propia de los nativos en su esfuerzo por asimilar el vocabulario de los españoles, como una corrupción vulgar y barriobajera de la lengua cervantina, por lo que la consideraron «chabacana».
Aunque está disminuyendo el número de sus hablantes (en la actualidad alrededor de unas 400.000 personas), el chabacano es uno de los principales idiomas de Filipinas. En un país complejo y disperso de más de 7.000 islas, que cuenta con unos 120 idiomas, y sometido a múltiples presiones desde el inglés y el tagalo, el chabacano ocupa el número 12 de los 19 que el Gobierno incluye en el sistema público de enseñanza. A diferencia de otras lenguas minoritarias filipinas, el chabacano cuenta hoy con el apoyo de un nutrido grupo de académicos empeñados en dignificarlo, prueba de ello es que hace unos años se elaboró el primer alfabeto del idioma (también incluye la ñ).
Este hijo (cultural) de España y Filipinas es un legado lingüístico que viene a confirmar la fusión racial y lingüística de más de 300 años de cohabitación entre españoles y autóctonos.
Pabor deja el sapatos, sandals y chinelas abajo, gracias
LADINO
Desde los tiempos de los godos, en la península ibérica los judíos han sido perseguidos con mayor o menor intensidad dependiendo del momento y el lugar. Fueron acusados de ser los portadores de la peste, de crucificar niños el día de Viernes Santo para rememorar la pasión de Cristo, se les prohibió practicar determinados oficios, fueron recluidos en guetos y, para rematar la faena, eran marcados con señales distintivas (no fue un invento nazi), culminando con el decreto de expulsión de los judíos, firmado el 31 de marzo de 1492 por los Reyes Católicos en base a un texto de Tomás de Torquemada, Inquisidor General. Según este decreto, los que no se convirtieron debían abandonar Sefarad (así es como los judíos llamaban a España). Unos 100.000 judíos abandonaron sus casas y su país, obligados a malvender sus pertenencias y a costearse el flete de los barcos. Se exiliaron a Navarra, reino en teoría todavía independiente, a los Balcanes, el Norte de África y el Imperio Otomano.
Hay dos detalles que nos demuestran el apego que tenían por esta tierra, que también era la suya: primero, conservaron las llaves de sus casas y, a fecha de hoy, hay muchas familias que todavía las guardan y son las mujeres las encargadas de transmitirlas de generación en generación; y segundo, mantuvieron el sefardí, juedoespañol, judezmo o ladino (el castellano que se hablaba en el siglo XV en la península) allá donde fueron, incluso en Auschwitz.
Salónica fue una de las ciudades del Imperio otomano que más judíos acogió, llegando a suponer más del 50% de la población en el siglo XVI. Según lo estipulado en el Tratado de Bucarest (1913), Salónica pasó a formar parte de Grecia. En 1941 los nazis tomaron Grecia y comenzaron la persecución y el exterminio de los judíos.
Está claro que Salónica era una especie de capital de lo sefardí: el grupo era rico; el Gobierno turco, tolerante; los rabinistas, inteligentes y tradicionalistas. En los presentes días, sin embargo, Salónica, como núcleo importante de la diáspora, ya no existe; los judíos de Salónica, que hablaban ladino, fueron asesinados por la Gestapo durante la ocupación de Grecia por los ejércitos alemanes. El hecho ha sido un golpe mortal a la vieja lengua que los judíos se llevaron de nuestro país a consecuencia del decreto de expulsión del siglo XV. – Josep Pla, autor del libro «Israel, 1957»-
En noviembre de 2010, con 97 años, falleció Jacques Stroumsa, el llamado violinista de Auschwitz. De origen sefardí y natural de Salónica, era la voz «viva» del ladino en el horror del campo de exterminio. Amaba a España y se reconocía como «hijo de España».
En sus lugares de exilio, los judíos sefardíes mantuvieron aquel castellano medieval, con las particularidades léxicas del hebreo por cuestiones religiosas, porque era un signo de pertenencia a la comunidad judía, y como todo idioma vital, el ladino evolucionó (de forma independiente con respecto al español peninsular y americano) al entrar en contacto con las lenguas propias de los países donde se establecieron los sefardíes expulsados, especialmente la cuenca del Mediterráneo y los Balcanes, enriqueciéndolo y, en cierta medida, modernizándolo.
En la actualidad, se calcula que quedan entre 200.000 y 300.000 descendientes de aquellos judíos españoles en Israel, de los que la mitad conocen el ladino pero no todos lo hablan correctamente. Y aunque no hay un censo sefardí, se estima que puede haber otros 200.000 más repartidos por otros países, quienes en mayor o menor medida podrían tener conocimientos del ladino. En 1997, se creó en Israel la Autoridad Nacional del Ladino, un organismo encargado del estudio, conservación y protección de una lengua que en la actualidad es hablada sobre todo por personas de avanzada edad y que está perdiendo pujanza entre sus hijos y nietos. En 2019 se dio un paso al frente en la lucha por evitar su desaparición cuando el pleno de la Real Academia Española (RAE) acordó por unanimidad aprobar la constitución de la Academia Nacional del Judeoespañol (Akademia Nasionala del Ladino) en Israel como correspondiente de la RAE.
Y para los que habéis buscado en la RAE ladino, en su primera acepción lo define como (adjetivo) «astuto, sagaz, taimado», porque así es como los habitantes de la piel de toro durante el Medievo veían a los judíos. Por cierto, de judío tenemos judiada.
Akeyos polvos trujeron estos lodos
i estas nuves trujeron estas luvias
i estas luvias trujeron estos friyos
i estos friyos trujeron estos yelos
i estos yelos trujeron hazinura
i akeyos polvos son lo ke fueron ke son estos biervos ke mas no serán
SPANGLISH
Nuestra querida Real Academia Española incorporó el término spanglish (o espanglish) a su diccionario en 2014, definiéndolo como una “modalidad del habla de algunos grupos hispanos de los Estados Unidos en la que se mezclan elementos léxicos y gramaticales del español y del inglés”.
Una forma de hablar que nació en el siglo XIX en la frontera de Estados Unidos con México hoy día es un fenómeno global. La primera versión del spanglish se gestó durante la guerra entre Estados Unidos y México de 1846-1848, cuando ocurrieron los primeros encuentros lingüísticos entre hispanohablantes y anglohablantes en el conflicto. Continuó su expansión mediante otra guerra: la hispano-estadounidense de 1898, cuando Estados Unidos llegó al Caribe. A partir de ese momento, comenzó una gran migración y en la ida y vuelta se mezclaron ambos idiomas. Así es como, a lo largo del siglo XX, el spanglish crece en su alcance y pasa de ser solo una forma de hablar fronteriza y se convierte también en una variedad lingüística migratoria, con la llegada de miles de migrantes latinoamericanos a suelo estadounidense.
Según Francisco Marcos Marín, lingüista y profesor emérito en la Universidad de Texas en San Antonio, «quien habla spanglish lo que quiere es hablar inglés, se ha decidido ya por una evolución hacia el inglés y trata de abandonar el español para expresarse en una nueva lengua que todavía no domina. No intenta conservar las estructuras lingüísticas del español, sino ir sustituyéndolas por las inglesas, empezando por la más simple, el inventario léxico. Lo que caracteriza a esta lingua franca es su inequívoca condición de transición hacia el inglés». Por tanto, sería un idioma transitorio. Nada que ver con la opinión de Ilian Stavans, titular de la primera cátedra mundial de spanglish en el Amherst College de Massachussets, que deja claro que ha venido para quedarse: «la aceptación se debe “al ejército mediático” con el que cuenta esta forma de hablar. Obras de teatro, la música que se escucha en todo el mundo, películas, novelas, libros infantiles y todo tipo de manifestaciones artísticas. Artistas latinos —sobre todo del reguetón y del género urbano en general— han llevado el spanglish a la cima de las listas musicales, con letras que a su vez han propulsado su uso en todos los rincones del mundo. También están las redes sociales, aplicaciones y webs que promueven su utilización y consumo y muchas corporaciones y negocios que también lo han adoptado. […] el spanglish ha logrado superar las fronteras y las rutas migratorias para convertirse en un fenómeno global exportado a otros países. Si juntamos la población de Estados Unidos con la población de América Latina que lo usa, habrá unos 50 millones de personas que hablan esta lengua de una forma u otra».
¿Estás ready? Parquea la troca y vamos a janguear.
El chamorro, el chabacano, el ladino y el spanglish son cuatro variaciones del español o castellano y forman parte del arco iris lingüístico de la historia de España.